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Autores
Literatura de gonzalo hidalgo bayal
campo de amapolas blancas (libro)
Esta historia empieza con las aventuras de dos niños en el colegio de los padres hervacianos en la ciudad de Murania y concluye con el encuentro fortuito por la calle, muchos a
conversación (libro)
Un joven licenciado es contratado como profesor particular de griego por un ama de casa abnegada y dócil; unos viajeros se pierden en el bosque cuando buscan la casa y las tier
el cerco oblicuo (libro)
El cerco oblicuo es la representación poética de una condena, la personificación de un nuevo Sísifo que, gobernado por la fatalidad y el azar, no encuentra más destino que deam
el espíritu áspero (libro)
El día en que se celebra el banquete de jubilación de don Gumersindo, llegan a Murania viejos alumnos, se preparan discursos y las autoridades locales deciden dedicarle un libr
hervaciana (libro)
Este libro de cuentos es muy particular. No solo por su unidad temática, debida a que todos ellos tratan sobre los años pasados por el autor y narrador (la misma persona en est
la escapada (libro)
El encuentro casual con un antiguo compañero de universidad sirve de excusa al narrador para recordar viejos tiempos y ponerse al día con Foneto. Y descubre que, en lugar de la
la princesa y la muerte (libro)
Según cuenta Gonzalo Hidalgo Bayal en el epílogo, todo empezó como un delicioso reto que se propuso para caminar junto a su hija por la playa: «Durante cuatro años, en el paseo
la sed de sal (libro)
«Llamadme Travel.» Así comienza el relato de su aventura el narrador de esta extraordinaria novela, un hombre que viaja a Murania tras las huellas de un hispanista que recorrió
nemo (libro)
Un hombre que no habla, porque ha decidido no hacerlo, llega a un pueblo muy alejado del resto de la sociedad como si buscara un retiro donde convalecer de no se sabe qué males
paradoja del interventor (libro)
Una noche de noviembre, un hombre mayor, «casi en la edad de los desguaces», se apea en una estación a tomar un café y llenar una botella de agua y, sin saber cómo, pierde el t
campo de amapolas blancas (libro)
Esta historia empieza con las aventuras de dos niños en el colegio de los padres hervacianos en la ciudad de Murania y concluye con el encuentro fortuito por la calle, muchos años después y también en Murania, con un hombre taciturno y desolado que despierta en el narrador los recuerdos de esos días pasados. Entre un tiempo y otro transcurre la juventud de dos amigos, sus viajes, sus primeros amores, los estudios en Madrid y en Salamanca, París y el Barrio Latino, los libros, el cine, las canciones... O quizá sea mejor decir que transcurren los eslabones del tiempo que escribe la memoria. O ese aire exacto y familiar de olvidos y recuerdos por el que todos algún día sabemos, quizá calladamente, dónde están –si es que alguna vez los hubo– esos campos de amapolas blancas y el desesperado sueño de su blancura.
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conversación (libro)
Un joven licenciado es contratado como profesor particular de griego por un ama de casa abnegada y dócil; unos viajeros se pierden en el bosque cuando buscan la casa y las tierras que han heredado de un pariente lejano; dos compañeros de colegio mantienen a lo largo de su vida una rivalidad sin límites; el heredero de una empresa familiar se entrega a la filosofía presocrática; un hombre anónimo de rutinas imperturbables despierta la sospecha y la imaginación de quien lo espía en secreto… Así son las historias que encierra este libro de Gonzalo Hidalgo Bayal: vidas y experiencias extrañamente seductoras en la voz de sus protagonistas o en la versión de los sucesivos testigos del relato. Porque, como se dice en sus páginas, «cada persona es para la otra solamente lo que dice y lo que cuenta, cada persona es el relato oral de su autobiografía».
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el cerco oblicuo (libro)
El cerco oblicuo es la representación poética de una condena, la personificación de un nuevo Sísifo que, gobernado por la fatalidad y el azar, no encuentra más destino que deambular interminablemente de casilla en casilla sobre la espiral del tablero, prisionero en el irremisible veredicto que conduce del laberinto al treinta y en la certeza geométrica de una proposición: que «el hombre experimenta ante la imagen de una cosa pasada o futura la misma afección de gozo o de tristeza que ante la imagen de una cosa presente».
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el espíritu áspero (libro)
El día en que se celebra el banquete de jubilación de don Gumersindo, llegan a Murania viejos alumnos, se preparan discursos y las autoridades locales deciden dedicarle un libro homenaje. Durante su elaboración, el narrador, compañero de instituto, descubre que el profesor de latín, excéntrico y erudito, cáustico y sin embargo paladín de la cultura clásica y del trato benévolo con los alumnos, ha dejado escritos 237 folios autobiográficos. El espíritu áspero quiere ser la memoria de ese singularísimo personaje, y de todas sus circunstancias. Fiel a los recuerdos manuscritos, el narrador relata, por una parte, su infancia rural, su formación en un internado con los padres hervacianos o sus experiencias como profesor inexperto y luego venerable, pero, por otra, además de incorporar anécdotas legendarias que cuentan los alumnos o conversaciones de tertulia, incluye brillantes escarceos literarios, repletos de hallazgos verbales, acordes con el uso lúdico y humorístico de la lengua –rimas y palíndromos, apodos y paranomasias– que el profesor ha practicado a lo largo de su vida.
