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Literatura de johnny garland
allá en el año 3000 (libro)
Era allí. «Love Incorporated». Las letras doradas centelleaban sobre un fondo luminescente de corazones parpadeantes. Un rótulo señalaba que una hora más tarde se cerraría el e
arenas rojas (libro)
Otro de los pseudónimos de Juan Gallardo Muñoz (Barcelona, 28 de octubre de 1929 - Barcelona, 5 de febrero de 2013)1 fue un escritor español. Uno de sus pseudónimos más conocid
asesino del tiempo (libro)
Los crímenes espaciales, los casos espectaculares y los enigmas que él podía resolver, distaban mucho de encontrarse fácilmente. Y aún en el supuesto de encontrarlo, Carlos Bon
cadáver en el espacio (libro)
Habían recorrido cosa de diez mil millas a través del negro vacío tachonado de astros. Siempre en regreso hacia la Tierra, terminada oficialmente la tarea. Mientras Keith Nelso
capitán átomo (libro)
En realidad, no era el personaje a quién yo había ido a entrevistar aquel día. Ni siquiera sabía mucho sobre su existencia, cuando mi aerocar avanzaba vertiginosamente, por una
centuria 30 (libro)
Presidente, ha sido un placer conocerle. Eran palabras históricas, palabras emitidas por el gobernador general de las Colonias Planetarias, en su visita oficial al presidente d
cita en el mañana (libro)
Dolph no tuvo otro remedio que asentir. La Meteorología le tenía prácticamente sin cuidado. Pero precisamente en aquel instante resultaba molesto que la predicción mencionada p
con la muerte en órbita (libro)
Los nudillos golpearon en la puerta de plástico blanco. Una luz roja se encendió sobre la puerta. Se percibió un zumbido. Luego, la puerta se abrió. Su célula fotoeléctrica hab
cráneo de plata (libro)
DONALD CALLOWAN respiró profundamente y apartó de sí los informes cablegrafiados desde diversos puntos de la Tierra. También de Ciudad Marte, de Base Venus-Dos, de Luna-Término
el amo del tiempo (libro)
El marciano emergió del plato volador al abrirse la escotilla circular con un chirrido alucinante. Su piel era de un tono extraño. Azulada y escamosa. El rostro recordaba una m
él detendrá el mundo (libro)
Otro de los pseudónimos de Juan Gallardo Muñoz (Barcelona, 28 de octubre de 1929 - Barcelona, 5 de febrero de 2013)1 fue un escritor español. Uno de sus pseudónimos más conocid
el espejo de la tierra (libro)
Así empezó.Pero yo no lo sabía. Nadie lo sabía.Fue un principio ridículamente vulgar. En cierto modo, claro. Porque, en realidad, de vulgar solamente tuvo lo que es cotidiano e
el fin de la sip (libro)
Yo no podía saberlo. En realidad, ninguno lo supimos... hasta que fue demasiado tarde. Entonces, cuando mis colaboradores y yo tuvimos conciencia de lo que estaba sucediendo...
el hombre que nació mañana (libro)
No es agradable perderse la velada navideña por el simple capricho de los superiores, que le designan a uno para ocupar la vacante de otro, en la vigilancia callejera de un det
el horror verde (libro)
Descendió del vehículo, cruzando las cercas, y avanzando por los jardines de riego e iluminación artificial automática, alcanzó el edificio de modernísima estructura, grandes c
el planeta negro (libro)
La profesión del honorable Ludwig Scholtz era muy peculiar. Y muy seria. Ludwig Scholtz, nacido en Austria y nacionalizado alemán posteriormente, la tenía en gran estima. Era u
el signo de la momia (libro)
DONALD CALLOWAN suspiró. Luego procedió a su segunda rutina del día. Extrajo un largo, aromático, excelente habano. Mordió su punta. Luego, lo encendió con parsimonia. Para él,
el supercerebro (libro)
Alan Dawson contempló el lugar desde el pie de la colina. No era demasiado bello, pero tampoco todo lo feo y tenebroso que él hubiera esperado. Acaso en esto se dejó influir co
extraños entre nosotros (libro)
La puerta del parador se abrió. El conductor cruzó la sala, acomodándose con indolencia en el alto taburete del mostrador.—Un café y un plato caliente, pequeña —pidió a la jove
fantasmas en alfa-seis (libro)
Pero ahora ya estaba hecho. Era uno más. Un nuevo mundo del Cinturón-Conquest.Cinturón-Conquest había parecido siempre un proyecto de locos, una obra que sólo podía existir en
hermandad negra (libro)
¿La última voluntad, Quarrell? —Un cigarrillo. —¿Nada más? —Nada más, gracias —una cínica, dura sonrisa, afloró a los labios de Earl Quarrell—. Un cigarrillo y la vida es todo
invasores de la tierra (libro)
No sé si Juan Gallardo había leído «Los ladrones de cuerpos» de Jack Finney cuando escribió esta novelita, pero desde luego lo parece. Eso sin contar el final de la novela, un
jim, de júpiter (libro)
El silencio de la noche se interrumpió bruscamente. Fueron pasos rápidos, huecos, precipitados, por las desiertas y silenciosas calles de Centrópolis. Unas botas taconearon sob
klag, el fabuloso (libro)
Otro de los pseudónimos de Juan Gallardo Muñoz (Barcelona, 28 de octubre de 1929 - Barcelona, 5 de febrero de 2013)1 fue un escritor español. Uno de sus pseudónimos más conocid
la fórmula del apocalipsis (libro)
Knud Schnoffels extrajo el largo, afilado cuchillo. La hoja de acero, azulada y fría, salió de la carne humana con un chirrido ácido. Borboteó la sangre en el hondo tajo de la
la lotería del espacio (libro)
Pero Lucky Lyndon no lo sabía. No podía saberlo... Siempre había sido un hombre sin fortuna. Parecía una herencia. Quizás en realidad lo era. Había heredado la amargura, el dol
la noche de la medusa (libro)
(Federal Bureau of Investigation) — N. D. D. (National Defense División) — F. D.-S. A. — Foreign Departament-Special Affaires.)Nombre: Milton Mann.Nombre-clave: Super-Agente Fe
la noche de los polimorfos (libro)
«La noche de los polimorfos» se abre con un aviso de la invasión que va a sufrir la Tierra en una sola noche, y comienza con un diálogo, entre un humano que está pescando en el
la peste dorada (libro)
