Podría haberla destruido si hubiera querido hacerlo y ella estaba lista para aceptarlo, pero ¿por qué razón? —Puede que hayas hecho cosas atroces, soy consciente de ello —le confesó—. Lo supe desde el primer momento en que te vi. —¿Y? —continuó él pronunciando con voz estrangulada esa palabra. —Y decidí que la moral pasaba a un segundo plano, porque en primer lugar de repente estabas tú. Cuando Selene es vendida a un hombre guapísimo y fascinante, no puede creer que será él quien la inicie en los placeres del sexo, que aún no conoce. Román es ruso, exponente de una poderosa mafia de ese País y no es un hombre como los demás. Ella lo comprendió con la primera mirada, capaz de subyugarla y aplastarla con su fuerza. El poderoso encanto que emana la hace temblar y buscar algo diferente en la vida; la rutina del pasado ya no le pertenece, ya no la satisface. Encontrarse en las espiras de una red de prostitución no la derriba, Selene se levanta y para hacerlo tiene que confiar en él, Román Aleksandrovic Nevskij, un verdugo que habla su idioma a la perfección y cuyos ojos verdes la traspasan de lado a lado para seducirla.

Cuéntame algo —continuó—. Ya que te apetece tanto hablar conmigo. El ruso con el que estabas, ¿por casualidad no conseguía satisfacerte? El tono era arrogante. Si Selene hubiera tenido la pistola entre sus manos, le habría disparado por esa frase insolente con la que se había dirigido a ella. Lo enfrentó, cara a cara, dos iris glaciales, furiosos, la clavaban a la cama y la culpaban por algo que ella ignoraba. Alex no podía permitirse hacerla sentir sucia. —No hables de él. No te atrevas a hacerlo —advirtió. Selene no comprende su atracción por Alex. Está enamorada de Román y está segura de ello, pero ese hombre desconocido la abruma con su sola presencia. ¿Por qué? Regresar a Italia y tropezar con él, su nuevo secuestrador, la confunde y la hace entrar en pánico. Está sola frente a una realidad que no ha pedido vivir y desconoce los motivos que llevan a su captor a retenerla encerrada en una habitación. Pensaba que podría volver a abrazar a su familia, sin embargo Alex la ha catapultado a un mundo oculto hecho de deseos y palabras no dichas. Él le gusta, hace latir su corazón, a diferencia de su ruso que la ha abandonado a su suerte y la ha traicionado. Sin embargo no consigue diferenciar a los dos hombres: en el comportamiento de Alex, seguro de sí mismo y dominante, Selene ve a Román, y no puede evitar gritar su nombre cuando la pasión la arrasa. El sentimiento de culpa arde en su interior, el miedo vuelve a cobrar vida y el valor no es suficiente para luchar contra ese misterioso hombre. Una novela de potentes tintes eróticos, donde la única regla que gobierna la trama es la pasión y… el amor.