Cuando la necesidad, el temor y la dependencia se combinan, todo se vuelve un caos desastroso. Allison vive hundida en la soledad y el rencor. Michael en la desesperanza y los recuerdos; dos mundos colapsando por la lejanía y la indiferencia. Pero, un día, todo cambia. Sus miradas se cruzan otra vez bajo el viejo sauce que los vio crecer. Los impulsos y sentimientos guardados, llevan a Allison a creer que puede librarse de su tormentoso pasado, sin saber que la guerra contra sí misma está por empezar. ¿Cómo saber que no es egoísmo, cuando lo que persigue es su propia felicidad en otras manos? ¿Acaso es ella misma quien se pone la soga al cuello mientras suplica clemencia? ¿Vale la pena defender su corazón roto? ¿Cuándo peleas contra ti misma, ganas o pierdes?

Bajo la lluvia comienzan las mejores historias. Eso sucedería si ella no hubiera estado bajo la lluvia equivocada. Él no tenía espacio para dos en su mesa, y el protocolo que seguía para vivir, no incluía nada sobre cómo conquistar un corazón.

Ella; fue criada para perdonar a quien le hiciera daño. Él; fue educado para creer que todos sus deseos deben ser cumplidos. Una casualidad une la sed por saciar bajos instintos, con la necesidad de apagar la ira. La justicia llega tarde, pero cuando entra por la puerta sale con las manos teñidas de carmín.

Con un extraño baile atrapó su atención. Con mensajes en la ventana le robaron el corazón. Las soledades de Amy y Elliot se encuentran en el piso 14. Pronto pasan de intercambiar miradas y sonrisas indiscretas, a leer acurrucados en el sofá y compartir más que una cena.