Literatura de alex colins
cinco años después (libro)
Fernando Alejandro Orviso Herce nació en Logroño en 1926, donde también falleció en 2007, a los 81 años.De la producción total de Fernando Orviso Herce, la mitad de los libros
densos nubarrones (libro)
Fernando Alejandro Orviso Herce nació en Logroño en 1926, donde también falleció en 2007, a los 81 años.De la producción total de Fernando Orviso Herce, la mitad de los libros
el bosque del horror (libro)
Burton sintió que una corriente de aire gélido recorría sus entrañas, congelaba sus vísceras, helaba la sangre en sus venas.La muerte estaba allí, la muerte mencionada por Tabi
el peor camino (libro)
Mike Nolan se desvió del camino para acercarse a los humeantes rescoldos de lo que había sido una granja. Se detuvo ante los restos calcinados. Los comanches se habían cebado e
el retorno de ned (libro)
Fernando Alejandro Orviso Herce nació en Logroño en 1926, donde también falleció en 2007, a los 81 años.De la producción total de Fernando Orviso Herce, la mitad de los libros
la muerte acecha (libro)
Alfie Dawn se arregló de un modo instintivo el nudo de su corbata al oír el zumbido del timbre de su despacho. La Agencia Dawn de Investigaciones Privadas tenía cierta fama en
la muerte marca la ruta (libro)
Fernando Alejandro Orviso Herce nació en Logroño en 1926, donde también falleció en 2007, a los 81 años.De la producción total de Fernando Orviso Herce, la mitad de los libros
la venganza espera (libro)
Dan Burns, sentado en su pequeño «Ford», consultó su reloj de pulsera. Eran las nueve menos diez minutos de la mañana. A esa hora, Richard Carpen debía estar ya esperándolo en
nido de hampones (libro)
El sheriff Austin Gravey ordenó a su ayudante reducir la marcha del patrullero y rodar detrás de los dos camiones cargados de obreros que se dirigían al trabajo. Los vehículos
patrulla de forajidos (libro)
Fernando Alejandro Orviso Herce nació en Logroño en 1926, donde también falleció en 2007, a los 81 años.De la producción total de Fernando Orviso Herce, la mitad de los libros
siniestra cadena (libro)
Pigdeon, uno de los guardas nocturnos de la «Maison Co» de productos químicos, fue el primero en ver el resplandor de las llamas y el humo que escapaba a través de la ventana d
soplo de violencia (libro)
GILBERT bebió a pequeños sorbos su vaso de whisky. Paladeándolo. Era posible que pasase mucho tiempo hasta que probase el whisky en un saloon. Quizá era ésa la última vez. Porq
tumbas abiertas (libro)
Anne despertó, sobresaltada. La sangre se agolpó en sus sienes, le batió en violentos latidos. Varias sensaciones la dominaron. Pero entre esas sensaciones sobresalía una de un
una tumba para mí (libro)
Los dos jinetes enfilaron la calle principal de Ostenal City al paso de sus monturas. Era una calle larga y tortuosa, que formaba varios recodos en su trayecto. El pueblo era g
vejos enemigos (libro)
Lou miró a través de la ventanilla de la diligencia el árido paisaje de Texas que estaban atravesando. Todo era abrupto, monótono. Pero empezaba a presentirse la fertilidad de
¡jaque al rey! (libro)
Edwin Frome se acercó lentamente, en la oscuridad de la noche, a la lujosa mansión de Wade Lheman, propietario del Grand Theatre, en Santa Cruz, California. Wade era oriundo de
cinco años después (libro)
Fernando Alejandro Orviso Herce nació en Logroño en 1926, donde también falleció en 2007, a los 81 años.De la producción total de Fernando Orviso Herce, la mitad de los libros son historias de vaqueros e indios. De las novelas que se sintió menos satisfecho fueron las románticas, de las que solo escribió tres títulos. A partir de 1960 comenzó a escribir novelas policíacas y, ya de forma tardía, a partir de 1972, historias de terror. Orviso trabajó, sobre todo, para la editorial madrileña Rollán y, posteriormente, con la heredera de los fondos de ésta, Andina, que reeditó buena parte de los libros de Fred Hercey. También publicó con la poderosa Bruguera (un total de 82 títulos, como Alex Colins), y, de forma más esporádica, con las editoriales Toray y Castellana.
densos nubarrones (libro)
Fernando Alejandro Orviso Herce nació en Logroño en 1926, donde también falleció en 2007, a los 81 años.De la producción total de Fernando Orviso Herce, la mitad de los libros son historias de vaqueros e indios. De las novelas que se sintió menos satisfecho fueron las románticas, de las que solo escribió tres títulos. A partir de 1960 comenzó a escribir novelas policíacas y, ya de forma tardía, a partir de 1972, historias de terror. Orviso trabajó, sobre todo, para la editorial madrileña Rollán y, posteriormente, con la heredera de los fondos de ésta, Andina, que reeditó buena parte de los libros de Fred Hercey. También publicó con la poderosa Bruguera (un total de 82 títulos, como Alex Colins), y, de forma más esporádica, con las editoriales Toray y Castellana.