Ernie Kraff recogió sus redes. Siempre pescaba en aquel punto de la costa, frente a la fábrica de nitratos extraídos del mar. Un lugar apacible, tranquilo, soleado y luminoso c
la plaga azul (libro)
DONALD Callowan afirmó despacio con la cabeza. Si, McLeod—dijo suavemente —. Tiene usted perfecto derecho a lo que solicita. Esperaba su demanda. Y la temía, a la vez. —¿Por qu
la puerta de las estrellas (libro)
Se abotonó lentamente su camisa color gris plomo. Miró al hombre que, sentado ante él, anotaba algo en una ficha de cartulina azul. —¿Y bien, doctor?… El doctor Cavanaugh le es
la torre de la galaxia (libro)
En todas las pantallas estereoscópicas y multicolores de la televisión mundial apareció la faz del famoso Cameron Wakell, en primerísimo plano. Era el más popular personaje de
las pirámides de saturno (libro)
Lo he logrado, —dijo sencillamente Zoxor.Lota lo miró estupefacta.—No. No es posible, padre —habló ella con voz trémula.—Sí, Lota. Es una realidad, lo tengo.Ella tembló. Dudó t
los astros tienen miedo (libro)
Nos hemos perdido. Se miraron. Era Ralph Wallach quien había hecho la declaración rotunda, concreta. Y lo malo es que nadie dudó de ella. La aceptaron con su simple, plena y es
los autómatas (libro)
Le habían dicho que era la más hermosa del mundo. Y no le mintieron. Tampoco exageraron. Rick Calder había viajado mucho. Pero entre todas las bellezas vistas a lo largo de una
museo del espacio (libro)
El hombre se detuvo ante la vidriera de la oficina. Sobre el cristal esmerilado había letras doradas, vulgares. Un rótulo también vulgar: «Daniel Kent. Investigaciones privadas
pantanos de venus (libro)
Bolsilibro de Juan Gallardo Muñoz
robot (libro)
El Canal 19 de la Televisión Intercontinental dio la noticia.Yo, hasta entonces, no había sabido nada. No había esperado nada. No había temido nada. No había sospechado nada.Pe
satélite artificial (libro)
Los tres hombres inclinados sobre la pantalla se miraron entre sí, tensos y anhelantes; Habían estado esperando aquello durante horas. Ya casi desesperaban del éxito. Un éxito
siete… y la eternidad (libro)
Cualquiera pudo haber presionado la palanca. El error fue suyo, ciertamente. Pero la realidad es que los errores venían ya de muy lejos. Otros muchos, más importantes y respons
simbad viajó a las estrellas (libro)
—Estas vacaciones, las pasaremos en Oriente Medio, querido...Así empezó todo. Pero yo no lo sabía. No podía saberlo. Y si alguien me hubiera contado lo que iba a suceder, le hu
todos fueron héroes (libro)
Los alicates cortaron el alambre trenzado, entrelazado tupidamente. Un chasquido segó uno de los alambres. Luego, hubo tres chasquidos más. Tres nuevos cabos metálicos colgaron
tráfico siniestro (libro)
Para muchos de los que le rodeaban, aquel viaje significaba algo memorable. A pesar de que llegar a la Luna hacía muchos años que había dejado de constituir ningún prodigio, lo
un día después (libro)
Aquel fin de semana lluvioso...Es lo primero que recordé.Tiene gracia, pero eso fue lo primero. No se me ocurrió otra cosa. Me vino a la mente con una rapidez pasmosa, como un
¡muerte fosforescente! (libro)
Pero eso ya lo sabía él. No desesperaba por ello, simplemente, sentíase algo preocupado, mientras aferraba la culata alargada y cilíndrica de su roja pistola de «cápsulas de di
¡nunca volveréis! (libro)
Se apagó en las pantallas de todos los telereceptores tridimensionales la efigie popular, joven y atlética de Alan Korvin, después de su habitual sonrisa de despedida, y de sus
¡pánico! (libro)
El análisis clínico de la mente de Rand Hallman cuando fue aceptado como miembro del Servicio Especial de Vigilancia Aérea, es totalmente favorable —informó el doctor Murdock,
¡plaga! (libro)
Al terminar su emisión habitual, Herb Miller cerró el micrófono. Las noticias sobre el tornado «Kate» eran ya más alarmantes. En las siguientes veinticuatro horas, según el obs
¡sip contra la ley! (libro)
La luz de la lámpara de rayos infrarrojos no podía ser visible para nadie. Por eso, cuando cayó su haz sobre la cerradura magnética del Pabellón D, en el Centro de Investigacio
¡soy de otro planeta! (libro)
Un científico de Albor («Saturno» para los terrícolas) decide abandonar su planeta (y a su novia) por medio de un teletransportador de su invención. El motivo es que Albor se e
¡sucederá mañana! (libro)
STEPHEN FOLDER no tenía ninguna confianza en aquello. Había sido una tontería hacer caso a un tipo como Christian Holbrook. Siempre estaba lleno de ideas raras y de extrañas co
¡viaje al sol! (libro)
Nadie supo cómo empezó. Pero allí estaba. Era un riesgo espantoso, que amenazaba por igual a todos los hombres, pueblos y razas… Aún estaba demasiado cercano el recuerdo de la
«los visitantes» (libro)
Le gustaba la arqueología por lo que puede tener de interesante para el profano. Tratar de ver en ello, en los rotos fragmentos de obras antiguas, un reflejo, un rastro de la v
«zero» (libro)
Daniel Mason sentía repugnancia por matar. Sin embargo, iba a aniquilar ahora tres vidas humanas. Así, fría y despiadadamente. Siempre pensó que la vida de todo hombre era algo
¿dimensión? ¡cero! (libro)
El esquiador llegó sin novedad al final. Hubo aplausos entre los espectadores, sentados en la galería alta de la residencia, frente por frente a la ladera blanca. —¡Bravo, brav
¿soy hombre… o robot? (libro)
He cumplido recientemente los veintiocho años. Soy, pues un hombre joven. También soy fuerte, atlético. He participado en la Olimpíada de 1996, e incluso obtuve una medalla de
allá en el año 3000 (libro)
Era allí. «Love Incorporated». Las letras doradas centelleaban sobre un fondo luminescente de corazones parpadeantes. Un rótulo señalaba que una hora más tarde se cerraría el establecimiento. Bolky sabía que esa hora especial era para los que, como él, trabajaban en Centros estatales, y se debían a un horario rígido. Al salir del mismo podían visitar las Agencias Matrimoniales para escoger esposa.
