Nuestro mundo no es lo que parece. ¿Y si todo fuera una mentira? ¿Y si los Oligarcas estuvieran arriba? ¿En el espacio? Como cada año, los Oligarcas bajaron. Y reclamaron su pequeño juguete… ¿El de este año? Yo. Todo cambió para siempre. No sabía que existían. No sabía quienes eran. Pero ahí estaban. Y ahí estaba yo. En el espacio. En la nave. Encerrada. A su merced.

Lobo Solitario, Viudo y Peligroso. Erik llevaba años escondido del mundo. Su casa en las montañas era su territorio. Y nadie osaba acercarse. Ni el guardabosques. Sabían que era peligroso... por La Bestia. Pero la bestia era él. Un Licántropo. Desde la noche en que mató a su esposa. Un trágico accidente. Una maldición eterna. Y una vida en aislamiento. Pero nunca se puede estar solo para siempre. Una joven alpinista... y una nevada. Atrapada en la nieve. Casi congelada. Erik no tenía alternativa. Debía salvarla. La llevó a casa en brazos, inconsciente. Pero la nieve seguía fuera... Ella no podía salir. Se helaría en minutos. Pero esa noche era luna llena... Y estaba atrapada con un monstruo. Erik solo tenía una opción. Enfrentarse a él. Pero no podía hacerlo solo.

La Lujuria de los Monstruos Vivimos en un mundo de sombras y noches. Un mundo de máscaras y engaños. Donde el veneno se viste de dulce. Donde los monstruos parecen Ángeles. Y Ángela es su presa. Inocente, virginal, pura. Joven, atractiva, deseable. Y un “Espíritu de la Lujuria”. Sin saberlo, ella es heroína para los monstruos. Los demonios y depredadores ocultos. Camuflados a plena vista. Vestidos como Alfas dispuestos a protegerla. Marcus, El motero del club de rock. Julio, El empresario de traje en la cúpula. Y ahí estaban ambos, acechando. Deseando hacerse con ella. Deseando seducirla. Deseando acostarse con ella. Deseando destruirla. Pero no había sitio para los 2. Y Ángela no sabía quienes eran en realidad. ¿Ante quién se rendiría Ángela? ¿Y más importante… qué pasaría luego?

Astrid fue una niña preciosa. Un milagro del reino. Y la princesa que tanto esperaron. Pero solo de cara al pueblo… Astrid era un monstruo. Una creación con magia de sangre. Una hija del Diablo. Con una deuda por pagar… Un padre estéril. Un reino que dirigir. Y ninguna descendencia. Tiempos desesperados… medidas desesperadas. Pero había llegado la hora de cobrar. El Diablo no había dado un hijo. Sino una hija. Y ahora el rey había muerto. Astrid era Reina a sus 18 años. Pero necesitaba un hombre a su lado. A ser posible… alguien que la pusiera en su sitio. ¿Y quién mejor que otro aliado del Diablo? ¿Quién mejor que el príncipe del Reino vecino? ¿Quién mejor que un hechicero oscuro? ¿Quién mejor que aquel que la vio nacer?

Ágatha era una Bruja Moderna del Siglo XXI. Descendiente del honorable linaje de Salem. Y una universitaria en Nueva York. Una combinación peligrosa hoy día. Ya no quedaban brujas como las de antes. No tras el fallecimiento de su abuela. Ella era la última de las suyas. E iban a cazarla y ponerle fin. Para siempre. Su vida de rosa, chispas y sangre se acababa. Pero August le dio un rallo de esperanza. El último brujo, joven y atractivo con 30 años. El hombre que le salvó la vida. Su nuevo mentor. Y de paso. Su nuevo f*llamigo. Una no podía perder el tiempo hoy día. Tenía un título que sacarse. Enemigos que sobrevivir. Y un hombre al que cepillarse.

En “Suburbia” imperaba el más fuerte. El macho más Alfa. La mujer más rápida. La violencia, ganaba. El débil, perdía. Y la ley… era la fuerza. Vittorio era el policía del territorio. Era el pistolero más rápido. El hombre más fuerte. Pero llegó una nueva princesa a la ciudad. Sarah, un caramelo demasiado dulce. Todos los matones se obsesionaron con ella. Vittorio no tuvo más remedio. Tuvo que encerrarla en su comisaría. Por su propia protección. Y ahora, todos iban contra el sheriff. ¿Habría merecido la pena salvarla?