el bosque del horror (libro)
Burton sintió que una corriente de aire gélido recorría sus entrañas, congelaba sus vísceras, helaba la sangre en sus venas.La muerte estaba allí, la muerte mencionada por Tabita. Los muertos habían salido de sus tumbas para llevarse a alguien con ellos a las tinieblas del sueño eterno. Porque eran tres cadáveres los que estaban delante de él. Los había conocido en vida. Había asistido a los sepelios de aquellos tres horrores que acababan de aparecer en la cabaña caminando con paso de autómatas, obedeciendo a una fuerza misteriosa, infrahumana, pero carentes de vida propia, de espíritu.La putrefacción de los tres cuerpos llenaba la atmósfera de un olor fétido, un hedor insoportable a carne humana corrompida.Burton retrocedió. Se desorbitaron sus ojos, experimentó aquel terror que Theda había vaticinado que abrazaría a Tony Groover como una maldición de ultratumba.Sacó su pistola cuando su espalda chocó contra la pared de troncos y vio que los tres cadáveres podridos continuaban avanzando hacia él de forma inexorable.Comprobó el cebo, echó atrás el gatillo y disparó.El estampido del arma quebró el denso silencio del paraje. La bala penetró en el pecho del juez Dangler, que iba en cabeza del horrible trío. Pero el cadáver siguió adelante, sin la menor conmoción, sin acusar el impacto. Y al acercarse más, extendió sus brazos hacia la garganta de Burton Conger.
el peor camino (libro)
Mike Nolan se desvió del camino para acercarse a los humeantes rescoldos de lo que había sido una granja. Se detuvo ante los restos calcinados. Los comanches se habían cebado en las sencillas construcciones, en las tierras sembradas y, lo que era peor, en las personas. Mike se descubrió al posar su aguzada mirada en las dos tumbas, recientes, situadas unos pasos más allá de los restos de la granja.
el retorno de ned (libro)
Fernando Alejandro Orviso Herce nació en Logroño en 1926, donde también falleció en 2007, a los 81 años.De la producción total de Fernando Orviso Herce, la mitad de los libros son historias de vaqueros e indios. De las novelas que se sintió menos satisfecho fueron las románticas, de las que solo escribió tres títulos. A partir de 1960 comenzó a escribir novelas policíacas y, ya de forma tardía, a partir de 1972, historias de terror. Orviso trabajó, sobre todo, para la editorial madrileña Rollán y, posteriormente, con la heredera de los fondos de ésta, Andina, que reeditó buena parte de los libros de Fred Hercey. También publicó con la poderosa Bruguera (un total de 82 títulos, como Alex Colins), y, de forma más esporádica, con las editoriales Toray y Castellana.
la muerte acecha (libro)
Alfie Dawn se arregló de un modo instintivo el nudo de su corbata al oír el zumbido del timbre de su despacho. La Agencia Dawn de Investigaciones Privadas tenía cierta fama en la ciudad de Reno y otras partes del estado de Nevada. Claro que era la suya una fama objeto de controversias. Buena, por parte de los clientes que habían solicitado alguna vez sus servicios. Y mala, rotundamente, según la opinión de la policía.
la muerte marca la ruta (libro)
Fernando Alejandro Orviso Herce nació en Logroño en 1926, donde también falleció en 2007, a los 81 años.De la producción total de Fernando Orviso Herce, la mitad de los libros son historias de vaqueros e indios. De las novelas que se sintió menos satisfecho fueron las románticas, de las que solo escribió tres títulos. A partir de 1960 comenzó a escribir novelas policíacas y, ya de forma tardía, a partir de 1972, historias de terror. Orviso trabajó, sobre todo, para la editorial madrileña Rollán y, posteriormente, con la heredera de los fondos de ésta, Andina, que reeditó buena parte de los libros de Fred Hercey. También publicó con la poderosa Bruguera (un total de 82 títulos, como Alex Colins), y, de forma más esporádica, con las editoriales Toray y Castellana.
la venganza espera (libro)
Dan Burns, sentado en su pequeño «Ford», consultó su reloj de pulsera. Eran las nueve menos diez minutos de la mañana. A esa hora, Richard Carpen debía estar ya esperándolo en su moderno chalet, en la carretera de la costa de California que une Monterrey con Santa Cruz.
nido de hampones (libro)
El sheriff Austin Gravey ordenó a su ayudante reducir la marcha del patrullero y rodar detrás de los dos camiones cargados de obreros que se dirigían al trabajo. Los vehículos de carga se detuvieron finalmente y los hombres saltaron afuera de una manera desordenada desde todos los ángulos de las cajas. Luego se encandilaron a buen paso a sus puestos respectivos de trabajo. El desierto de Nuevo México había sido reivindicado por el turismo y varios hombres de empresa habíanse propuesto hacer otro tanto en el semidesierto texano. Como primera parte del plan estaban edificándose los grandes complejos hoteleros. Después seguirían una larga serie de moteles de precios más económicos, desuñados a llamar la atención de las clases menos acomodadas hacia aquellos lugares.
