Arthur era el sueño de cualquiera. Adinerado, guapo, en forma. Muy en forma. Con abdominales de acero. Y lo mejor… unas cuerdas en su cama. Una simple cena de amigos. La mejor amiga de su Hermana. Y un postre espectacular. Shibari. Cuerdas. Ataduras. Una sumisa. Un dominante. Mucha pasión. Y lo peor… las consecuencias. Lidiar con las emociones. Lidiar con sus amigos. Lidiar con su hermana.

Vicente era profesor de baile. Suave pero firme. Elegante pero duro. Amable pero serio. Sara, su nueva aprendiz. Profesional, entrenando toda la vida. Un talento nato. Y Vicente lo iba a explotar. La iba a explotar. En las luces rojas del escenario. Y en las de su cama. Pero mezclar negocios con placer… .. siempre trae problemas. Por eso fue la primera vez. Y la última. O no…

Marcos había acabado entre rejas. Y todo por proteger a su mujer. Pero Marcos no era ningún santo. Y había muchas otras razones… … Marcos merecía estar preso. Pero lo pillaron por el crimen equivocado. Ahora acababa de salir con la condicional. Y al hacerlo, su mujer estaba en peligro. Otra vez. Pero esta vez, por su culpa. Un hombre así, libre… Solo vivía para dos cosas. Proteger a su mujer. Y venganza. E iban de la mano. Pero nada, nada, podía pasarle a Marisa.

Alicia siempre había visto el mundo de color negro. O mejor dicho, Alicia nunca había visto el mundo. Sus ojos nunca habían sido capaces de ver y su mente no la dejaba salir de casa. Su empleo como columnista para un periódico la mantenía ocupada, encerrada en su despacho que ejercía como cárcel silenciosa. Hasta que llegó él. Kristov Koslov, un hombre tan maduro como filántropo. Al parecer, en el periódico querían que su mejor columnista fuese quien lo entrevistase, pero naturalmente ella no estaba dispuesta a abandonar la seguridad de la casa que en práctica hacía de cárcel. Así que lo entrevistó en su salón. Alto, musculado, y con voz grave, autoritaria y caballerosa. Olor a madera oriental y jengibre. Manos firmes. Ese resultó ser Kristov, también conocido como “El alquimista”. Un hombre capaz de convertir el mal en bien, la pobreza en riqueza. La grabadora de voz entre Alicia y Kristov tomó nota de todo. De cómo un capo de la mafia rusa podía abandonar su imperio y comenzar a restaurar la ciudad. A crear escuelas, comedores benéficos, ofrecer puestos de trabajo a sin-techos en diversos restaurantes bajo su nombre. Y el precio de intentar limpiar los crímenes de su pasado. Una granada por la ventana fue señal más que suficiente para que Koslov aferrase a Alicia y, juntos, obligasen a la chica a salir de su pequeño mundo, de sus cuatro paredes, y luchar a ciegas por su vida de la mano de aquel hombre. A costa de dar lo que siempre guardó en esas cuatro paredes: su corazón.

Sophie era perfecta. Deseada por todos. Pelirroja. Ardiente. Curvas de infarto. Joven. Inocente. Modelo. Conocida. Y por supuesto... … soltera y virgen. 19 años, y aun nadie. Nadie dentro de ella. Ni su agente, su manager. Ni su fotógrafo. Ni sus pretendientes. Ninguno entre las decenas. Iba a ser él. Julio. Un contrato privado. Un admirador. Con un cuadro en su oficina. Desnuda. Pero… … Julio no era un simple admirador. Admiraba su belleza. Su pureza. Pero eso no lo era todo. Y no iba a perseguirla. Ella iba a perseguirle a él. Y el sexo… … prometía ser explosivo. Y romperla. Literalmente.

