Literatura de iban zaldua
biodiscografías (libro)
Mientras lees este libro, la vida es eso que suena al fondo. Lo que te interrumpe para bañar a un niño, para ceder el asiento del metro, para bajar del autobús en la consulta d
la isla de los antropólogos (libro)
¿Es concebible que sean los muertos quienes visiten a los vivos en el Día de Difuntos? ¿Podría alguna vez un infiltrado llegar a ministro del gobierno de sus enemigos? ¿Se pued
biodiscografías (libro)
Mientras lees este libro, la vida es eso que suena al fondo. Lo que te interrumpe para bañar a un niño, para ceder el asiento del metro, para bajar del autobús en la consulta del médico, para dormir cuando el cansancio te impide permanecer con los ojos abiertos. Como en los relatos de Iban, la vida sucede mientras la música también sucede. Las canciones nos enfrentan al conflicto, nos plantean una duda o bien desenlazan nuestras relaciones.
la isla de los antropólogos (libro)
¿Es concebible que sean los muertos quienes visiten a los vivos en el Día de Difuntos? ¿Podría alguna vez un infiltrado llegar a ministro del gobierno de sus enemigos? ¿Se puede uno imaginar al fantasma de un legionario romano sirviendo de guía turístico? ¿Ha oído alguien hablar jamás de un magnate revolucionario que para lograr sus sueños impusiera en su fábrica la explotación sistemática de los obreros? ¿Se puede aceptar que, en algún remoto lugar, una comunidad indígena cambie de identidad cultural constantemente? ¿Resulta admisible la figura de un editor que acabara con la vida de sus escritores según les fuera publicando los cuentos completos? ¿Alguien conoce a algún cuentista tan divertido, inteligente y bien hablado como Iban Zaldua? De su obra anterior, la crítica ha dicho: «Lleva la lógica de sus cuentos hasta el final, y no falla», (Felipe Juaristi, «Diario Vasco»). «Artefactos literarios deudores de la escuela de Cortázar y que sorprenden al lector, así como hermosos juegos en los que, partiendo de su biografía, el autor inyecta ficción… Un libro que bien merece una mesilla», (Harkaitz Cano, «Jakin»). «Ironía, mala leche y nulo lugar para la autocompasión son los principales ingredientes de este autor», (Aingeru Epaltza, «Diario de Noticias»).