Jane es guapa, lo sabe. Por eso ha monetizado su compañía, lleva dos meses siendo el costoso accesorio que presumen hombres de elevado estatus social. Cristel Morgan jamás ha necesitado pagar por la atención de una mujer y menos por sexo. Esa noche ambas cometieron un error exorbitante: conocerse. —No podemos porque en primer lugar nunca debimos. Si amarse es un pecado, entonces su destino es el infierno.

Norah Bravo y Fernanda Montés crecieron en mundos opuestos. Sin embargo, el destino también tiene nombre y apellido: Abigail Morgan. Sí, hay 7.9 billones de personas en el planeta, pero ellas se enamoraron de la misma mujer. —Vamos a lanzar una moneda, si cae cara te quedas con la doctora Morgan. En algunas historias de amor dos personas no son suficientes.

La vida es sencilla para Kaley. Tiene un buen empleo, un departamento y no se ha contagiado con la infección que mantiene en cama al 67% de los empleados de Morgan Financial Group. Esperen, ¿eso es bueno? No, porque tendrá que ser la asistente temporal de la aterradora licenciada Brenda Morgan. —Besar es asqueroso. Si puedes tener sexo sin amor, ¿Por qué no vas a poder tener amor sin sexo?

Altanera. Enigmática. Dominante. Provocadora. Elena Louvier es tan guapa como peligrosa. Debo salir corriendo. Nacimos predestinadas a no conocernos jamás, pero contra todas las apuestas empezamos a coincidir una y otra vez. En la lógica como en el amor, los polos opuestos se atraen para destruirse. ¿Crees que podemos engañar a nuestro destino?