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arenas rojas (libro)
Otro de los pseudónimos de Juan Gallardo Muñoz (Barcelona, 28 de octubre de 1929 - Barcelona, 5 de febrero de 2013)1 fue un escritor español. Uno de sus pseudónimos más conocidos es Curtis Garland. Forma parte de los escritores de la Literatura popular española, junto con otros autores como Corín Tellado, Marcial Lafuente Estefanía, Frank Caudett, Lem Ryan o Silver Kane. Estrechamente vinculado a la Editorial Bruguera, que publicó hasta los años 80 los llamados bolsilibros (también denominados libros de a duro, en referencia aproximada a su bajo precio), dedicados a géneros como la novela negra, de terror, de ciencia ficción, o del Oeste; así como a las editoriales Toray y Rollán
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asesino del tiempo (libro)
Los crímenes espaciales, los casos espectaculares y los enigmas que él podía resolver, distaban mucho de encontrarse fácilmente. Y aún en el supuesto de encontrarlo, Carlos Bonetti debería haber recordado, que un asunto delictivo de cierta importancia y de jurisdicción espacial, pasaba inmediatamente a las oficinas centrales de Washington, al Departamento rector de la poderosa «Spacial International Police», que todo el mundo conocía por sus siglas, símbolo de justicia, de legalidad y orden en la Tierra y en los espacios siderales, hasta los cercanos mundos colonizados o pisados por el Hombre: la SIP.
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cadáver en el espacio (libro)
Habían recorrido cosa de diez mil millas a través del negro vacío tachonado de astros. Siempre en regreso hacia la Tierra, terminada oficialmente la tarea. Mientras Keith Nelson manejaba los complicados mandos de la pequeña nave biplaza, Lee Wilcox, ante el emisor-receptor de radio y las pantallas de radar, manteníase siempre en su puesto. Ambos agentes eran demasiado conscientes de su propia responsabilidad, para olvidarse de que la vida humana en el espacio, lejos de la sólida superficie terrestre, dependía casi por completo de las precauciones del propio hombre, cuidando de su seguridad con absoluta y firme constancia.
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capitán átomo (libro)
En realidad, no era el personaje a quién yo había ido a entrevistar aquel día. Ni siquiera sabía mucho sobre su existencia, cuando mi aerocar avanzaba vertiginosamente, por una espaciorruta interurbana, dejando atrás el conglomerado de aluminio, plástico y vitrofibras que forma mi ciudad. La ciudad donde yo resido, mi mundo habitual, moderno y estilizado, conjunto armónico de estructuras de resplandeciente metal, blancos compactos y paneles gigantescos de cristal, como espejos centelleantes en los que se miraban los prodigios de una época maravillosa.
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centuria 30 (libro)
Presidente, ha sido un placer conocerle. Eran palabras históricas, palabras emitidas por el gobernador general de las Colonias Planetarias, en su visita oficial al presidente del Sistema Solar. El presidente, alto y noble, enjuto y canoso, extendió la mano. El gobernador Xhan había sido su enemigo político hasta entonces. Éste era pues un encuentro altamente significativo; la paz, la tolerancia mutua, la reconciliación de ambos. —Bienvenido, gobernador Xhan —sonrió el presidente.
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cita en el mañana (libro)
Dolph no tuvo otro remedio que asentir. La Meteorología le tenía prácticamente sin cuidado. Pero precisamente en aquel instante resultaba molesto que la predicción mencionada por el locutor de la televisión se cumpliera con tan inoportuna exactitud. —Llueve mucho —añadió, por decir algo, aunque era obvio manifestarlo, ya que la cortina de agua que batía la ciudad hablaba por sí sola, frente a sus propios ojos, mientras contemplaban las amplias vías casi desiertas, de asfalto charolado por la lluvia, donde se reflejaban, como en un espejo ondulante y nítido, las formas aerodinámicas, de fulgurante colorido, de los turbomóviles y los helicars del tránsito urbano.
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con la muerte en órbita (libro)
Los nudillos golpearon en la puerta de plástico blanco. Una luz roja se encendió sobre la puerta. Se percibió un zumbido. Luego, la puerta se abrió. Su célula fotoeléctrica había detectado matemáticamente la frecuencia de la radiación magnética del cinturón-batería del hombre que llamara, abriéndole paso franco.
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cráneo de plata (libro)
DONALD CALLOWAN respiró profundamente y apartó de sí los informes cablegrafiados desde diversos puntos de la Tierra. También de Ciudad Marte, de Base Venus-Dos, de Luna-Término y de otros lugares del actual mundo habitado por los hombres. — Otra vez esos individuos —gruñó entre dientes-, ¡Diez millones de dólares del Banco Inter-Universal robados en su vuelo vigilado, desde Luna-Término a Ciudad Marte! — ¿Los 'cráneos plateados'?
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el amo del tiempo (libro)
El marciano emergió del plato volador al abrirse la escotilla circular con un chirrido alucinante. Su piel era de un tono extraño. Azulada y escamosa. El rostro recordaba una mezcla indescriptible de rana, hombre y culebra. Las manos podían pasar por las extremidades de un pato, pero con un azul espectral. La pistola que sostenía era alargada, de complicada forma y metal rojo brillante. El extraño ser del platillo emitió unes sonidos chirriantes y rápidos. Su mano armada se movió ágilmente.