...Y se está hinchando a f*llar montándose un Harén. La vida de una Ángel del Amor no es fácil. De hecho, parece un castigo divino. Toda la eternidad trabajando. Sin jubilación. Sin seguridad social. Clásica empleada moderna. Así que fui a Dios y le pedí unas vacaciones. Y aterricé en Nueva York con mi Pasaporte. Ángela Summers. Lo sé. Soy fabulosa. Se supone que no debía usar mis poderes. Pero llevo toda una eternidad usándolos… Así que escogí a él, a él, y a él… Y a ese… y a aquel, porqué no. Una tenía que divertirse. Y siendo cupido… tenía que montarme un harén. Sólo por un ratito, Padre.

Gea era la Dama del Fuego. La princesa del Reino de Verano. Y pronto, la Reina. Hasta que la desterraron. Tras un maleficio diabólico… Gea apareció en el mundo real. Con coches circulando en Manhattan. Y mujeres trabajando en oficinas. Gea sólo tenía un objetivo: Volver a su mundo. Pero para ello, necesitaría ayuda. Y sólo un hombre podía ayudarla… aquel que la había desterrado. Kramus, el Señor de las Sombras. Atractivo, maduro y misterioso. Y ahora, atrapado con ella en Nueva York. Dos enemigos, obligados a colaborar. Sobre todo, para escapar de Las Sombras. A la realidad no le gustaban las fisuras. E iba a intentar destruirlos si no escapaban. Pero… forzados a ayudarse… ¿Podrían Gea y Kramus aprender a amarse?

Durante siglos, el bosque del pueblo de Hellen ha vivido gobernada bajo el yugo de una manada de lobos peligrosos, agresivos y poderosos. Este año, como cada año, el pueblo se jugó a suertes a quién debían ofrecer como tributo. Hellen fue la elegida. Nerviosa, aterrada, pero a la vez intrigada, sobretodo por conocer al alfa de la manada. Arthur Kramer. Un hombre con un destino muy simple: Aceptar su ofrenda. Algo que siempre había hecho sin particular entusiasmo… hasta Hellen. Una mujer capaz de comprender su oscuridad, de abrazarla, y de desearla. Una mujer capaz de derrotarle, conquistando su corazón y salvándole de sus propios demonios… convirtiéndose en el proceso.

Uriel es un alma fría y solitaria. Un macho alfa encerrado. Un líder musculado y feral. Que nunca sale de su castillo. Y sin embargo, es una leyenda. Todos lo respetan. Todos le temen. Y nadie osa importunarlo. Ni reyes, ni plebeyos, ni nómadas. Los reyes van a pedirle permiso. Y nadie más osa acercarse. Todos los años, sin embargo… Uriel requiere una ofrenda. Una virgen de cada Reino. Siete Vírgenes en total. Durante siete días. Pero no ese año. Ese año pidió sólo una virgen. Ayla. La hija del emperador de Valnyr. El mayor reino de todos. Y Ayla era su mayor tesoro… Prometida al príncipe de un rey vecino. Hasta ese día. El rey se negó. Y decenas de soldados murieron. Entregó a la princesa. Y Ayla iba a descubrir quién era Uriel. Un monstruo. Un lobo. Literalmente. Pero uno loco por ella.

Syla era la hija del emperador. Una joven guerrera, feral. Pero dulce, pura y virgen. Luz y Oscuridad. Día y noche. No le faltaban pretendientes. Nobles entre los elfos. Guerreros de elite. Pero ella no estaba interesada. Y entonces lo conoció a él. Zoros, líder de los elfos oscuros. Atractivo, atlético, dominante. Un depredador a temer. Su relación estaría prohibida. Elfos de luz y elfos oscuros. Iba en contra de la tradición. Y su padre nunca daría el visto bueno. Pero ella lo deseaba. Deseaba ser suya. Su elfa. Su sumisa. Su esclava. Su juguete. Y eso seria. Zoros se encargaría de ello. Personalmente.

Sonia Escobar era una joven soltera “corriente”. Agente de policía, adicta al gimnasio… Inocente, dulce, buena, cariñosa… Y un caso lo cambio todo, para siempre. El capo de la mafia había desaparecido… … junto a tres de las gárgolas de su mansión. Miguel, Gabriel y Rafael. Tres ángeles de Dios. Tres encargados de lidiar con el jefe de la mafia… Y los tres nuevos amantes de Sofia. Ella los había descubierto con las manos en la masa. Ahora ellos debían protegerla de sus demonios. Y ella a ellos de la policía. Eran sólo 7 días para poder volver al Cielo. Dios sólo trabajaba los Domingos. Y hasta entonces… bueno… Digamos que los ángeles son muy sentimentales.

