Literatura de ana wajszczuk
chicos de varsovia (libro)
Una hija y un padre viajan desde la Argentina a buscar lo que queda de esta historia. Y de la suya propia. El Levantamiento de Varsovia fue uno de los movimientos de resistenci
de mi abuelo (poema)
I De mi abuelo quedan algunos recuerdos son como fotografías blanco & negro que se agrisa en el fondo de un cajón manteles de hilo, cucharitas de plata y regalos nunca usados e
dónde estaré cuando termine el verano (poema)
DÓNDE estaré cuando termine el verano sería tan nostálgico suspirar y extrañarlo, ya el calor me abre transparencias y me nacen bajo la piel extraños dibujos filigranados soy u
stefania, 1939 (poema)
I No dejes que me llueva dentro, dijo al despedirse le dijo a Dios, tal vez, esas palabras porque su madre no escuchó de ella ni una queja ni un suspiro. Ese día en Warszawa, o
stefania, 1943 (poema)
Y en el Líbano era encierro hasta las cinco de la tarde: no podías salir a la calle sin que el sol te abrasara /una estampa de ríos congelados surcará siempre lo que nombres, S
stefania, 1999 (poema)
Hablaba varios idiomas polaco español lituano alemán latín inglés apenas pudimos decirnos algo en todos estos años hay una mesa entre nosotras aquí sentamos todo lo que de amba
tejiendo flores en mi pelo de almendras (poema)
TEJIENDO FLORES en mi pelo de almendras meciéndome en mis propios brazos espero que algún pez dé su salto curvilíneo hacia mi falda y me pregunte los ojos tan abiertos retorcié
w domu / en casa (poema)
la historia es una telaraña que se trama invisible alrededor de un cuerpo cuerpo que carga con una o dos preguntas durante toda la vida y va tejiendo en la interrogación la cas
chicos de varsovia (libro)
Una hija y un padre viajan desde la Argentina a buscar lo que queda de esta historia. Y de la suya propia. El Levantamiento de Varsovia fue uno de los movimientos de resistencia más importantes, heroicos y trágicos de la Segunda Guerra Mundial. Comenzó el 1 de agosto de 1944, y su historia es casi desconocida. Dos meses después, la capital polaca era arrasada hasta sus cimientos por orden de Hitler. Cerca de 150 sobrevivientes entre aquellos jóvenes insurgentes -instruidos en la clandestinidad, organizados en secreto y casi sin armas- llegaron a la Argentina a fines de los años 40 con reputación de héroes. En busca de esas historias, Ana Wajszczuk remonta sus raíces y emprende la aventura junto con su padre en un viaje a la vez íntimo y trascendente, que va de Buenos Aires a Europa. Crónica de viaje, ensayo poético y brillante reconstrucción periodística e histórica, Chicos de Varsovia conmueve y atrapa mientras repone este capítulo olvidado de la historia contemporánea como un cuento de buenas noches al revés: una hija que le narra a su padre la historia desconocida de su familia.
de mi abuelo (poema)
I
De mi abuelo
quedan algunos recuerdos
son
como fotografías
blanco & negro
que se agrisa en el fondo de un cajón
manteles de hilo, cucharitas de plata
y regalos nunca usados
el olor de lo nuevo añejo
se mantiene intacto
recuerdo:
mi padre llora ante mí por primera vez,
una cartuchera con el mapa de Argentina
regalo del abuelo que no tenía país
cuando cumplí cinco
y el descubrimiento
poco después
en la misa por su muerte
de su nombre,
Zbigniew Ireneusz
en la pizarra del responso.
Zbigniew, eso cómo se dice
pensamos nosotras
—mi hermana y yo—
nosotras que toda la vida
todos esos días de esos cinco años
lo habíamos llamado abuelo Ireneo.