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hervaciana (libro)
Este libro de cuentos es muy particular. No solo por su unidad temática, debida a que todos ellos tratan sobre los años pasados por el autor y narrador (la misma persona en este caso) en el Real Colegio de San Hervacio, su vida y la de sus condiscípulos y maestros, sino también por ser un raro ejemplo de lo que suele llamarse «fiction-non-fiction», que generalmente trata de asuntos públicos o al menos de «sucesos» (como «A sangre fría»), pero que en este caso se dedica a un mundo privado, íntimo, cuya experiencia se intenta restaurar con la mayor fidelidad que sea posible, si bien fragmentariamente y con un amplio espacio para la duda y la cavilación. Esto, que podría hacer de «Hervaciana» más bien un libro de memorias, es sin embargo lo que convierte estos recuerdos en relatos. Todo lo que se cuenta es cierto y hasta el más mínimo detalle conjetural es escrupulosamente señalado como posibilidad no comprobada. Es decir, no hay hechos de ficción en estas páginas. Sin embargo, como en la «fiction-non-fiction» referida, todo es narrado con los recursos de la ficción —personajes, anécdotas, desarrollo— y es al fin el «rechazo» de la ficción lo que determina que estas evocaciones sean cuentos. Ya que, en lugar de procurar despertar y aumentar el interés de su narración con los recursos de intriga y suspenso propios de la ficción, Hidalgo Bayal hace de la voluntad de redescubrir y comprender lo ocurrido el hilo de cada relato. Es esto lo que está detrás de la acumulación de detalles y de las digresiones, pero es también lo que da forma al relato y, sobre todo, lo que conduce a cada uno de ellos a una conclusión, un verdadero desenlace. Los trece relatos reunidos aquí siempre llegan a una conclusión que los cierra y permiten ver como todo lo anterior ha llevado a ese preciso punto. Son, de este modo, verdaderos cuentos y no solo unas memorias o evocaciones.
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la escapada (libro)
El encuentro casual con un antiguo compañero de universidad sirve de excusa al narrador para recordar viejos tiempos y ponerse al día con Foneto. Y descubre que, en lugar de la brillante carrera que este podría haber tenido, terminó por refugiarse en el quiosco que heredó de su tío. A lo largo de una mañana, el narrador tendrá ocasión de descubrir el vacío monótono de sus días y las tres relaciones fugaces y fallidas con las únicas mujeres que pasaron por su vida. La última de ellas se remonta a los estertores del franquismo, durante la huida de una carga de los grises.
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la princesa y la muerte (libro)
Según cuenta Gonzalo Hidalgo Bayal en el epílogo, todo empezó como un delicioso reto que se propuso para caminar junto a su hija por la playa: «Durante cuatro años, en el paseo matinal que nos llevaba desde la casa azul a las barcas de los pescadores, yo inventaba o improvisaba un relato unipersonal, fábula para un solo oyente que, al final, emitía su veredicto y aprobaba o desaprobaba... Si la fábula había merecido el visto bueno, yo escribía por la tarde la historia». Así surgieron estas maravillosas veintiuna fábulas que el lector puede ahora disfrutar, como variaciones encantadoras sobre reyes y princesas, caballeros y pretendientes, dragones y muerte... Pero también sobre mucho más, porque los temas y los personajes se fueron ampliando con toda naturalidad y las fábulas acabaron hablando «del amor, de la lealtad, de las paradojas del poder o de la justicia, de los límites de la verdad y de la apariencia».
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la sed de sal (libro)
«Llamadme Travel.» Así comienza el relato de su aventura el narrador de esta extraordinaria novela, un hombre que viaja a Murania tras las huellas de un hispanista que recorrió la región en los años treinta. Es tiempo de fiestas, de «pandorgas y venerandas», y, por intrigas del conductor que lo recoge en el camino, Travel es arrestado en relación con la oscura desaparición de una joven. Desde el calabozo siente que, fuera, la muchedumbre quiere lincharlo. Y ni las conversaciones con los guardias ni la huida, frustrada, logran rescatarlo de la pesadilla, que por momentos parece diabólica y después tal vez sea una extraña y peculiar estratagema. Con los referentes cinéfilos de Sed de mal, de Orson Welles, o Al final de la escapada, de Godard, el narrador no puede dejar de pensar en el destino y la culpabilidad, el desamparo o la traición, mientras trata de reconstruir, con obsesión, sediento de sal, la red y los intereses de los posibles culpables.
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nemo (libro)
Un hombre que no habla, porque ha decidido no hacerlo, llega a un pueblo muy alejado del resto de la sociedad como si buscara un retiro donde convalecer de no se sabe qué males. Enseguida los lugareños lo bautizan como Nemo. El encargado por tradición de escribir lo ocurrido en el pueblo y los demás asistentes a la bodega donde matan las horas conversando, ante el silencio de Nemo, especulan sobre el posible origen de su mudez voluntaria, pero acaban experimentando las consecuencias de su actitud expectante. Todo en la comunidad se trastoca, e incluso el propio narrador desiste de escribir y deja que los rumores, los niños completen esta historia de la progresiva extinción del lenguaje.
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paradoja del interventor (libro)
Una noche de noviembre, un hombre mayor, «casi en la edad de los desguaces», se apea en una estación a tomar un café y llenar una botella de agua y, sin saber cómo, pierde el tren. Como además no ha tenido la preocupación de bajar con chaqueta, se queda sin dinero ni identificación: el tren se ha llevado su equipaje y su destino. Éste es el relato, entre kafkiano y becketiano, de su estancia obligatoria en una ciudad desconocida, donde conocerá una galería de vidas minúsculas y personajes extravagantes. Con los aires de una pesadilla, arruinado y decadente, el protagonista pasa a ser conocido como «el interventor», mientras intenta abrirse camino en una realidad que en absoluto comprende y que, en su infortunio, fatalmente le devolverá una imagen de sí mismo cada vez más degradada.
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