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él detendrá el mundo (libro)
Otro de los pseudónimos de Juan Gallardo Muñoz (Barcelona, 28 de octubre de 1929 - Barcelona, 5 de febrero de 2013)1 fue un escritor español. Uno de sus pseudónimos más conocidos es Curtis Garland. Forma parte de los escritores de la Literatura popular española, junto con otros autores como Corín Tellado, Marcial Lafuente Estefanía, Frank Caudett, Lem Ryan o Silver Kane. Estrechamente vinculado a la Editorial Bruguera, que publicó hasta los años 80 los llamados bolsilibros (también denominados libros de a duro, en referencia aproximada a su bajo precio), dedicados a géneros como la novela negra, de terror, de ciencia ficción, o del Oeste; así como a las editoriales Toray y Rollán
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el espejo de la tierra (libro)
Así empezó.Pero yo no lo sabía. Nadie lo sabía.Fue un principio ridículamente vulgar. En cierto modo, claro. Porque, en realidad, de vulgar solamente tuvo lo que es cotidiano en cualquier persona. Esa hora terrible del despertar. Cuando uno, aún con la mente y los ojos cargados de sueño —por haber trasnochado más de lo debido, ésta es la verdad — siente deseos de estrellar el despertador contra el muro. Luego, recuerda que le costó un puñado de dólares poseer un buen reloj que suene a la hora exacta, y con la exacta discordancia y estridencia como para hacerle botar a uno igual que si todos los diablos del Averno le pincharan, y se pierde esa ansia destructiva dirigida al pobre, sufrido, despertador, simple robot de nuestro ingenio creador, sencillo instrumento del hombre que quiere ser despertado a cierta hora de la mañana, que nunca es, por cierto, lo bastante buena para uno.Así empezó todo para mí.Con un despertar. Con un despertador. Y con la irritación normal de cualquier ser humano, que se sienta y reaccione como realmente humano que es...
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el fin de la sip (libro)
Yo no podía saberlo. En realidad, ninguno lo supimos... hasta que fue demasiado tarde. Entonces, cuando mis colaboradores y yo tuvimos conciencia de lo que estaba sucediendo... el desastre era inevitable. Hubo un momento en que todo aquello hubiera podido evitarse. Todas las cosas, por graves que sean, pueden resolverse en su exacto principio, cuando aún se está a tiempo de cortar el mal, de frenar la infección.
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el hombre que nació mañana (libro)
No es agradable perderse la velada navideña por el simple capricho de los superiores, que le designan a uno para ocupar la vacante de otro, en la vigilancia callejera de un determinado sector de la populosa ciudad. No es que Burke Adams, veterano de la Policía Metropolitana y buen cumplidor de los reglamentos bajo su uniforme azul impecable, que tanto realzaba su fornida figura, sintiera nada indisciplinario o rebelde dentro de sí. Pero aquélla era su noche libre. Eso, después de haber contribuido con su esfuerzo a apagar el incendio de los docks de East River y de haber sido uno de los que disparó contra «Baby» Wallace, aquel jovenzuelo acorralado y capturado en Harlem, después de haber matado a dos funcionarios del Banco Nacional y robado casi doscientos mil dólares. Eso merecía, al menos, una noche libre.
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el horror verde (libro)
Descendió del vehículo, cruzando las cercas, y avanzando por los jardines de riego e iluminación artificial automática, alcanzó el edificio de modernísima estructura, grandes cristaleras y galerías abovedadas, y tejados rectilíneos, con azoteas voladoras, situadas en diferentes niveles para los aeromóviles de las pistas en el aire. Derek Jansen había tenido siempre a gala crear los más modernos edificios y dar una armónica belleza muy siglo XXI a cuantas estructuras urbanas se realizaban bajo el patrocinio de sus millones. Para Ray Lehman, quizá lo peor de Jansen, fuese precisamente aquello por lo que tantos otros suspiraban: sus millones. Tenía tantos, que incluso la fuerte crisis de las Compañías de Espaciolíneas de dos años atrás, no le pudo vencer a él. Salvó el caos con su fuerte respaldo económico, que revalorizó las acciones virtualmente perdidas. Y así, «Espaciolíneas Universales Jansen», famosa por sus siglas J. U. S., y por la solidez y seguridad de sus ultramodernas naves planetarias, siguió adelante.
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el planeta negro (libro)
La profesión del honorable Ludwig Scholtz era muy peculiar. Y muy seria. Ludwig Scholtz, nacido en Austria y nacionalizado alemán posteriormente, la tenía en gran estima. Era un hombre habitualmente alegre y jovial, gordo y saludable, de mejillas como manzanas maduras. Vestía ropa de colores vivos y detonantes, y explicaba chistes, unas veces ingeniosos y otras francamente deplorables. Pero él los reía todos por un igual.
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el signo de la momia (libro)
DONALD CALLOWAN suspiró. Luego procedió a su segunda rutina del día. Extrajo un largo, aromático, excelente habano. Mordió su punta. Luego, lo encendió con parsimonia. Para él, era como un rito. Un acto solemne, que realizaba cada día, desde que ocupaba aquel despacho en Washington, al frente de los destinos de la más fuerte y amplia de las instituciones policiales del Universo: la «Spacial International Police», Como familiarmente la conocía todo el mundo, la SIP. Tres iniciales respetadas y elogiadas por los hombres honrados, ya viviesen en la Tierra, en las bases Lunares, en Marte, Venus o cualquiera de los planetas y satélites o estaciones del espacio, puestas en órbita y ocupadas por los humanos. Tres iniciales odiadas, temidas por el hampa internacional.
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el supercerebro (libro)
Alan Dawson contempló el lugar desde el pie de la colina. No era demasiado bello, pero tampoco todo lo feo y tenebroso que él hubiera esperado. Acaso en esto se dejó influir con exceso por su imaginación. Después de todo, los sitios en que puede ocultarse algo perverso no son necesariamente de apariencia horrible.
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extraños entre nosotros (libro)
La puerta del parador se abrió. El conductor cruzó la sala, acomodándose con indolencia en el alto taburete del mostrador.—Un café y un plato caliente, pequeña —pidió a la joven uniformada de azul.—No, Fred, lo lamento. Pero no puede ser. Ya está apagada la cocina y encuentras abierto por milagro. Habrás de conformarte con fiambres. Es muy tarde.—¡Oh!, lo sé, lo sé. Tuve una contrariedad con el cacharro, a cosa de quince millas de aquí. No exijo demasiado, sin embargo. Si el café puedes servírmelo, está bien lo demás. Espero que en lo sucesivo no llegue cuando hayas cerrado.—Sí, no es agradable pasar una nevada como ésta, y no encontrar comida o café caliente para recuperar energías.— Entonces, ¿puedo confiar en que me servirás algo humeante? —sonrió el conductor.—Por lo menos, lo intentaré —respondió ella, enarcando las cejas en cómico gesto de enfado—. Pero sin que sirva de precedente.—De acuerdo en todo, preciosa. Así será.