Y mi primo nos miró y nos dijo
al oído mientras el cura decía cosas
y hacía a mi abuela llorar
que ese era su nombre verdadero
que él no le decía Ireneo
que tampoco le decía «abuelo»
así, como nosotras
sino una palabra
que quería decir abuelo
y dijo algo
en un lenguaje que estaba fuera
de nuestro mundo
un idioma imposible para nosotras
Y nosotras pensamos
que estaba pasando algo raro
era tal vez el olor del incienso
que nos mareaba
en esa iglesia
con el cuadro de una virgen negra
porque cómo podía ser que la virgen fuera negra
que todos hablaran en otro idioma para hablar de mi abuelo
que mi abuelo tuviera otro nombre
y nos enteráramos con un susurro
en medio de su funeral
que la vida
no era lo que pensábamos.
II
De Szymon
mi bisabuelo
no queda nada
ni una historia sale de los labios de mi padre
—en que idioma se hablará a sí mismo
éste mi padre esfinge—
yo creo
que en el frío del invierno
y de la escarcha bajo los rieles
del Transiberiano
detenido por el viento del este
fuera del linde de la historia
en la frontera con la tierra más helada
Szymon Tadeusz
grabó nuestro nombre en una piedra.
es la frontera definitiva, piensa
mientras horada con un instrumento cortante
dejando allí nuestra huella para siempre
piedra y hielo
mapa blanco de un territorio partido
desde su corazón
para los venideros habrá grabado este nombre
como encaje helado
para nosotros
que jamás veremos la piedra o el nombre
que nada sabemos de él
ni de nosotros
y que por las mejillas pulidas,
por la palidez como nieve que entristece
nos reconocemos.
¡pensar en la piedra que permanece entre el frío
y lo indefinible
cuando ningún objeto de la naturaleza
habla tu lenguaje!/
III
Con mi hermana contamos historias
que unos hermanos escaparon de los rusos
del paredón de fusilamiento al convoy
un solo salto vaivén que un tío sacerdote
cambió su vida por la de un prisionero
y en los sótanos de Dachau
sólo las ratas se espantaron
que en Siberia el abuelo talló una pipa
en la larguísima noche de la estepa
para su guardián con nombre de cosaco
y éste lo dibujó
con su barba y sus ojos aguados
y cambiaron regalos sin saber hablarse
o sin querer hablarse
que nuestro padre nació en la tercera clase
de un barco inglés que se zarandeaba
hacia el sur del Atlántico
y para siempre ese aire
de pertenecer a otro elemento
que fui al trópico
para sacarme el frío
y mordisqueo trocitos de hielo
en las noches de relámpagos
Contamos historias que no son verdaderas
y tampoco falsas:
son inciertas,
como todo en nuestra casa.
De mi abuelo
quedan algunos recuerdos
son
como fotografías
blanco & negro
que se agrisa en el fondo de un cajón
manteles de hilo, cucharitas de plata
y regalos nunca usados
el olor de lo nuevo añejo
se mantiene intacto
recuerdo:
mi padre llora ante mí por primera vez,
una cartuchera con el mapa de Argentina
regalo del abuelo que no tenía país
cuando cumplí cinco
y el descubrimiento
poco después
en la misa por su muerte
de su nombre,
Zbigniew Ireneusz
en la pizarra del responso.
Zbigniew, eso cómo se dice
pensamos nosotras
—mi hermana y yo—
nosotras que toda la vida
todos esos días de esos cinco años
lo habíamos llamado abuelo Ireneo.
Y mi primo nos miró y nos dijo
al oído mientras el cura decía cosas
y hacía a mi abuela llorar
que ese era su nombre verdadero
que él no le decía Ireneo
que tampoco le decía «abuelo»
así, como nosotras
sino una palabra
que quería decir abuelo
y dijo algo
en un lenguaje que estaba fuera
de nuestro mundo
un idioma imposible para nosotras
Y nosotras pensamos
que estaba pasando algo raro
era tal vez el olor del incienso
que nos mareaba
en esa iglesia
con el cuadro de una virgen negra
porque cómo podía ser que la virgen fuera negra
que todos hablaran en otro idioma para hablar de mi abuelo
que mi abuelo tuviera otro nombre
y nos enteráramos con un susurro
en medio de su funeral
que la vida
no era lo que pensábamos.
