A algunas mujeres les gustan los atletas. Otras prefieren los chicos malos. El tipo de hombres que tienen que ver con la aventura, la emoción, la pasión… y, sobre todo, el DESAMOR. ¿Y en mi caso? Prefiero a los hombres honestos. Dado que vivimos en un mundo en el que a los tíos les resulta imposible dejar la varita en su sitio, estar soltero es la única relación lógica. Ese el estatus que había elegido y jurado mantener. Al menos, hasta que apareció Christopher. Como si no fuera lo suficientemente malo tener el corazón roto por mi exprometido, mentiroso e infiel, lo único que me faltaba era dejarme llevar y enamorarme del Playboy, mejor dicho, el superrico Playboy: Christopher Campbell. Ya sabía cómo trataba a las mujeres. También sabía que él era mi jefe. Pero lo que no sabía era quién estaba detrás de todo eso. Si hubiese sido inteligente, me habría mantenido alejada de Christopher. Si hubiese sido inteligente, habría cumplido mi promesa. Pero desde que tiré a la basura mi inteligencia por amor y mi atracción era más poderosa que mi fuerza de voluntad, abrí mi corazón a un hombre que está demasiado roto como para amar…

¿Hasta dónde llegarías por encontrar al amor de tu vida? Ecko Starchild no es como las demás mujeres. Cree en el sino y en el destino. Cree que los sueños tienen un significado y que el amor está escrito en las estrellas. Por eso, no debería sorprender que un sueño febril lleve a Ecko a hacer cosas muy irracionales para encontrar a un hombre que nunca ha conocido, sino que solo ha soñado con él. Cientos de mensajes después, y en lo más profundo de la madriguera de Facebook, Ecko cree haber encontrado al elegido. Brock, un talentoso músico neoyorquino, tiene la voz, el encanto y la apariencia para derretir cada centímetro del corazón de Ecko. La historia de amor de Ecko y Brock no tarda en convertirse en una para los libros de historia. Pero el destino… El destino tiene otros planes. Planes que están a punto de poner todo patas arriba. Algunas personas creen en el amor. Otras creen en el destino. Ecko está a punto de verse obligado a elegir entre los dos.