«Sexo, Guerra y Amor con el Esclavo Romano» Ashur era un esclavo romano. Un gladiador de la casa. Al servicio de su Domine, Marco. Pero no peleaba por él… Peleaba por mí. Laeta. Yo era sólo una sirvienta. Pero él estaba enamorado de mí. Peleaba, sufría y mataba por mí. Por mi libertad. Y entonces… Domine me ofreció a él. Esa noche lo cambió todo. Era el momento de escapar.

Aina era una mujer diferente a las demás. Ella no era la esposa de nadie. Ella era una guerrera. La mejor de todas. Y como tal… la más deseada. Aina podía tener al hombre que quisiera. Pero ninguno era lo bastante bueno. Hasta que Eonar la tomó. Eonar tampoco era un hombre corriente. Era un bárbaro, un conquistador. Y un líder. Determinado y sin piedad. Y se había obsesionado con ella… … como todos los demás. Venció en combate a sus pretendientes. Y a ella. Y ahora era suya.

Erótica con la Virgen y 5 Machos Alfa Una joven virgen… y fértil. Una subasta espacial. Y una nave con 5 hombres. Sus compradores. Aina era su nuevo juguete. Su nueva esclava. Y la madre de sus hijos. Y no, tenía, opción. Apenas quedaban mujeres. Sobrevivir era difícil. Y los hombres luchaban por ellas. Una mujer por nave. 5 hombres por nave. Esas eran las reglas. Pero… ¿una mujer fértil? Todos iban a perseguirla. Así que debían protegerla… … y usarla mientras podían.

Melissa era sólo una campesina. Una ciudadana ejemplar. Una hija modelo. Una joven virgen. Hasta esa noche. Como cada año, el pueblo votó. Un sacrificio a sus 3 guardianes. Los 3 dragones de la montaña. Fafnir, Boros y Leviatán. Ellos protegían el pueblo. Y ellos tomaban su pago. En ocasiones, el tributo volvía. En otras… no. Pero Melissa no tenía opción. Su destino, en estas páginas.

Sarah estaba sola en el mundo. Lo había perdido todo hacía meses. Desde entonces vagaba sin rumbo… Hasta que robó a los lobos equivocados. Una joven de 18 años no era rival para ellos. En cuanto entró en sus dominios, la olieron. Y olía muy, muy bien. Demasiado bien. Esperaron a que robase… … Y entonces la capturaron. Comida por comida. Diente por diente. Ella les había intentado robar… Y ellos iban a robarla a ella. Secuestrada. Encadenada. Usada. Pero quizá… y sólo quizá… … eso era exactamente lo que Sarah quería. Lo que deseaba. Necesitaba. Anhelaba. Ser la elegida de 4 lobos… Alfas, fuertes y dominantes…

Lucinda Fenrira, la orgullosa hija del Alfa. La princesa de Licanes en Londres, al menos. La envidia de todas las lobas. Una bestia pelirroja. Tatuada. Y peligrosa. Deseada por todos. Sobretodo por Callum. El mejor guerrero. El próximo Alfa. Y un depredador. Pero Lucinda no era presa fácil. No hasta que Aeron la persiguió. Un vampiro antiguo. Obsesionado con ella. Los Licanes empezaron a caer. Uno a uno. Todo por ella. Para llegar a ella. No podía permitirlo. Si Aeron la quería… si quería salvar a su pueblo… … debía entregarse. Aunque no se rendiría sin pelear. Sola. Ese era el plan. Hasta que Callum no la dejó. Ganaban… o caían juntos. ¿La deseaba de verdad? ¿Hasta dónde podía llegar Callum? Si sólo quería sexo… no muy lejos.

Sandra era una joven normal y corriente. Estudiante universitaria de magisterio. Ávida lectora en su tiempo libre. Y escritora en sus noches más amables. Pero desde luego, su vida era mundana. O al menos, hasta que conoció a Víctor. Todo cambió al conocer a ese sujeto. Aunque nada pareciese especial… Un Viernes por la noche. Un bar de rock con sus amigas. Una chica fuera de lugar. Y un depredador de caza. Víctor, con su tez pálida y ojos azules. Alto, fuerte, masculino. Cazadora de cuero. Botas militares. Olor a tierra. Dientes afilados. Y Sandra era su presa. No fue difícil seducirla. No fue difícil llevarla a su terreno. No fue difícil morderla. Pero sí fue difícil transformarla. Convertirla. Enseñarla.

Zoran no era un humano. Ya no. Por mucho que lo pareciera. Zoran era un conquistador de planetas. Y había llegado su turno. Ada se ganaba la vida como carroñera. Robando piezas de naves. Vendiéndolas en el mercado negro. Hasta que Zoran la compró a ella. Primero, Ada era su mecánica de alquiler. Luego su amante. Y finalmente… su todo.