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fantasmas en alfa-seis (libro)
Pero ahora ya estaba hecho. Era uno más. Un nuevo mundo del Cinturón-Conquest.Cinturón-Conquest había parecido siempre un proyecto de locos, una obra que sólo podía existir en el cerebro de un puñado de dementes, en un momento de delirio de grandeza totalmente imposible.Eso había sido antes, mucho antes. Quizá trescientos años antes. Quizá más. Había llevado casi cuatro siglos hacerlo realidad. Y ahora lo era. Era realidad.Claro que el Cinturón-Conquest era una especie de goma capaz de estirarse, de ampliar su cerco llegando más y más lejos. Pero, de momento, aquél era el punto máximo.Victor Krawok lo anotó, con un suspiro, en el enorme mapa mural representando la inmensidad celeste. Desde el lugar señalado sobre el vidrio multicolor, de fondo azul, iluminado por detrás, trazó dos coordenadas hasta sus correspondientes puntos de longitud y latitud. Todo eso dio una situación concreta en el tablero mágico del orientador magnético del mapa: Alfa-Seis
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hermandad negra (libro)
¿La última voluntad, Quarrell? —Un cigarrillo. —¿Nada más? —Nada más, gracias —una cínica, dura sonrisa, afloró a los labios de Earl Quarrell—. Un cigarrillo y la vida es todo lo que uno quisiera poseer en estos momentos. Pero la vida se va. Por eso elijo el cigarrillo. Nadie iba a concederme lo otro.
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invasores de la tierra (libro)
No sé si Juan Gallardo había leído «Los ladrones de cuerpos» de Jack Finney cuando escribió esta novelita, pero desde luego lo parece. Eso sin contar el final de la novela, un clarísimo homenaje a «La guerra de los mundos» de Wells a la que incluso hace referencia explícitamente el protagonista en un momento de la novela. Sea o no una copia, «Invasores de la Tierra» es un magnífico bolsilibro: su estructura y personajes son simples, pero mantiene un ritmo y una energía narrativa que no decae en ningún momento y esquiva con maestría el típico final apresurado de este tipo de literatura. La ambientación y la sensación opresiva de cuento pesadillesco también están llevadas con pulso e incluso hay algunos momentos terroríficos que permanecen en la memoria del lector, algo no demasiado habitual en los bolsilibros, a decir verdad.Es interesante el final abierto de la novela que deja la sensación al lector de que ha asistido al inicio de una guerra de la que no va a saber el final.
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jim, de júpiter (libro)
El silencio de la noche se interrumpió bruscamente. Fueron pasos rápidos, huecos, precipitados, por las desiertas y silenciosas calles de Centrópolis. Unas botas taconearon sobre la calzada de terso asfalto, despertando ecos sonoros al saltar y correr por encima de las amplias aceras metálicas. —¡Ha escapado por esa calle! —Sonó una voz, bruscamente, a espaldas de los veloces pasos fugitivos—. ¡Por la Vía Noventa y Nueve! ¡Cazadlo! ¡Os va en ello la cabeza!
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klag, el fabuloso (libro)
Otro de los pseudónimos de Juan Gallardo Muñoz (Barcelona, 28 de octubre de 1929 - Barcelona, 5 de febrero de 2013)1 fue un escritor español. Uno de sus pseudónimos más conocidos es Curtis Garland. Forma parte de los escritores de la Literatura popular española, junto con otros autores como Corín Tellado, Marcial Lafuente Estefanía, Frank Caudett, Lem Ryan o Silver Kane. Estrechamente vinculado a la Editorial Bruguera, que publicó hasta los años 80 los llamados bolsilibros (también denominados libros de a duro, en referencia aproximada a su bajo precio), dedicados a géneros como la novela negra, de terror, de ciencia ficción, o del Oeste; así como a las editoriales Toray y Rollán
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la fórmula del apocalipsis (libro)
Knud Schnoffels extrajo el largo, afilado cuchillo. La hoja de acero, azulada y fría, salió de la carne humana con un chirrido ácido. Borboteó la sangre en el hondo tajo de la herida, e incluso salpicó las ropas de Knud Schnoffels. Pero a éste no pareció importarle demasiado.
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la lotería del espacio (libro)
Pero Lucky Lyndon no lo sabía. No podía saberlo... Siempre había sido un hombre sin fortuna. Parecía una herencia. Quizás en realidad lo era. Había heredado la amargura, el dolor y el resentimiento de una época brutal, de represalias violentas, de odios feroces y de tiranía implacable, bajo la férrea dictadura mundial del Gran Consejo, que siguió al período de guerras intercontinentales de los años 2.302 hasta el 2.335.Rebasado el período bélico, vencidas las diferencias políticas, económicas y sociales de un mundo en nueva transición, se acordó nombrar una Junta Internacional que llevase el control del Poder mundial, hasta la elección de una nueva Federación de Gobiernos.La Junta Internacional estaba dirigida por un político honrado y noble, un hombre que difundía constantemente sus mejores doctrinas de amor, de confraternidad y de paz, todo eso que el Hombre ha estado siempre pregonando a los cuatro vientos, mientras procuraba, por otra parte, hacer todo lo posible en contra de sus propias teorías.
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la noche de la medusa (libro)
(Federal Bureau of Investigation) — N. D. D. (National Defense División) — F. D.-S. A. — Foreign Departament-Special Affaires.)Nombre: Milton Mann.Nombre-clave: Super-Agente Federal Especial, «SPY-99».Datos personales: Consultar dossier SPA/1.008.Datos técnicos: Superdotado todas especialidades.Mente y físico fuera de lo común. Facultades supersensoriales. Telépata, vidente y memoriógrafo. Inmune a drogas, por envenenamiento paulatino y gradual, que insensibilizó sus tejidos.Calificación humana, física, técnica y mental: casi un «cyborg». Un superhombre, de apariencia normal. Fuera de serie en todo. Prácticamente, un arma demoledora, con apariencia humana.
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la noche de los polimorfos (libro)
«La noche de los polimorfos» se abre con un aviso de la invasión que va a sufrir la Tierra en una sola noche, y comienza con un diálogo, entre un humano que está pescando en el río y un polimorfo amabilísimo, simpatiquísimo, encantador que avisa al señor John Smith de que durante el transcurso de una sola noche, los extraterrestres polimorfos sustituirán a millones de terrícolas e invadirán el planeta. Hay otra edición en Terror n.º265, EASA-Andina, 1982.