II
De Szymon
mi bisabuelo
no queda nada
ni una historia sale de los labios de mi padre
—en que idioma se hablará a sí mismo
éste mi padre esfinge—
yo creo
que en el frío del invierno
y de la escarcha bajo los rieles
del Transiberiano
detenido por el viento del este
fuera del linde de la historia
en la frontera con la tierra más helada
Szymon Tadeusz
grabó nuestro nombre en una piedra.
es la frontera definitiva, piensa
mientras horada con un instrumento cortante
dejando allí nuestra huella para siempre
piedra y hielo
mapa blanco de un territorio partido
desde su corazón
para los venideros habrá grabado este nombre
como encaje helado
para nosotros
que jamás veremos la piedra o el nombre
que nada sabemos de él
ni de nosotros
y que por las mejillas pulidas,
por la palidez como nieve que entristece
nos reconocemos.
¡pensar en la piedra que permanece entre el frío
y lo indefinible
cuando ningún objeto de la naturaleza
habla tu lenguaje!/
III
Con mi hermana contamos historias
que unos hermanos escaparon de los rusos
del paredón de fusilamiento al convoy
un solo salto vaivén que un tío sacerdote
cambió su vida por la de un prisionero
y en los sótanos de Dachau
sólo las ratas se espantaron
que en Siberia el abuelo talló una pipa
en la larguísima noche de la estepa
para su guardián con nombre de cosaco
y éste lo dibujó
con su barba y sus ojos aguados
y cambiaron regalos sin saber hablarse
o sin querer hablarse
que nuestro padre nació en la tercera clase
de un barco inglés que se zarandeaba
hacia el sur del Atlántico
y para siempre ese aire
de pertenecer a otro elemento
que fui al trópico
para sacarme el frío
y mordisqueo trocitos de hielo
en las noches de relámpagos
Contamos historias que no son verdaderas
y tampoco falsas:
son inciertas,
como todo en nuestra casa.
dónde estaré cuando termine el verano (poema)
DÓNDE estaré cuando termine el verano
sería tan nostálgico suspirar y extrañarlo,
ya el calor me abre transparencias
y me nacen bajo la piel
extraños dibujos filigranados
soy un vitraux
soy el elixir que llevo
en la botellita oculta bajo la cama por la noche
para sobrevivirme este verano
Es el día ahora:
veo a la tierra
en su lucha intestina por beberme
pero nunca me tendrá, nunca
y voy trepando las espinas
gigantes grisáceas de los árboles
para buscar la última
la que crece mirando al cielo
y punzarme con ella el dedo anular
porque desconfío de mi sangre
tan carmín ¿cómo es que el verano aún no la ha
convertido
en azul verdeagua índigo?
¡debería llenárseme de las estrellas abandonadas
en la playa
y nacerme espuma en lugar de sangre
y caracoles de bordes rotos
y algas entre los cabellos!
¡debería caérseme para siempre esta piel
y su tatuaje con hollín y vértigo de las ciudades que he dejado!
