Literatura de david de juan marcos
el ladrón de vírgenes (libro)
Cómo iba a saber que aquel hombre traía la muerte consigo. Debí darme cuenta por su olor a cebolla rancia. Debí darme cuenta cuando la leche cuajaba a su paso en los cubos de m
la mejor de las vidas (libro)
«Llegaste tarde. Paseabas con tu bicicleta holandesa a un lado. Tus tacones golpeaban el suelo como gorriones suicidándose contra la ventana. Me sonreíste con media boca. No lo
el ladrón de vírgenes (libro)
Cómo iba a saber que aquel hombre traía la muerte consigo. Debí darme cuenta por su olor a cebolla rancia. Debí darme cuenta cuando la leche cuajaba a su paso en los cubos de metal. Cuando las palomas morían desplumadas por la tiña, o porque allá por donde pasaba doblaba los racimos y dejaba una pestilencia a plomo de preludios de tormenta de verano.He de reconocer que en nuestras pesadillas siempre supimos que volvería, que algún día subiría el caminito en forma de culebra cercado de castaños y sus botas embarradas cruzarían con un ímpetu desordenado la única puerta de la casa por donde entraba el sol. Se sentaría en la mesa de tarugos sin pulir con la cuchara de latón y esperaría a que se le sirviera de comer como si nada hubiera pasado. Como si no nos hubiera arrancado la alegría del pecho. Era mi padre. Después de quince años de misteriosa ausencia, Andrés Pajuelo regresa a su casa para proyectar el robo de una serie de valiosas obras de arte religioso. Para ello necesitará la ayuda de sus dos hijos, del melindroso prometido de su hija y de un enigmático gigante experto en teología y en arte sacro. Cuando todo parece estar listo para ejecutar el último y más lucrativo de los robos, es acusado de varios asesinatos. Para sorpresa de toda su familia, Andrés reconocerá al instante su culpa ahorcándose en público.
la mejor de las vidas (libro)
«Llegaste tarde. Paseabas con tu bicicleta holandesa a un lado. Tus tacones golpeaban el suelo como gorriones suicidándose contra la ventana. Me sonreíste con media boca. No lo olvidaré. En tu boca lo imposible tenía razones para existir. Agachaste con cierto rubor la cabeza. Tuve el preámbulo de una lucidez: ya no estaba solo en aquella tierra extraña». Nico se ha ido a estudiar a Cambridge para escapar de una dolorosa situación familiar. Allí conoce a Pierre, un parisino admirable miembro del equipo de remo de la universidad, y a Ella, una danesa inquietante y hermosa que custodia un secreto que cambiará la vida de los tres. En un recorrido emocional por Roma, Ámsterdam, París y el continente africano, se revelarán las cargas y grilletes afectivos que arrastran Nico, Pierre y Ella. Un peso que sin embargo no les impide encontrar aliento e ilusión para ser fieles a sí mismos. A través de una sola voz y de un solo oyente, el lector se convertirá en espía de las bondades y miserias de estos jóvenes que soñaban con cambiar el mundo. Con un estilo sencillo y rebosante de imágenes líricas, David de Juan analiza el lastre que supone la ausencia del ser querido, la inexplicable fuerza de la maternidad, y las enmarañadas relaciones familiares en las que nadie llega a la vez al mismo sitio. La mejor de las vidas es una exaltación de la juventud, el presente y la amistad. «Qué gran milagro. La vida es algo de lo más extraño, no te parece. Crece hasta en los riscos más oscuros y escarpados. Todo es un milagro».