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Literatura de edward bryant
cinnabar (libro)
Cinnabar era un flujo de torres de cristal y paredes metálicas encaramado a la cima de acantilados rojos que se derrumban hasta una estrecha cinta de playa y después el océano.
entre los muertos (libro)
Pocas veces un volumen de relatos de un escritor novel produjo tantos elogios de la prensa y los aficionados como Entre los muertos. Los lectores se sentirán sorprendidos con e
cinnabar (libro)
Cinnabar era un flujo de torres de cristal y paredes metálicas encaramado a la cima de acantilados rojos que se derrumban hasta una estrecha cinta de playa y después el océano. El desierto. La faja verde. La ciudad. El mar. Parecía haber poco más en el mundo. Se rumoreaba que el ferrocarril elevado corría hasta un sitio llamado Els. Pero nadie estaba del todo seguro; nadie recordaba haber viajado alguna vez tan lejos. Un día pudo verse un hombre sobre el camino a Cinnabar. Marchaba desde el desierto hacia la ciudad, silbando melodías marciales mientras caminaba. Todos los tiempos y todas las posibilidades convergen en Cinnabar. Para experimentar su magia uno debe: buscar su entrada, a la vez lejana y cercana… recorrer incontables parsecs y milenios… cruzar al otro lado del espejo… seguir el sendero de ladrillos amarillos… girar a la izquierda en la estrella del norte y seguir adelante hasta el alba… O usar este libro como mapa. He aquí los compañeros de viaje: Tourmaline Hayes, la «sex star» de la Red; Obregon, el científico absolutamente no especializado; Leah Sand, la melancólica animadora de televisión; Jade Azul, la madregata creada por la computadora; Puma Lou Landis, una heroína; Sidhe, el tiburón que viajó 350 millones de años; Harry Vincent Blake, el estudiante del siglo XX que cayó por la conejera; y Términex, la última, intermitentemente sana, computadora. ¡Una expedición a la Ciudad de las alternativas infinitas!
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entre los muertos (libro)
Pocas veces un volumen de relatos de un escritor novel produjo tantos elogios de la prensa y los aficionados como Entre los muertos. Los lectores se sentirán sorprendidos con este volumen: en el no hay lugar para el humor o la piedad, el Apocalipsis está entre nosotros y ningún tipo de sonrisas lo hará retroceder.
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