Literatura de anderley
a muerte (libro)
Cuando el ascensor se detuvo, y al salir de él, el recién llegado se quitó el sombrero, y poniéndolo sobre su rostro hasta taparlo casi totalmente, no dejando visibles más que
magia negra (libro)
Un grito espantoso, un lamento infrahumano que vibraba en acentos de muerte quebró momentáneamente el silencio que se espesaba hasta hacerse tangible, casi materializado sobre
maleficio (libro)
Ralph Pinkerton se levantó para acompañar a sus invitados, que se despedían, y luego permaneció unos instantes apoyado contra el quicio de la puerta de su “bungalow” recargando
marfil (libro)
Comenzaba a atardecer sobre Bombay, la ciudad indostánica asomada con indolencia a las azules aguas del mar Arábigo. Durante la mañana había hecho un calor sofocante, una tempe
narcóticos (libro)
Atardecía sobre Ceilán. La hermosa isla del Océano Índico se iba cubriendo de sombras a la acción da aquella anochecida en que los rayos solares, que la habían iluminado fuerte
a muerte (libro)
Cuando el ascensor se detuvo, y al salir de él, el recién llegado se quitó el sombrero, y poniéndolo sobre su rostro hasta taparlo casi totalmente, no dejando visibles más que los ojos, se dirigió rectamente hacia una puerta sobre la que destacaba un rotulito en una chapa de ónix. «Doctor Bradley—. Cirugía Estética».
magia negra (libro)
Un grito espantoso, un lamento infrahumano que vibraba en acentos de muerte quebró momentáneamente el silencio que se espesaba hasta hacerse tangible, casi materializado sobre aquel poblado de pigmeos establecido en un claro de los bosques tropicales de la margen derecha del río Congo, en la colonia belga del mismo nombre, y aproximadamente en el centro del África Ecuatorial.
maleficio (libro)
Ralph Pinkerton se levantó para acompañar a sus invitados, que se despedían, y luego permaneció unos instantes apoyado contra el quicio de la puerta de su “bungalow” recargando su pipa hasta ver cómo las figuras de sus amigos se iban desvaneciendo en la distancia. Hacía una noche maravillosa. Una noche plácida y encalmada, suave y acariciante, que invitaba a gozar del ligero frescor nocturno después del intenso calor que había tenido que sufrir durante la jornada de trabajo.
marfil (libro)
Comenzaba a atardecer sobre Bombay, la ciudad indostánica asomada con indolencia a las azules aguas del mar Arábigo. Durante la mañana había hecho un calor sofocante, una temperatura corriente en aquellas latitudes, que hacía retraerse a los habitantes de la populosa población de salir a las calles, ocupadas por un vaho caliginoso que producía un efecto opresivo sobre quienes veíanse obligados a afrontarlo en el curso de sus diarias obligaciones.
narcóticos (libro)
Atardecía sobre Ceilán. La hermosa isla del Océano Índico se iba cubriendo de sombras a la acción da aquella anochecida en que los rayos solares, que la habían iluminado fuertemente a la largo del día para producir sobre ella un calor tropical, cedían el paso a una luz suavísima que dotaba de un nuevo aspecto acariciador la extensa superficie de aquella perla de la Corona británica, antesala da la India, de donde la separa el estrecho de Pálk.