Marcos estaba encerrado.Inculpado siendo inocente.En la cárcel, por salvarla.A Susana, la nieta del jefe.El amor de su vida.18 años. Virgen hasta que llego el.Pero ahora tenia alguien por quien luchar.E iba a escapar de ahi, como fra.Salir de la cárcel, por ella.Limpiar su nombre.Y estar con ella, para siempre.La pregunta era cómo.

Marcos era un buen hombre. Con muy malas decisiones. Pero nunca tuvo opciones. La mafia era su única familia. Ahora debía pagar el precio. Lo peor... lo haría por amor. Nunca, nada, le paso factura. Salvo ella. Susana. Su amor. Su protegida. Su elegida. Su fruta prohibida. La nieta de su jefe. 18 años. Virgen. Sexy. Descarada. Peligrosa. Traviesa. Juguetona. Y ahora, en peligro. Debian ocultarla. Y Marcos debía encargarse. Lo hizo... a un precio. Y el precio, era ella. La fruta prohibida. Pero el precio iba a ser... ... mucho mas alto.

Arturo Maduro Villanova. 48 años. Empresario. Exitoso. Sexy. Firme. Y el mejor amigo de su padre. Totalmente prohibido. Totalmente deseado. La hija de su mejor amigo. Tierna. Joven. Virgen. Alicia. Una fusion de empresas. Millones en juego. Reputaciones en juego. 18 años de inocencia. 48 años de trabajo. Era el momento de arriesgarlo todo.

Antonio Torero. Culturista profesional. Icono sexual. Modelo. Exito. Fama. Deseo. Y una oscura historia. Superación personal. Familias disfuncionales. Y soledad en la cima. Hasta que llego Soledad. Sole. Su psicóloga. Totalmente fuera de los limites. Nada ético. Pero totalmente deseable. No podia hacerlo. Pero tampoco podia decirle que no. Nadie podia resistirse a Antonio. Y entonces, todo se complico. La prensa. La fama. El trabajo... ... todo amenazaba con desplomarse. Pero quizá el deseo, la pasión... ... el amor. Podían sostenerlo todo.

Aaron era un luchador nato. Con una familia difícil. Pero unas metas muy claras. Y haría lo que fuera por ello. Los hierros eran su pasión. El baile, su válvula de escape. Y una forma de ganarse la vida. Era guapo, fuerte, y descarado. Pero no contaba con enamorarse. No de ella. No tan rápido. No con tener que dejar su trabajo. Y no con un chantaje inesperado. Eso si, al menos habría pasión. Pasión para alimentarle. Para llenarle de fuego. Y para salir adelante.