patrulla de forajidos (libro)
Fernando Alejandro Orviso Herce nació en Logroño en 1926, donde también falleció en 2007, a los 81 años.De la producción total de Fernando Orviso Herce, la mitad de los libros son historias de vaqueros e indios. De las novelas que se sintió menos satisfecho fueron las románticas, de las que solo escribió tres títulos. A partir de 1960 comenzó a escribir novelas policíacas y, ya de forma tardía, a partir de 1972, historias de terror. Orviso trabajó, sobre todo, para la editorial madrileña Rollán y, posteriormente, con la heredera de los fondos de ésta, Andina, que reeditó buena parte de los libros de Fred Hercey. También publicó con la poderosa Bruguera (un total de 82 títulos, como Alex Colins), y, de forma más esporádica, con las editoriales Toray y Castellana.
siniestra cadena (libro)
Pigdeon, uno de los guardas nocturnos de la «Maison Co» de productos químicos, fue el primero en ver el resplandor de las llamas y el humo que escapaba a través de la ventana del pabellón. Pigdeon sufrió un sobresalto. Era precisamente en aquel pabellón donde se almacenaba petróleo, alcohol y otras materias inflamables.
soplo de violencia (libro)
GILBERT bebió a pequeños sorbos su vaso de whisky. Paladeándolo. Era posible que pasase mucho tiempo hasta que probase el whisky en un saloon. Quizá era ésa la última vez. Porque su vida iba a experimentar un cambio muy profundo. Vio a Millie descender los escalones que comunicaban con los reservados, instalados en la planta superior del edificio. La dueña del saloon descendía cada peldaño con el empaque de una reina. Y en cierto modo era eso: una reina. Una mujer de escultural belleza, por la que se habían peleado muchos hombres. Por la que habían muerto algunos de ellos. Millie avanzó por la sala, casi desierta a esa hora de la mañana. En línea recta al extremo del mostrador donde se hallaba Gilbert.
tumbas abiertas (libro)
Anne despertó, sobresaltada. La sangre se agolpó en sus sienes, le batió en violentos latidos. Varias sensaciones la dominaron. Pero entre esas sensaciones sobresalía una de un modo notable: el miedo. Las pesadillas poblaban sus noches, la martirizaban, no le permitían descansar. Eso le venía ocurriendo desde que estuvo a punto de ser la víctima de Elmer Dunn, el sádico asesino. Anne se removió en su lecho. Pulsó el botón de la lámpara de la mesilla y la luz iluminó la habitación.
una tumba para mí (libro)
Los dos jinetes enfilaron la calle principal de Ostenal City al paso de sus monturas. Era una calle larga y tortuosa, que formaba varios recodos en su trayecto. El pueblo era grande y continuaba creciendo a pasos agigantados. En la región abundaban los ranchos y las granjas, cuyas tierras hacían fértiles las aguas del Río Grande. Ostenal City se hallaba unas veinte millas al sur de Albuquerque, en el estado de Nuevo México.
vejos enemigos (libro)
Lou miró a través de la ventanilla de la diligencia el árido paisaje de Texas que estaban atravesando. Todo era abrupto, monótono. Pero empezaba a presentirse la fertilidad de las tierras que se extendían más hacia el Oeste, a medida que se acercaban al Pecos. Lou calculó en unas cuatro horas el tiempo que tardaría la diligencia en llegar a Brawlen City. Un pueblo tejano, asentado cerca de la ribera septentrional del río Pecos. El joven no quiso tomar parte en la conversación que estaban sosteniendo sus dos compañeros de viaje. Se trataba de un viejo minero y de un comerciante. El minero era un hombre viejo, que estaba ya de vuelta en la vida. Regresaba ahora al pueblo que lo vio nacer para terminar allí sus días, para descansar el sueño eterno junto a sus mayores. El comerciante, en cambio, mantenía grandes proyectos. Consideraba aquellas regiones semisalvajes como un campo excelente para la explotación de sus negocios. Lou prefirió enfrascarse en sus pensamientos íntimos.
¡jaque al rey! (libro)
Edwin Frome se acercó lentamente, en la oscuridad de la noche, a la lujosa mansión de Wade Lheman, propietario del Grand Theatre, en Santa Cruz, California. Wade era oriundo de Big Spring, en Texas. Llevaba seis años en California, y en ese tiempo había creado aquel coliseo que era el Grand Theatre, orgullo de los habitantes de Santa Cruz. Ahí se ofrecían las mejores revistas de La Unión. También, cuando la oleada de turistas alcanzaba su máximo apogeo, Wade les deleitaba con alguna sesión de ópera para el público más selecto. Pero el teatro de Wade habíase consagrado por el género frívolo musical, y se le conocía en todo el Estado de California por el «palacio de la revista». Por él habían desfilado las mejores vedettes del género, y Wade Lheman había intentado desfilar por los aposentos de todas ellas. Sólo intentado, porque la mitad de las muchachas habíanle dado con la puerta en las narices, y algunas, además de la puerta, con la mano.