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la peste dorada (libro)
Ernie Kraff recogió sus redes. Siempre pescaba en aquel punto de la costa, frente a la fábrica de nitratos extraídos del mar. Un lugar apacible, tranquilo, soleado y luminoso como pocos de la costa del sur de Florida, Estados Unidos, no lejos de la Carretera Atlántica, sobre los Cayos. Hacía años que realizaba tal tarea. A él, los progresos del siglo XXI le tenían sin cuidado. Era hombre de tradición, apegado a las ideas de sus padres y abuelos. Todos fueron pescadores. Gente que con unas redes y unas manos nervudas se ganaban el sustento y extraían al mar su fortuna diaria, la plata generosa y viva de su pescado, que era también alimento y vida para otros muchos.
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la plaga azul (libro)
DONALD Callowan afirmó despacio con la cabeza. Si, McLeod—dijo suavemente —. Tiene usted perfecto derecho a lo que solicita. Esperaba su demanda. Y la temía, a la vez. —¿Por qué, señor? — sonrió Hal McLeod, inclinándose hacia adelante en el asiento que ocupaba frente a su jefe. —Usted lo sabe bien. Es uno de los mejores agentes que jamás pasaron por el SIP. Audaz, inteligente capacitado, rápido en sus decisiones y tremendamente eficaz en todo...
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la puerta de las estrellas (libro)
Se abotonó lentamente su camisa color gris plomo. Miró al hombre que, sentado ante él, anotaba algo en una ficha de cartulina azul. —¿Y bien, doctor?… El doctor Cavanaugh le estudió a través de sus gafas, serenamente. Siguió escribiendo, sin responder. Él insistió: —Doctor, quiero la verdad. Sea cual sea. La pluma se detuvo, con un rasgo duro, cortante, al final de la palabra. Lentamente, el médico volvió a levantar la cabeza. Cerró, con un gesto mecánico de su mano zurda, el botón de iluminación del proyector de radiografías. Luego meneó la cabeza de un lado a otro.
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la torre de la galaxia (libro)
En todas las pantallas estereoscópicas y multicolores de la televisión mundial apareció la faz del famoso Cameron Wakell, en primerísimo plano. Era el más popular personaje de su época. El presentador número uno, en los grandes programas televisados en cadena, y a través de todos los continentes, y retransmitido, incluso, a través de los TV-Satélites, a Luna-Término, y las colonias terrestres de Venus y Marte.
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las pirámides de saturno (libro)
Lo he logrado, —dijo sencillamente Zoxor.Lota lo miró estupefacta.—No. No es posible, padre —habló ella con voz trémula.—Sí, Lota. Es una realidad, lo tengo.Ella tembló. Dudó todavía antes de creer a su padre. Y no porque él hubiera mentido antes jamás. Pero era demasiado increíble. Demasiado enorme aquello para que Zoxor se hubiera expresado así. Tan sencilla, tan simplemente. Casi con demasiada simplicidad.
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los astros tienen miedo (libro)
Nos hemos perdido. Se miraron. Era Ralph Wallach quien había hecho la declaración rotunda, concreta. Y lo malo es que nadie dudó de ella. La aceptaron con su simple, plena y escalofriante lógica. —Perdidos… —repitió Héctor Larsen, paseando hacia uno de los visores ovalados de la cámara de control—. ¡Perdidos!…
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los autómatas (libro)
Le habían dicho que era la más hermosa del mundo. Y no le mintieron. Tampoco exageraron. Rick Calder había viajado mucho. Pero entre todas las bellezas vistas a lo largo de una azarosa existencia, aquella era la mayor. La más hermosa bahía del mundo, le dijeron. Y era cierto. Ahora, mientras el «Southern Star» avistaba el mágico puerto de Río, los ojos grises, fríos y serenos de Rick, contemplaban aquella fabulosa herradura natural, como queriendo grabarla en sus retinas.
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museo del espacio (libro)
El hombre se detuvo ante la vidriera de la oficina. Sobre el cristal esmerilado había letras doradas, vulgares. Un rótulo también vulgar: «Daniel Kent. Investigaciones privadas». Había muchos rótulos así en San Francisco. Y muchas agencias similares, de detectives particulares, al servicio de matrimonios mal avenidos, hombres de negocios y gente desconfiada. Y por cierto que era notable la cantidad de gente desconfiada que había en el mundo. Y de matrimonios mal avenidos. En lo referente a hombres de negocios, el índice bajaba sensiblemente. El visitante empujó la vidriera. Sonó una campanilla cascada, en la oficina, no demasiado lujosa, no demasiado limpia, y no demasiado luminosa, a pesar de que San Francisco tenga fama de ciudad soleada y todo eso.
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pantanos de venus (libro)
Bolsilibro de Juan Gallardo Muñoz
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robot (libro)
El Canal 19 de la Televisión Intercontinental dio la noticia.Yo, hasta entonces, no había sabido nada. No había esperado nada. No había temido nada. No había sospechado nada.Pero lo supe, más o menos, al mismo tiempo que todos mis hermanos. Era una hora de descanso, de paz hogareña. Creo que muchos millones de seres se hallaban ante el televisor de sus casas, cuando el cartón rojo, destilado exclusivamente a las noticias de máxima urgencia, apareció en la pantalla, con su llamada de alerta.«Atención. Atención todos...»
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satélite artificial (libro)
Los tres hombres inclinados sobre la pantalla se miraron entre sí, tensos y anhelantes; Habían estado esperando aquello durante horas. Ya casi desesperaban del éxito. Un éxito que dependía tan sólo de una frase cifrada: «Feliz viaje de novios». De esa simple agrupación de palabras, estaban pendientes cientos de personas allá abajo. Pero sobre todo ellos, los tres que se inclinaban hasta casi agobiar al operador de la emisora, con su propia impaciencia. Tal vez el más tranquilo de todos fuese precisamente el hombre que más arriesgaba en todo aquello, la persona cuyo cerebro había creado y realizado el proyecto más ambicioso y ambicionado por el ser humano, desde Cyrano de Bergerac y Julio Verne a los dibujantes de historietas gráficas y a los científicos del mundo entero.