Dónde estaré cuando el verano se acabe
aquí el solsticio dice: otra vez verano
dice: sed
y comprendo que el estío puede tener
además de océano y almendros
con flores blancas hamacándose en el aire
todos los inviernos que llevo conmigo donde sea
Creo que ya es la hora
ya es el día, ya el momento
tengo algunas preguntas que encerrar en cofrecitos
para enterrarlos cuando la marea baje
y tirar la llave cuando la marea suba
después
hay que sorber toda el agua salada
de los agujeros porosos de las rocas
hasta que la piel nueva sea rosada gelatina
y me crezcan salados también los cabellos
y sea la medusa poseidón con mi corona de conchilla
que arrastró el mar desde sus reinos
majestuosos como yo
que estaré aquí sentada
guardando en una red traslúcida olas para mi propio océano
mientras los pececitos me lamen los pies en el cénit.
sería tan nostálgico suspirar y extrañarlo,
ya el calor me abre transparencias
y me nacen bajo la piel
extraños dibujos filigranados
soy un vitraux
soy el elixir que llevo
en la botellita oculta bajo la cama por la noche
para sobrevivirme este verano
Es el día ahora:
veo a la tierra
en su lucha intestina por beberme
pero nunca me tendrá, nunca
y voy trepando las espinas
gigantes grisáceas de los árboles
para buscar la última
la que crece mirando al cielo
y punzarme con ella el dedo anular
porque desconfío de mi sangre
tan carmín ¿cómo es que el verano aún no la ha
convertido
en azul verdeagua índigo?
¡debería llenárseme de las estrellas abandonadas
en la playa
y nacerme espuma en lugar de sangre
y caracoles de bordes rotos
y algas entre los cabellos!
¡debería caérseme para siempre esta piel
y su tatuaje con hollín y vértigo de las ciudades que he dejado!
Dónde estaré cuando el verano se acabe
aquí el solsticio dice: otra vez verano
dice: sed
y comprendo que el estío puede tener
además de océano y almendros
con flores blancas hamacándose en el aire
todos los inviernos que llevo conmigo donde sea
Creo que ya es la hora
ya es el día, ya el momento
tengo algunas preguntas que encerrar en cofrecitos
para enterrarlos cuando la marea baje
y tirar la llave cuando la marea suba
después
hay que sorber toda el agua salada
de los agujeros porosos de las rocas
hasta que la piel nueva sea rosada gelatina
y me crezcan salados también los cabellos
y sea la medusa poseidón con mi corona de conchilla
que arrastró el mar desde sus reinos
majestuosos como yo
que estaré aquí sentada
guardando en una red traslúcida olas para mi propio océano
mientras los pececitos me lamen los pies en el cénit.
stefania, 1939 (poema)
I
No dejes que me llueva dentro,
dijo al despedirse
le dijo a Dios, tal vez, esas palabras
porque su madre no escuchó de ella ni una queja
ni un suspiro.
Ese día en Warszawa, octubre, 1939
el temporal bajaba por las calles,
sin detenerse
Y ella tenía su maleta lista,
su abrigo negro
y sabía que vendrían los soldados.
Pero no sabía lo de la lluvia,
para esas cosas no estaba preparada.
II
Eran cinco
Agnieszka Halina Olga Ewa Stefania
en esa foto
tomadas del brazo.
Domingo, seguro.
Día de cine
en la calle transversal.
Trece años, o catorce:
el cabello marcado con bigudíes,
el distintivo de la szkoła
los vestidos almidonados
como todas las muchachas en Warszawa
antes del levantamiento y del servicio diario
de trenes a Dachau.
Antes de que
fusilaran a Agnieszka contra la pared de su cuarto
y reclutaran a Olga para coser heridas en el Hospital
Nacional
antes de Halina enferma de tifus
Ewa escondida con su tía en una granja en Zamo´s´c
y Stefania en un convoy a Siberia
escondiendo la foto
en el bolsillo interior de su abrigo negro.
No dejes que me llueva dentro,
dijo al despedirse
le dijo a Dios, tal vez, esas palabras
porque su madre no escuchó de ella ni una queja
ni un suspiro.
Ese día en Warszawa, octubre, 1939
el temporal bajaba por las calles,
sin detenerse
Y ella tenía su maleta lista,
su abrigo negro
y sabía que vendrían los soldados.
Pero no sabía lo de la lluvia,
para esas cosas no estaba preparada.