Alice era una auténtica princesa. Pero no solo por su belleza. Su porte. O su educación. Su título, era real. Nobiliario. Hija del Rey de Inglaterra. Protegida, vigilada… y virgen. Deseada y… un objetivo. Ahí es donde entraba Marcus. Un mafioso sin escrúpulos. Un secuestro muy peligroso. Una persona muy importante. Pero con mucho que ganar. La mafia intentaba ganar poder… … y Marcus, su líder… … quería las cosas hechas personalmente. Pero no contaba con esa debilidad. No contaba con enamorarse. Y no contaba con que, por supuesto… … su romance estaba absolutamente prohibido. Y sus vidas, las de ambos, ahora estaban en juego.

Amaia era una princesa normal. Para ser una princesa, claro. Sábanas de seda, padre protector. Una torre alta. Y un matrimonio de conveniencia. Roto. Por culpa de su padre. El Rey despertó a un “mal” antiguo. Una bestia que descansaba, dormida. Y cuando salió del ataúd… Arrasó con todo. E iba a tomar a su nueva reina. Amaia siempre vestía de rojo… Pero a partir entonces iba a ser Rojo Sangre.

Clara estaba destinada al príncipe. Valnyr siempre la había deseado. Pero para tomarla… debía ganarla. Conquistar su primer planeta. Lo hizo. Y ahora iba a reclamarla. Iba a exigir obediencia. Sumisión. Pero ella se negó. Y entonces llegó el castigo. Clara le deseaba, pero no iba a ceder. No fácilmente. No sin pelear. Pero Valnyr era un conquistador… … e iba a doblegarla. Como fuese necesario.

El Harén Nórdico de la Valkiria Había muerto. Pero eso era sólo el principio. Ahí estaban los 3. Thor, Baldur y Loki. Y yo, su nueva Valkyria. Su juguete en Valhalla. Se divirtieron conmigo. Y entonces supe la verdad. Mi muerte no había sido un accidente. Yo era su nueva Valkyria por una razón. Odín había desaparecido. En el mundo real. Y yo debía traerle de vuelta a Valhalla. Sólo había un problema: Las anteriores cinco Valkyrias… nunca volvieron.

Esclava del Amo y Conquistador Espacial. Victus era un hombre temible. Dos metros de altura y puro musculo. Una personalidad sin corazón. Su única obsesión, el poder… … y las mujeres. Victus ya era el dueño de media galaxia. Ya tenía un harén de esclavas. Pero le faltaba algo… … una esclava, una sierva, una puta… … digna de ser usada por él. Aylee era la mujer más bella que conocía. La princesa del sistema solar más próspero. El más difícil de conquistar. Pero también el más rico… con más que ganar.. Y por supuesto, con la mejor esclava por reclamar. Victus no podía esperar para tenerla. Atraparla entre sus garras. Encerrarla. Usarla. Desvirgarla. Despojarla de todo lo que tenía… Y convertirla en su juguete favorito.

Lecxia Lycatrix. Un nombre prometedor, ¿verdad? Una noruega en Londres. Y una víctima en potencia. Lucinda lo había perdido todo. A sus padres. A sus amigos. De orfanato en orfanato. De casa en casa. Se refugiaba en su religión. Paganismo. Y con razón. No lo perdió todo por accidente. Su madre era un hada. Comida de lujos para vampiros. Y Lucinda… también. Si no fuera por él. Aeron era un Antiguo. Y lo único entre ella… y los demás. Lo único que la mantenía con vida. Pero todo tenía un precio: Lecxia Lycatrix. En cuerpo y alma. Someterla. Convertirla. Poseerla para siempre. Y de todas las formas.

Mi nombre es Marcos. Y soy un Licántropo. Pero esta es mi maldición. No siempre fue así. Yo era un ciudadano ejemplar. Un patriota. Soldado de élite. Hasta que me convirtieron. Iba a ser su cena, pero sobreviví. Ahora soy uno de ellos. Y soy un peligro para todos. Vivo solo, en el bosque. Y ellos siguen intentando matarme. Mi casa es un búnker. Un arsenal. Con cadenas en el sótano. Y entonces apareció ella, herida. En la puerta. Sólo había una forma de salvarla. Convertirla en mi pareja.