Viktor era… un hombre intenso. De 40 años. Multimillonario. Pero guapo, fuerte, y se cuidaba. Su novia, sin embargo… … no era su suficiente. También rica, guapa, pero… … ya no había amor. Pasión. Por su hijastra, en cambio… Esmeralda era perfecta. Joven. Inocente. Cariñosa. Y desde luego, le deseaba. Pero se contenía. Estaba prohibido. Hasta que dejo de estarlo. Viktor podía perderlo todo. La empresa. Su novia… … un escándalo colosal. Peo quizá merecía la pena. Y quizá, solo quizá… Podía sacar algo de ello.

A los 18 años eran la pareja perfecta. Inseparables. Llenos de amor. El complemento perfecto para el otro. La envidia de todo. Hasta que la vida los separó. Hoy, tres años después… … la vio. Otra vez. No parecía real. Pero lo era. Mucho había cambiado. Ambos habían cambiado. Era imposible. Pero quizá, no. Al final… eran la pareja perfecta. Salvando porque él, Marcos… … ya no era su profesor.

Katrina siempre había sido distinta. Siempre había vestido de negro. Siempre había amado la oscuridad. El dolor. El control. La opresión. Había leído muchas novelas. Estudiado demasiadas religiones. Pero nunca había practicado. Nada. Hasta que la oscuridad la encontró a ella. Introducida a un universo nuevo. Un Romance Oscuro. Una incursión en el BDSM. Y la pérdida de su virginidad.

Nilo era un bárbaro. Salvaje y brutal. Pero a su manera, honorable. Y los tiempos no eran fáciles. Los Vampiros acechaban. En cada esquina. Los campesinos, desesperados. Los licántropos, la línea de defensa. La última línea de defensa. Y Nilo era uno de ellos. Por desgracia, odiado por todos. Vampiros… y campesinos. Hasta que salvo a una campesina. Una campesina muy especial.

Marcos era el hombre ideal. Bello, considerado, atento. Divertido, serio, formal. Cariñoso, protector, gentil. Pero claramente, era peligroso. No podía decirte en que trabajaba. Ni su horario. Ni quería que te acercaras. Y por sus pintas no era policía secreto. Marcos tenía prohibido enamorarse. Pero eso no era algo que pudiera elegir. Y cuando lo hizo… todo cambió. El ya no era el objetivo. Ahora ella era el objetivo. Y salvarle la vida no iba a ser fácil. Pero uno movía cielo y tierra… … por la mujer que amaba. Agente secreto. Infiltrado en la mafia. Peligro. Amor. Y sexo. Mucho sexo.

Alba era una chica normal. Una chica sencilla, sin problemas. Pero demasiado bella. Demasiado confiada. Demasiado inocente. Un día, eso casi le cuesta la vida. En el camino al trabajo. Rodeada de maleantes. Y todo por ser demasiado mala. Alex la salvó. A golpe limpio. Literalmente. Pero eso no fue lo único que hizo con ella.

Victoria era una auténtica belleza. 21 años. Modelo de pasarela. Rubia de curvas de infarto. La envidia y deseo de todos. Antonio, la pareja perfecta. 37 años, podrido de dinero. Pero guapo, fuerte. Un líder nato. Alguien firme y que se cuidaba. Alguien en busca de su Sugar Baby. Y la había encontrado. Días de lujo. Noches de pasión. Era solo sexo y caprichos. O no…

Ingrid y Aina eran dos jovenes necesitadas. Dos rusas de infarto, con cuerpo de pecado. Sin dinero, sin recursos, sin fama. Sin conocimiento, habilidad, o futuro. Pero tenían una cosa. Sus cuerpos. Sus bellos y deseados cuerpos. Dos muñecas rusas con algo que ofrecer. Su belleza. Iban a viajar a España. Iban a ser modelos. Iban a tener vidas fáciles. Pero iban a tener que pagar el precio. Dimitri, el dueño de la agencia de modelos. El mafioso encubierto del tráfico de personas. Necesitaba cobrar. En carne. Saborearlas. Primero una. Luego la otra. Luego las dos. Por separado. Y a la vez. Debían probar su valía por separado. Y luego, trabajar juntas. F*llarle juntas. Complacerle. Y Dimitri era duro. Muy duro.