Hubo un tiempo en que por amor se emprendían aventuras: El momento de las heroínas de corazón joven, que se enamoran por primera vez con ilusión y valentía, persiguiendo la felicidad en emocionantes historias. Massachusetts, 1777. A pesar de su distinguida educación, Catherine Markham tiene un temperamento algo incontrolable. Así, ante la desaparición de su hermano y la llegada de una petición de rescate, la muchacha se lanza a su búsqueda con toda decisión. Para entregar el rescate acudirá a un antiguo amigo de su hermano, Derrick St. John, un joven que se dedicó a la piratería y ahora navega en son de paz. Fiel a su amistad, Derrick decide ayudar a Catherine y rescatar a su hermano de los piratas. Pero la convivencia a bordo del barco será agitada: el carácter independiente de ella y la autoridad de él chocarán a menudo. Sin embargo, a lo largo de su andadura descubrirán que pueden ser buenos camaradas, y de esa camaradería surgirán sentimientos imprevistos... A pesar de las dificultades y los enemigos, lucharán juntos contra todos los obstáculos, y compartiendo peligros comprenderán que, pese a sus disputas, están hechos el uno para el otro.

¿Qué puede hacer una respetable Dama cuando es secuestrada con la noble intención del matrimonio? Porque se casara con él, por supuesto. Julia Frant ha amado en secreto y a distancia a Alec MacLean, el salvaje Vizconde de Hunterston. Así que cuando accidentalmente él la secuestra en lugar de a su hermosa e intrigante prima para fugarse a Gretna Green, Julia encuentra la oportunidad de hacer que sus apasionados sueños se conviertan en realidad. Alec no está en posición de objetar: si no se casa antes de la medianoche y no vive libre de escándalo durante un año perderá su herencia. Su matrimonio con Julia garantizará su fortuna. Pero al ver como su patito feo se transforma en un elegante cisne, Alec de repente no puede mantenerse alejado de su esposa a ninguna hora, y cuando la besa, la herencia es la última cosa en su mente. Por desgracia, el escándalo puede ocurrir por las mejores intenciones... ¡y Julia nunca ha carecido de buenas intenciones!