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Literatura de maribel fernández cárcel
el secreto (libro)
En los años cincuenta, Isabel, una chica humilde del barrio de Las Cuevas, entrará a trabajar como personal de servicio en la finca de Los Marqueses de El Piélago. Apenas trans
hijas de nadie (libro)
Cuando de nuevo volví al convento en busca de Guillem, mi gran amor, jamás pensé que mi vida diese aquel cambio tan brusco e inesperado.Él nunca se creyó la historia de la esce
la tierra prometida (libro)
Mi destierro dentro de la península en aquella España franquista y como consecuencia de aquel alcalde cobarde que se cebaba con las personas más débiles y que empleó todo su ma
el secreto (libro)
En los años cincuenta, Isabel, una chica humilde del barrio de Las Cuevas, entrará a trabajar como personal de servicio en la finca de Los Marqueses de El Piélago. Apenas transcurre un día cuando, el señorito Rafael, hijo de los marqueses y estudiante que cursa su último año de medicina, se instalará en el cortijo para pasar el verano. Ella, nada más verle, se enamorará perdidamente y a él, Isabel, no le será del todo indiferente. Un amor a primera vista, pero inalcanzable, porque su madre, la señora marquesa, una persona desequilibrada, impedirá por todos los medios que su hijo no tenga otro trato con ella que no sea el de su mismo rango, una criada. Le hará, a Isabel, la vida imposible. Recordándole, continuamente, su posición social. Por otro lado, la señora marquesa, intentará convencer a su hijo, de que debe comprometerse con la señorita María Eugenia, hija de un importante y acaudalado empresario de una ciudad colindante.Isabel luchará por ese amor a pesar de los obstáculos que se antepondrán en su camino. Al mismo tiempo, mientras trabaja en el cortijo, descubrirá el secreto que, celosamente, guarda, desde hace años, el marquesado.
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hijas de nadie (libro)
Cuando de nuevo volví al convento en busca de Guillem, mi gran amor, jamás pensé que mi vida diese aquel cambio tan brusco e inesperado.Él nunca se creyó la historia de la escena con mi amiga Tere en el hotel Ritz, que fue preparada entre ambas para salvarle la vida. Quizás fuese eso o porque era la forma más diplomática de decirme que no quería reanudar nuestra relación, que le había hecho demasiado daño, y que ya formaba parte de su pasado. Aquel amor que desbordaba en nuestros corazones, tiempo atrás, se había quedado para él en el olvido.El asesinato de una religiosa en aquel convento complicó mucho más las cosas e incluso se agravó cuando el inspector de policía nos llamó a declarar y él confesó que la noche de la fiesta, que fue la anterior en la que se cometió aquel cruel asesinato, la pasó con la víctimaÉl, desde el principio, se convirtió en el principal sospechoso y, aunque yo tenía una última carta guardada, que nadie esperaba, no sirvió para nada.Era indudable que Dios me trajo a aquel mundo para sufrir. Quizá era la única forma de purgar aquel pecado que fue enamorarme locamente de un sacerdote.La iglesia emplearía todo su poder contra él. No les importó que Guillem también fuese un ministro más de la palabra de Dios. Las grandes jerarquías eclesiásticas, lo mismo que en la sociedad civil, eran las que dirigían aquel país, en aquella dictadura cruel y que siempre pagaban los más débiles.Pero aquí no acabaría todo, porque todavía había muchas cosas por descubrir en aquel mundo lleno de lujos innecesarios y que la iglesia ocultaba.Los religiosos antes de jurar sus votos, habían llevado una vida normal como cualquier ciudadano de a pie con sus más y sus menos.La madre Gabriela, el padre Agustín y la madre abadesa, del primer y segundo convento, en este último donde estuve como monja de clausura, ocultaban verdaderas tragedias dentro de la iglesia y fuera de ella, de sus propias vidas
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la tierra prometida (libro)
Mi destierro dentro de la península en aquella España franquista y como consecuencia de aquel alcalde cobarde que se cebaba con las personas más débiles y que empleó todo su mal sobre mi persona y toda mi familia, supuso para mí uno de los peores periodos de mi vida.Aparte de tener que abandonar a mi pueblo, Vilches, mi gente y mis recuerdos, tendría que enfrentarme a una nueva vida lejos de mi querido pueblo. Aquel que me vio nacer, crecer, pero que jamás me vería morir. La tierra prometida como les llamaban los que emigraban hasta Barcelona, era algo muy difícil de asimilar para mí. La incertidumbre me acompañaría durante todo el viaje y cuando llegara a la capital catalana, aunque allí, estarían mis amigos, Manuel y Tere, sabía que tendría que enfrentarme a todos los contratiempos que se me presentaran que, desgraciadamente, fueron muchos. Sabía, con certeza, que mi mayor compañía iba a ser la soledad. Una soledad impuesta por una situación en aquella España donde la gente del bando republicano, escapaba como podía de las garras de aquellos asesinos, que se creían dueños de nuestra persona, cuya misión era callar bocas y si podía ser con el tiro en la nuca, de un fusil, detrás de las tapias del cementerio, mucho mejor.Aquellos años de oscuridad en mi mente hizo menos dramática mi vida, sin sufrir aquel pasado tan doloroso que había dejado atrás.La vida con sus altibajos, de nuevo me devolvería a la vida real, a amar y a sufrir a la vez en un estilo y ambiente de vida jamás imaginado, la iglesia.
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