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Literatura de agnès desarthe
cómeme (libro)
¿Abrir un restaurante? Menuda idea… No obstante, esa es la que se le pasa por la cabeza a Myriam, que no tarda en ponerla en práctica. Entonces empiezan los problemas, porque r
cómo aprendí a leer (libro)
Como una niña que se niega a comer lo que le ponen en el plato, la protagonista de este libro no entendía las líneas que pasaban ante sus ojos y escupía las palabras. Le gustab
un secreto sin importancia (libro)
Ciertas noches la magia y el horror abandonan los libros de cuentos y se ponen a revolotear por las calles y los caminos», escribe Agnès Desarthe. Y es precisamente una noche d
cómeme (libro)
¿Abrir un restaurante? Menuda idea… No obstante, esa es la que se le pasa por la cabeza a Myriam, que no tarda en ponerla en práctica. Entonces empiezan los problemas, porque resulta que el restaurante también es su casa. Evitar la quiebra, vivir clandestinamente y mantener en secreto una trayectoria demasiado caótica son la clase de malabarismos que Myriam debe hacer cada día. Pero ¿quién es Myriam? Una coleccionista de contradicciones. Un alma errante que solo aspira a la estabilidad después de que su propia familia la haya repudiado por haber cometido una falta inconfesable. Su problema es el tiempo. ¿Cómo hacer para que el pasado deje de ser doloroso y el futuro se ilumine? Este libro, cuyo título evoca a la Alicia de Lewis Carroll, es un relato inesperadamente brusco, además de una crónica particular, ya que por el restaurante de Myriam pasa todo tipo de gente: un florista enamorado, jóvenes filósofas, chavales del barrio… Todos forman parte de la misma comedia humana y misteriosa: el mundo de Agnès Desarthe. Un mundo donde los sueños y la realidad se entrecruzan, los desaparecidos regresan y el deseo se impone.
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cómo aprendí a leer (libro)
Como una niña que se niega a comer lo que le ponen en el plato, la protagonista de este libro no entendía las líneas que pasaban ante sus ojos y escupía las palabras. Le gustaban la brevedad, la música y las imágenes de la poesía, pero obstinadamente se negaba a tragar las grandes novelas. A veces, los planes ideados por su padre, un prestigioso pediatra, la llevaban a leer novelas negras que sí la cautivaban; pero nunca Madame Bovary, por ejemplo. Entusiasta y optimista desde bebé, la protagonista —que no es otra que la propia autora, Agnès Desarthe— pensaba que al acceder al lenguaje estaría en condiciones de decirlo todo. Habría una palabra para cada sensación, para cada cosa vista, tan eficaz como el dedo que apunta al cielo con un grito inarticulado y que significa al mismo tiempo: avión, velocidad, flecha, ruido, miedo, belleza, relámpago, cohete, estrella, azul. Pero las palabras, sentía Agnès ya de adolescente, eran imprecisas, poco numerosas, rígidas y ocupaban mucho espacio. Hasta que todo cambió. Eso sí: muchos años después.
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un secreto sin importancia (libro)
Ciertas noches la magia y el horror abandonan los libros de cuentos y se ponen a revolotear por las calles y los caminos», escribe Agnès Desarthe. Y es precisamente una noche de invierno cuando las vidas de Sonia, Violette, Harriet, Gabriel, Émile y Dan se encuentran para siempre unidas, como si su destino final trazara el perfil de una figura. Un torbellino aleatorio, parecido a la caída de los copos de nieve, al balanceo de los sentidos, a la trayectoria de las parejas del baile del instituto. Historias de magia porque, en esa periferia que recuerda los slitetl tan queridos a Isaac Bashevis Singer, lo natural y lo sobrenatural, lo cotidiano y lo maravilloso, lo visible y lo invisible son mundos perfectamente armonizados.
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