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siete… y la eternidad (libro)
Cualquiera pudo haber presionado la palanca. El error fue suyo, ciertamente. Pero la realidad es que los errores venían ya de muy lejos. Otros muchos, más importantes y responsables que él, los cometieron antes. Él no hizo más que cometer el último de la serie de errores: mover la palanca. Eso fue todo.Por auténtica ironía del Destino, aquel hombre quedó en la oscuridad, en el anónimo. Nadie iba a saber si el responsable de lo que luego sucedió se llamaba Smith, Salkoff, Dubois, Brown, Alejovitch o Marcel. Su identidad quedó en la sombra, para siempre; ya hemos dicho que el error no fue suyo más que en una proporción infinitesimal. Aunque fuera el decisivo.Y todo sucedió de un modo tan simple...
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simbad viajó a las estrellas (libro)
—Estas vacaciones, las pasaremos en Oriente Medio, querido...Así empezó todo. Pero yo no lo sabía. No podía saberlo. Y si alguien me hubiera contado lo que iba a suceder, le hubiese tildado de loco, y no hubiera creído una sola palabra.Uno puede ser escritor y, al mismo tiempo, rechazar aquello que le parece realmente imposible. Y eso que hoy en día, año de gracia de 1995, casi en los umbrales del siglo XXI, pocas cosas nos parecen a los humanos auténticamente increíbles. Lo que fue considerado imposible de lograr hace unos veinte o treinta años, ha pasado a ser perfectamente normal. La fantasía de nuestros padres y abuelos, hoy produce risa a nuestros contemporáneos. Y el viejo, caduco Science-Fiction de mediados de siglo, ha pasado a ser un pálido reflejo de la actualidad nuestra, una prueba palpable de la escasa imaginación de aquellos que, lustros atrás, se creyeron extraordinariamente imaginativos.Iban a comenzar mis vacaciones cuando mi esposa me dijo justamente eso. Sus palabras es posible que no las olvide jamás. Nunca olvido aquello que es realmente trascendental. Y para mí, aquello fue trascendental: «Estas vacaciones, las pasaremos en Oriente Medio, querido...»
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todos fueron héroes (libro)
Los alicates cortaron el alambre trenzado, entrelazado tupidamente. Un chasquido segó uno de los alambres. Luego, hubo tres chasquidos más. Tres nuevos cabos metálicos colgaron, tras el tajo seco, contundente. No bastaba. Había hueco, pero era reducido. La mano sudorosa, nervuda, volvió a aplicar los dos filos metálicos, presionando con firmeza. Otro corte. Y así, media docena más. El hueco era mucho más grande. Y ninguno de los alambres, confundidos entre los demás, que harían funcionar la alarma del campo de concentración, nada más cortarlo, sufrió el menor daño en la rápida, sigilosa, angustiada operación.
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tráfico siniestro (libro)
Para muchos de los que le rodeaban, aquel viaje significaba algo memorable. A pesar de que llegar a la Luna hacía muchos años que había dejado de constituir ningún prodigio, los viajeros de los «rockets» de línea, en los principios del siglo XXI, eran algo así como los turistas del aire en los vuelos aéreos de 1930, por ejemplo. Entonces, volar aún era una emoción inédita o casi inédita para muchos. Seguía siéndolo, incluso, diez o quince años después, a pesar del gran avance de la aviación terrestre.
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un día después (libro)
Aquel fin de semana lluvioso...Es lo primero que recordé.Tiene gracia, pero eso fue lo primero. No se me ocurrió otra cosa. Me vino a la mente con una rapidez pasmosa, como un puro pensamiento reflejo, como algo alojado durante mucho tiempo en mi subconsciente, repentinamente surgido a la luz, en cuanto tuvo ocasión de ello, y vio un resquicio por donde filtrarse.El fin de semana y la lluvia. El viernes, el sábado, el domingo...Sobre todo, el domingo.Es cuando más había llovido. Eso sí que lo, recordaba bien. Casi podía percibir aún los ecos del tamborileo del agua en las ventanas de la casa, en las portezuelas y ventanillas del coche, en el jardín de aquel edificio silencioso y aséptico al que me habían llevado.
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¡muerte fosforescente! (libro)
Pero eso ya lo sabía él. No desesperaba por ello, simplemente, sentíase algo preocupado, mientras aferraba la culata alargada y cilíndrica de su roja pistola de «cápsulas de disparo en vacío», especialmente diseñada por las armerías terrestres para los servicios policiales en mundos sin atmósfera, en posibles choques flotando en el vacío, y lances similares. Lo malo, como ocurre siempre que surge un notable avance técnico para la Policía, es que también los enemigos de la Ley disponen de tales armas. Y ellos eran seis, no tenían nada de compasivos…, y en su victoria se cifraba su única esperanza de salir libres y con vida. Esa victoria de su media docena de enemigos, desgraciadamente, sólo podía alcanzarse matando al solitario contrincante que tenían ante ellos. En resumen: a Nelson Miller.
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¡nunca volveréis! (libro)
Se apagó en las pantallas de todos los telereceptores tridimensionales la efigie popular, joven y atlética de Alan Korvin, después de su habitual sonrisa de despedida, y de sus palabras cordiales, simpáticas. —Señoras y señores, muy buenas noches —había dicho el más famoso locutor de todo el mundo—. A mis espectadores de la Tierra, la Luna y las Estaciones del Espacio o Planetarias, mi despedida de cada día a esta misma hora: hasta mañana… y gracias. Su voz cálida, vibrante, de hombre inteligente y desenvuelto, dejó de llegar a los hogares y centros públicos. La gente le admiraba sinceramente. Era la primera vez que un joven, elegido «Míster Cosmos» en el gran concurso de la E. T. R., de dos años atrás, demostraba inteligencia y cualidades para triunfar ante todos los públicos. Muchos ni siquiera recordaban que Alan Korvin hubiese ganado un certamen por perfección física, fortaleza y belleza masculina. Sus restantes cualidades habían vencido en la batalla contra su físico rubio, atlético y poderoso, que hacía suspirar a las mujeres.
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¡pánico! (libro)
El análisis clínico de la mente de Rand Hallman cuando fue aceptado como miembro del Servicio Especial de Vigilancia Aérea, es totalmente favorable —informó el doctor Murdock, tendiendo un encefalograma y una ficha mental a su visitante—. Vea todo eso. Nuestro Departamento cuida de manera especial el equilibrio orgánico, mental y físico del individuo, dada la soledad en que, la mayor parte de las veces, realiza su labor observadora. Rand Hallman no era un tipo nervioso ni irritable. Sus exámenes fueron brillantes, así como los informes previos de sus centros de estudio.