Bridget era una mujer fértil. En un mundo sin hijos. Un lugar arruinado… y cruel. Su destino estaba claro. Una mujer sola en el mundo… …. acabó capturada, subastada… … y vendida. Al Clan de Serpis. Cinco hombres. Cinco moteros. Cinco machos. ¿Su misión? Darles hijos. Pero no podía ser tan fácil… No era sólo su procreadora… … era su esclava. Su juguete. Y los hombres se iban a pelear. A competir por ella. Y sólo uno podía acabar con ella. Advertencia: Una novela cargada con múltiples escenas de erótica explícita, sexo en grupo y violencia explícita. Dirigida a un público adulto.

Romance Oscuro y Fantasía con el Cazador de Almas. Sara no sabe quien es en realidad. Pero siempre supo que era distinta. Y hoy ha llegado su momento. La hora de ser un ángel. La realidad no era bonita. Ser un ángel significaba huir. De todos aquellos que la querían. A ella. Su poder. Su alma. Sus poderes de Luz no iban a salvarla. Curar y lanzar luz no daba para mucho. No contra cazadores. Diablos. No contra quienes la deseaban. La cazaron. Iba a morir. Lo sabía. ¿O no? ¿Y si un cazador se rebela? ¿Y si un Diablo se enamora? Nunca te enamores de tu presa. Marcos acababa de romper esa regla. Y no había marcha atrás. Sara era ahora su mundo. Sólo alguien iba a tener su alma. E iba a ser él. Pero, ¿podría conseguirla por las buenas?

Los Vikingos eran bárbaros. O eso me decía mi padre. Entonces llegaron. Y lo tomaron todo… Incluido a mí. Sin embargo, Oldur me salvó. Me protegió de los demás. Y me tomó como suya. Sólo suya. No me tocó. Pero me enseñó. Me transformó. Y cuando fui una de las suyos… Ya no era la princesa del reino. Era la protegida del líder vikingo. Y pronto, su prometida. O eso iba a intentar…

Yo fui la princesa de un imperio. La esposa de un conquistador. Y hoy sólo su esclava. Mascota de Zeron, Azote de la Galaxia. No soy nada. No soy nadie. Salvo para su hijo, mi “hijastro”. Ailen. Otro monstruo. Pero uno que me ama. De verdad. Uno que no solo quiere torturarme. Usarme. Uno que me cuida. Pero yo no siempre fue así. Yo fui una guerrera. Una heredera. Y podía volver a serlo. Pero para ello… debía derrotar a Zeron. Y él podía destruir a mi pueblo. Y a mi padre… en cualquier momento. Mi única oportunidad contra él… … era su hijo. Mi amado. Pero… ¿estaría dispuesto a ello? ¿Por mí?

Zeron iba a ser mi perdición. Hoy, mañana, y siempre. Contra mi voluntad. Contra mi destino. Yo era la princesa del sector. Mi padre, un rey justo. Iba a ser su heredera legítima. Hasta que llegó él. Zeron, Azote de la Galaxia. Un monstruo sin alma. Sin consciencia. Nacido para la guerra. Mejorado genéticamente. Con una flota imparable. Y un solo deseo: Poseerlo todo. Incluyéndome a mí. Se obsesionó a primera vista. De mis curvas inocentes. Mis tatuajes de guerra. Mi actitud rebelde. No iba a ceder sin pelear. Era bella, pero era una guerrera. Hasta no me dejó opción. Podía acabar con todo lo que quería. Mis planetas. Mi pueblo. Mi padre. A cambio sólo quería una cosa: Control. Sobre mis planetas. Mi pueblo… y sobre mí. Así que debía casarme con él. Consumar la noche de bodas. Y aceptar su grillete en mi muñeca. Pero, ¿sería capaz?

Yo era la princesa del sector. Era. En pasado. ¿Mi presente? Acababa de casarme con un monstruo. Zeron, Azote de la Galaxia. Había pasado lo peor. La noche de bodas. O eso pensaba. Ya que… eso fue solo el principio. Zeron había perdonado a mi pueblo. Y a mi padre. Pero iba a pagar por ellos. De cara al pueblo vivíamos en paz. Pero en la oscuridad… Zeron era un monstruo después de todo. No tardó en doblegarme. Entrenarme. Electricidad, látigos… y mi collar. Yo no era su esposa: Era su esclava. Y aún así, había un halo de esperanza. Su hijo. Ailen. Mi “hijastro”. Ailen era un monstruo. Obviamente. Monstruo el padre, monstruo el hijo. Pero él me amaba. De verdad. Y yo… a él. Sin embargo… era arriesgado. Ambos podíamos morir. Escapar parecía imposible. ¿Merecía la pena? ¿Por un poco de placer? ¿De amor?