Literatura de marta salvador vélez
10 tips para olvidar a tu crush (libro)
«¿Imaginas enamorarte del ex de tu mejor amiga?, ¿imaginas que, además, es el mejor amigo de tu ex? Cuando nada puede ser peor solo queda una salvación: 10 tips para olvidar a
todas las señales del universo (libro)
«Dos personas que se buscan en círculos es porque están predestinadas. El universo se arreglará para juntaros», dijo alguien a Carolina cuando se reencontró con Gabriel, el amo
veinticuatro días de septiembre (libro)
Cuando vi bajar a Marcos por las escaleras de casa de sus padres aquel 7 de septiembre de 2018, supe que acabaríamos en su cama esa noche. Lo supe porque fue incapaz de mirarme
10 tips para olvidar a tu crush (libro)
«¿Imaginas enamorarte del ex de tu mejor amiga?, ¿imaginas que, además, es el mejor amigo de tu ex? Cuando nada puede ser peor solo queda una salvación: 10 tips para olvidar a tu crush».
todas las señales del universo (libro)
«Dos personas que se buscan en círculos es porque están predestinadas. El universo se arreglará para juntaros», dijo alguien a Carolina cuando se reencontró con Gabriel, el amor platónico de su infancia, justo cuando había perdido toda la esperanza en el amor. Porque Carol, a sus treinta y siete años, siente que nunca ha tenido una pareja normal, más aún cuando acaba de ayudar a su exmarido a salir del armario. Quizás la repentina aparición de Gabi es la prueba de que el universo le tenía guardada la mejor de las oportunidades, de que el amor en toda su extensión podía ser posible en su vida y de que la crisis sanitaria del coronavirus no es sino una simple distracción ante la evidencia: que el gran amor de su infancia también era el de su vida... o no.
veinticuatro días de septiembre (libro)
Cuando vi bajar a Marcos por las escaleras de casa de sus padres aquel 7 de septiembre de 2018, supe que acabaríamos en su cama esa noche. Lo supe porque fue incapaz de mirarme a los ojos, aunque no pudo dejar de observar mis labios, a punto de besarme la comisura derecha; mis pechos, rozando mi camisa con su barbilla al acercarse al bebé de mi hermano que yo acunaba, o mi gesto, cuando mordí con sensualidad el último bollito que quedaba. Y ocurrió, aunque él no quisiera, como tampoco quiso las anteriores veces; por eso no se atrevía a mirarme a los ojos, pero, por eso mismo, ocurrió». — Lola. «Normalmente soy un tío autodisciplinado. Cuando escuché el timbre, veintitrés días, una hora y dos minutos después de haberla visto por última vez, no iba a inmiscuirme en su vida de nuevo. Esa vez no iba a acostarme con ella. Pero la veterinaria me volvió a reñir, como cuando era la más pequeña de todos y la más mandona. Su camisa vaquera mostraba seis botones, abrochados solo cuatro. Tendría que contarlos diecisiete millones de veces para poder controlarme». — Marcos Carbajal. Después llegó la riada y todo se complicó mucho más.