II
Eran cinco
Agnieszka Halina Olga Ewa Stefania
en esa foto
tomadas del brazo.
Domingo, seguro.
Día de cine
en la calle transversal.
Trece años, o catorce:
el cabello marcado con bigudíes,
el distintivo de la szkoła
los vestidos almidonados
como todas las muchachas en Warszawa
antes del levantamiento y del servicio diario
de trenes a Dachau.
Antes de que
fusilaran a Agnieszka contra la pared de su cuarto
y reclutaran a Olga para coser heridas en el Hospital
Nacional
antes de Halina enferma de tifus
Ewa escondida con su tía en una granja en Zamo´s´c
y Stefania en un convoy a Siberia
escondiendo la foto
en el bolsillo interior de su abrigo negro.
stefania, 1943 (poema)
Y en el Líbano era encierro
hasta las cinco de la tarde:
no podías salir a la calle
sin que el sol te abrasara
/una estampa de ríos congelados
surcará siempre lo que nombres, Stefania/
llegaban los extraños vientos
y el vendaval de polvo
levantando murallas
imposible escapar
de la respiración implacable del desierto
mejor cerrar los ojos
y los labios,
dejar pasar los vientos ardientes
como antes la nieve
barrida por el temporal de la estepa
pensaste que era pecado
en el calor enloquecido,
recordar el paisaje del hielo
y llorabas
porque toda tierra
te era inhóspita.
hasta las cinco de la tarde:
no podías salir a la calle
sin que el sol te abrasara
/una estampa de ríos congelados
surcará siempre lo que nombres, Stefania/
llegaban los extraños vientos
y el vendaval de polvo
levantando murallas
imposible escapar
de la respiración implacable del desierto
mejor cerrar los ojos
y los labios,
dejar pasar los vientos ardientes
como antes la nieve
barrida por el temporal de la estepa
pensaste que era pecado
en el calor enloquecido,
recordar el paisaje del hielo
y llorabas
porque toda tierra
te era inhóspita.
stefania, 1999 (poema)
Hablaba varios idiomas
polaco español lituano
alemán latín inglés
apenas pudimos decirnos algo
en todos estos años
hay una mesa entre nosotras
aquí sentamos
todo lo que de ambas no sabemos
tengo un diccionario
hiszpa´nsko-polski
una guía turística
de lugares que no sé pronunciar el nombre
ella está sentada
al borde de sus últimos silencios
y pienso en algo que pueda unirnos:
lo lejano que se siente
lo que no puede decirse,
tal vez
o que a ninguna
nos hayan servido de nada las palabras
pero no encuentro nada para decirle
y ella guardó para sí lo impronunciable
Ahora casi no habla
en ningún idioma
dice que todos los ha olvidado
dice que el dolor es en polaco
y todo lo demás sobrevivencias.
polaco español lituano
alemán latín inglés
apenas pudimos decirnos algo
en todos estos años
hay una mesa entre nosotras
aquí sentamos
todo lo que de ambas no sabemos
tengo un diccionario
hiszpa´nsko-polski
una guía turística
de lugares que no sé pronunciar el nombre
ella está sentada
al borde de sus últimos silencios
y pienso en algo que pueda unirnos:
lo lejano que se siente
lo que no puede decirse,
tal vez
o que a ninguna
nos hayan servido de nada las palabras
pero no encuentro nada para decirle
y ella guardó para sí lo impronunciable
Ahora casi no habla
en ningún idioma
dice que todos los ha olvidado
dice que el dolor es en polaco
y todo lo demás sobrevivencias.
tejiendo flores en mi pelo de almendras (poema)
TEJIENDO FLORES en mi pelo de almendras
meciéndome en mis propios brazos
espero que algún pez dé su salto curvilíneo hacia mi
falda
y me pregunte
los ojos tan abiertos
retorciéndose en el charquito de mis ropajes
si quiero irme como se va uno de paseo
No sé cómo irme ni cómo llegar —le diré
cada vez que intento cruzar un espejo
el mundo del otro lado me dice que es demasiado
tarde
¡Pez, si yo hubiera llegado primero que Alicia!