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¡plaga! (libro)
Al terminar su emisión habitual, Herb Miller cerró el micrófono. Las noticias sobre el tornado «Kate» eran ya más alarmantes. En las siguientes veinticuatro horas, según el observatorio de Canadá, haría su presencia en los estados más septentrionales de la costa este de los Estados Unidos. —Dios proteja a esa gente —suspiró el famoso locutor de la Asociación Agrícola Nacional, incorporándose de su mesa de lectura, en el locutorio de E. B. C.—. Parece que va a ser un buen azote el que caerá sobre ellos.
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¡sip contra la ley! (libro)
La luz de la lámpara de rayos infrarrojos no podía ser visible para nadie. Por eso, cuando cayó su haz sobre la cerradura magnética del Pabellón D, en el Centro de Investigaciones Modernas, absolutamente nadie, en todo el establecimiento destinado a los científicos e investigadores más destacados del país, descubrió anormalidad alguna. Las tinieblas de la noche continuaron siendo las mismas, sin que otra iluminación, salvo la de los distantes reflectores de la aeropista, y los fluorescentes del sendero principal, de acceso a la nave central del recinto cercado, despejara las zonas de sombra.
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¡soy de otro planeta! (libro)
Un científico de Albor («Saturno» para los terrícolas) decide abandonar su planeta (y a su novia) por medio de un teletransportador de su invención. El motivo es que Albor se encuentra dominado por el tirano Graaw y el bueno de Tazak Lux está hasta las narices de prohibiciones y de malos rollos. Tazak ha localizado un planeta del sistema solar donde hay una civilización estupendísima, regida por unos «Estados Federados Mundiales» donde existe la libertad y el buen rollo por doquier. Como la raza de Tazak es multiforme y se puede adaptar a cualquier medio, no tendrá problemas con la atmósfera rica en oxígeno del planeta Tierra… así que, bye, bye, Albor.
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¡sucederá mañana! (libro)
STEPHEN FOLDER no tenía ninguna confianza en aquello. Había sido una tontería hacer caso a un tipo como Christian Holbrook. Siempre estaba lleno de ideas raras y de extrañas convicciones. Era supersticioso y crédulo en extremo. Pero él no debía dejarse influir por Holbrook. Y, sin embargo; allí estaba. Siguiéndole por el dédalo de callejas más solitarias y desiertas de New East River, un viejo arrabal, ahora urbanizado con nuevos edificios y aeropistas.
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¡viaje al sol! (libro)
Nadie supo cómo empezó. Pero allí estaba. Era un riesgo espantoso, que amenazaba por igual a todos los hombres, pueblos y razas… Aún estaba demasiado cercano el recuerdo de la pavorosa Guerra Mundial, la III de la Era Moderna. Veinte años son pocos para rehacerse de un caos como aquél…
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«los visitantes» (libro)
Le gustaba la arqueología por lo que puede tener de interesante para el profano. Tratar de ver en ello, en los rotos fragmentos de obras antiguas, un reflejo, un rastro de la vida y de la mentalidad de seres desaparecidos de la superficie del mundo. No entendía nada de nada de la civilización, como tampoco sabía gran cosa de los incas o los aztecas, salvo la dudosa fidelidad histórica de las guías turísticas adquiridas a medio dólar en Mérida, Progreso o Cabo Catoche. Mike no confiaba mucho en que los derruidos muros de piedras milenarias, o los rostros de algunos de los ascéticos ídolos que, según su guía de turismo, habían sido adorados por los mayas, una civilización que había sustentado ideas religiosas metafísicas, pudiera revelarle secretos muertos hacía más de treinta siglos. Sin embargo, la extraña configuración de sus rostros pétreos, mordidos por el tiempo y los elementos, los curiosos bajorrelieves de las excavaciones mayas y todo lo demás que se podía apreciar allí, poseía alguna rara fascinación que retenía los sentidos.
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«zero» (libro)
Daniel Mason sentía repugnancia por matar. Sin embargo, iba a aniquilar ahora tres vidas humanas. Así, fría y despiadadamente. Siempre pensó que la vida de todo hombre era algo demasiado valioso sagrado para atentar contra ella. Pero ahora cada vida significaba, tal vez, la salvación de otras muchas. El principio de la lucha contra el Poder Central. De él no podían sospechar. Nadie dudaría de uno de los hombres establecidos en los controles. Tampoco podrían dudar cuando hubieran muerto los otros tres. Inmediatamente de eliminarlos, si salía con bien de la empresa, se encerraría a sí mismo en la pasividad mental que resistía todas las pruebas. Bastaba una de aquellas reducidas cápsulas ocultas en la funda disolvente que guardaba entre sus cabellos.
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¿dimensión? ¡cero! (libro)
El esquiador llegó sin novedad al final. Hubo aplausos entre los espectadores, sentados en la galería alta de la residencia, frente por frente a la ladera blanca. —¡Bravo, bravo! —corearon algunos, entusiasmados—. ¡Ha sido perfecto! —No del todo —consideró, encogiéndose de hombros, el personaje de cabellos canosos, ralos y escasos, que lucía una corta bata blanca—. Se puede hacer aún mejor. Veamos ahora la señorita Brampton… Agitó una mano. Arriba, en la ladera, una figurita de llamativo suéter verde, se lanzó a la ladera. Sus esquíes repitieron el doble surco. Zigzagueó con mayor limpieza aún que su anterior oponente. El hombre de la bata blanca asentía, entusiasmado.
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¿soy hombre… o robot? (libro)
He cumplido recientemente los veintiocho años. Soy, pues un hombre joven. También soy fuerte, atlético. He participado en la Olimpíada de 1996, e incluso obtuve una medalla de plata en mi especialidad. Claro que de eso hace ya casi cuatro años. Acabamos de entrar en el Siglo XXI. El bendito, el esperado, el fantástico año dos mil, que los escritores de anticipación situaran como centro neurálgico de sus fantasías. El año dos mil, que el espectacular Nostradamus citara como fecha del fin del mundo, está ya aquí. ¿Será la última fecha del mundo?
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