Su presencia lo invadió todo en el momento en el que entró en la consulta de Brisbane. Alto e imponente, pero con encanto y calidez; todo lo que un médico debería tener. Cate tuvo que controlarse a sí misma. No estaba preparada para sentir otra vez. Aun así, la pasión y la ternura eran dos cosas que compartían, y si Cate podía, poco a poco, superar sus miedos, ¿por qué él no podía? Como médico, Cate comprendió que algo no marchaba bien y que necesitaba convencer a ese hombre de que podía ser paciente y doctor a la vez, de que su amor podía proporcionarle una cura muy especial.

Aquello era una emergencia y necesitaban un médico a toda prisa. La enfermera Alex Macleay se sintió aliviada cuando aquel desconocido, un médico de Sidney que estaba allí de visita, se ofreció a ayudar. La atracción surgió entre ellos de un modo inmediato y arrebatador, y los ratos que pasaban juntos después de trabajar siempre eran maravillosos. Sin embargo, Josh solo quería un romance de vacaciones, no quería volver a tener ninguna relación seria; mientras que para Alex era o todo o nada, ya que tenía que contar con su hija. La pequeña estaba encariñándose con Josh y necesitaba un padre. Estaba claro que él era el candidato perfecto.