La agonía de España, que fue lo que fue en su Siglo de Oro, se recrudece hoy sin muerte posible en tanto en cuanto parte de sus ciudadanos, viviendo y actuando al amparo de los valores que forjaron su personalidad, hagan de lo español positiva aportación a la armonía y progreso universal sin dejarse arrastrar por las mentiras y rencores que subyacen en el discurso político de esos mediocres que se creen capaces de rescribir la Historia sin otro mérito que el de haber logrado mayoría en unas elecciones.

Una Democracia, para que siente bien al pueblo al que corresponde, ha de ser bien concebida y mejor realizada, tal como si se tratase de un traje a la medida. En el caso de España, tan poco parecida a países como USA, Suiza, Suecia o Noruega… (¡Ojo con éste o aquel inadecuado experimento!) debemos tener en cuenta los apuntes de Montesquieu sobre la percepción de que la Libertad política tiene mucho que ver con cuestiones como la historia, la biología e, incluso, la geografía. Pobre cosa es la Libertad Política y con ella una Democracia a la altura de las circunstancias si olvidamos las lecciones de la propia historia sin dejar de fijarnos como norte el Bien Común en progresivo clima de Fraternidad, Igualdad, Libertad y Responsabilidad, tratados estos valores con una objetividad no muy presente en los actores de la Gran Revolución de 1789.

Jerusalén, hoy ciudad santa para judíos, cristianos y musulmanes, desde hace más de 25 siglos sigue siendo imagen de lo que no toleran los que pretenden ser aceptados como amos de un mundo en el que solo cuente tanto tienes tanto vales. Es lo que quiere hacer ver el autor partiendo de la historia de que han dejado testimonio Flavio Josefo, H. Graetz , otros ilustres historiadores y ¿porqué no? Los hechos de los Apóstoles. La transcripción del índice ilustrará sobre el contenido del libro: Introducción, 1.- Un puente entre antiguas y nuevas culturas. 2.- Zozobra y esperanza en el Israel anterior a Jesús de Nazareth. 3.- El imperialismo romano. 4.- Historia de un rey que aspiraba a ser más que Dios. 5.- Romanos, herodianos y zelotes. 6.- La luz que trajo un Niño, 7.- Una voz clama en el desierto, 8.- La Revolución Cristiana, 9.- Efímera recomposición del antiguo Reino de David, 10.- Antecedentes de la Gran Revuelta. 11.- Nerón ordena destruir Jerusalén, 12.- La reina judía y el caudillo romano en la "Gran Revuelta", 13.- Encarnizada resistencia del viejo mundo a la "Buena Nueva", 14.- Guerra sobre guerra y ruinas sobre ruinas en Israel, 15.- Diferencias en el discurrir de judíos y cristianos, 16.- La Jerusalén eterna, horizonte de paz. Ésta es la introducción: Del mismo autor son: "Lecciones de Amor y de Libertad" (PS Editorial, 2004), "Ser y poder ser de España" (Mira Editores, 2008), "Dios y nosotros en la Historia" (Bendita María - Libros Buena Nueva, 2014), "España, Franco y la Democracia - Desafío a los que desean mejorar la Política" hasta llegar a "La destrucción de Jerusalén - Paranoica obsesión de los amos del mundo". Cuenta el autor con otros ensayos y novelas en formato e-book, entre los cuales cree que vale la pena destacar los ensayos "La Fe y las obras de los Hijos de Abraham", "Cristianos y judíos ante la Modernidad" ó "Camino de España hacía su democracia" y las novelas "Recuerdos del hijo secreto de Marx" ó "El Paladín de la Princesa Jesuita". Ésta es la introducciñin: Se cree que Jerusalén, ciudad santa para judíos, cristianos y musulmanes, cuenta con no menos de cinco mil años de antigüedad. Con el nombre de Salem, a ella se refiere el Génesis para relatar el encuentro de Abrahán con Melquisedec: Entonces Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios Altísimo, y le bendijo diciendo: "¡Bendito sea Abrán del Dios Altísimo, creador de cielos y tierra, y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!" Y Abrán le dio el diezmo de todo. (Gen.14.18-20)También se cree que, desde época inmemorial, su territorio, en el que se levantaban el monte Moriah, en donde Abrahán ofreció su "sacrificio", y el monte Sión, el de la promulgación de las "Tablas de la Ley", estuvo ocupado por la tribu cananea de los jebuseos que edificaron una ciudad amurallada a la que ellos llamaron Jebús y los hititas Ur-Salem. En el primer libro de las "Crónicas" leemos que la ciudad perteneció a los jebuseos hasta que fue conquistada por el rey David:Después marchó David con todo Israel contra Jerusalén, o sea, Jebús; los habitantes del país eran jebuseos. Y decían los habitantes de Jebús a David: "No entrarás aquí." Conquistó David la fortaleza de Sión, que es la Ciudad de David. (1 Crónicas, 4-5)Bien recordaremos que David, un joven pastor, había sido ungido rey de Israel a la muerte de Saúl, que había empezado a sentirse desplazado por el Pueblo a raíz de la victoria del joven pastor sobre el gigante Goliat y los filisteos. En el primer libro de Samuel se da noticia de tan extraordinaria hazaña:Dijo David al filisteo: "Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo voy contra ti en nombre de Iahvé Sebaot, Dios de los ejércitos de Israel, a los que has desafiado. Hoy mismo te entrega Iahvé en mis manos, te mataré y te cortaré la cabeza y entregaré hoy mismo los cadáveres del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras de la tierra.