Bebí todas las botellas de colores esfumados
que encontré
recostada entre margaritas y agujas
vi a todos los días bajar
lo miré de tantas maneras distintas como pude
de frente de reojo fijo
con los ojos cerrados sin pestañear
conspiré con los ojales de su ropa
y con la hiedra que cubre el sopor del trópico
para saber dónde es que corren sus miradas
cuando los párpados se le encierran tras pequeños
patios moros
en albercas inventadas
Yo no sé si existe el mundo acá afuera, pez
no sé dónde queda la línea ecuador
entre lo que voy a pedirle
y lo que él va a darme
—y en el espejo no me dejan entrar
¡Ábranme!
¿no escuchan que ya he leído todos los libros y estoy
triste?
¿no ven que me canso de habitar en las excusas
y cuando me doy vuelta de súbito las palabras
susurran otras cosas?
Y si no las pronuncio me golpean
maúllan a la noche en el alféizar de mi ventana
pero si les abro es el peligro
parecen doblarse sobre mí; como juncos, y amenazan
¿Qué hago, pez, con las palabras o el ardor?
¿Será verdad que alguien en algún lugar dio un paso?
¿Será cierto que la palabra «encontrar» dice lo que dice?
Yo huelo a vainilla y a fiestas antiguas
tengo secretos hundidos en profundidades acuosas
y te lo daría todo
hasta mi destino avaro
si vinieras como el pez a buscarme.
meciéndome en mis propios brazos
espero que algún pez dé su salto curvilíneo hacia mi
falda
y me pregunte
los ojos tan abiertos
retorciéndose en el charquito de mis ropajes
si quiero irme como se va uno de paseo
No sé cómo irme ni cómo llegar —le diré
cada vez que intento cruzar un espejo
el mundo del otro lado me dice que es demasiado
tarde
¡Pez, si yo hubiera llegado primero que Alicia!
Bebí todas las botellas de colores esfumados
que encontré
recostada entre margaritas y agujas
vi a todos los días bajar
lo miré de tantas maneras distintas como pude
de frente de reojo fijo
con los ojos cerrados sin pestañear
conspiré con los ojales de su ropa
y con la hiedra que cubre el sopor del trópico
para saber dónde es que corren sus miradas
cuando los párpados se le encierran tras pequeños
patios moros
en albercas inventadas
Yo no sé si existe el mundo acá afuera, pez
no sé dónde queda la línea ecuador
entre lo que voy a pedirle
y lo que él va a darme
—y en el espejo no me dejan entrar
¡Ábranme!
¿no escuchan que ya he leído todos los libros y estoy
triste?
¿no ven que me canso de habitar en las excusas
y cuando me doy vuelta de súbito las palabras
susurran otras cosas?
Y si no las pronuncio me golpean
maúllan a la noche en el alféizar de mi ventana
pero si les abro es el peligro
parecen doblarse sobre mí; como juncos, y amenazan
¿Qué hago, pez, con las palabras o el ardor?
¿Será verdad que alguien en algún lugar dio un paso?
¿Será cierto que la palabra «encontrar» dice lo que dice?
Yo huelo a vainilla y a fiestas antiguas
tengo secretos hundidos en profundidades acuosas
y te lo daría todo
hasta mi destino avaro
si vinieras como el pez a buscarme.
w domu / en casa (poema)
la historia
es una telaraña
que se trama invisible
alrededor de un cuerpo
cuerpo que carga
con una
o dos preguntas
durante toda la vida
y va tejiendo
en la interrogación
la casa.
es una telaraña
que se trama invisible
alrededor de un cuerpo
cuerpo que carga
con una
o dos preguntas
durante toda la vida
y va tejiendo
en la interrogación
la casa.