Literatura de a. g. dones
azael (libro)
He vuelto a encontrarlo, al hijo pródigo, tan mundano como cualquiera de los mortales a los que jamás debió acercarse, tan quebrantado como únicamente puede estar lo quien ha p
vitae (libro)
Morir es inevitable. Pero cuando eres tú quien elige cómo hacerlo, algo de ti mismo permanece vivo para siempre. En el cementerio de Los Fresnos hay un centenar de nichos vacío
azael (libro)
He vuelto a encontrarlo, al hijo pródigo, tan mundano como cualquiera de los mortales a los que jamás debió acercarse, tan quebrantado como únicamente puede estar lo quien ha padecido la eternidad entre ellos. Desde mi atalaya celestial, observo sus actos desesperados para cumplir el mandato de mi padre, que es también el suyo. Yo, que todo puedo verlo, lo contemplo sin comprender cómo puede preferir mi hermano esta vida entre mortales. Poco importa. Seguiré observando con la paciencia que da la inmortalidad y tal vez así alcance a comprender qué le hizo caer; por qué, siendo los dos tan iguales, somos ambos tan distintos. Mi hermano se ha protegido a sí mismo con la coraza de un cascarón vacío, pero ¿si los mortales pudieran ver más allá, si trataran de conocerlo realmente, si fueran apenas consciente su naturaleza? ¿Entonces lo amarían y temerían tanto como a sus falsos dioses? Ramuel Grigori, vigilante.
vitae (libro)
Morir es inevitable. Pero cuando eres tú quien elige cómo hacerlo, algo de ti mismo permanece vivo para siempre. En el cementerio de Los Fresnos hay un centenar de nichos vacíos donde deberían descansar las víctimas de una oleada de desapariciones. Lidia, una joven atormentada por un accidente del pasado, lucha contra una extraña enfermedad que parece no dejar de avanzar. ¿Podrá ella devolverles la paz a las almas de los desaparecidos y a las de sus familias?