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Literatura de maurice limat
el crepúsculo de los humanos (libro)
Maurice Limat, con singular maestría, nos describe una rebelión de máquinas y robots con un desenlace igualmente singular y sorprendente.
el espacio sofocante (libro)
El espacio sofocante (L´Anti-Monde) es una novela de vampiros del escritor francés Maurice Limat, publicada en 1966.El espacio sofocante vuelve a relacionar a los vampiros con
el robot de carne (libro)
La multitud escuchaba la voz y contemplaba la imagen. La voz del dictador era repetida por cien altavoces, y su formidable imagen se destacaba en color y en relieve, sin que ni
la maleficio (libro)
En la Venecia actual, hay algo más que los palacios y los canales que pertenezca a otra época. Hay un ambiente medieval, intrigas, desapariciones, misterio… y hay, también, par
sangre verde (libro)
Partieron alegres para establecerse en una nueva Tierra, pero los pasajeros de la «Nevermore» pasan demasiado cerca de un cometa radioactivo. Los efectos son devastadores. Pero
yo, un robot (libro)
Era en un lugar del cielo muy lejano. En alguna parte más allá de las rutas de la Galaxia, a varios centenares de años luz de los últimos sistemas. El crucero «Lux» se lanzaba
el crepúsculo de los humanos (libro)
Maurice Limat, con singular maestría, nos describe una rebelión de máquinas y robots con un desenlace igualmente singular y sorprendente.
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el espacio sofocante (libro)
El espacio sofocante (L´Anti-Monde) es una novela de vampiros del escritor francés Maurice Limat, publicada en 1966.El espacio sofocante vuelve a relacionar a los vampiros con el espacio, transformándose en una de las pocas novelas de ciencia ficción de vampiros de aquella década. Por supuesto que, en este caso, Maurice Limat no se enfoca directamente en los vampiros, sino en una rara especie de vampirismo que resulta secundario en la trama de la novela.
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el robot de carne (libro)
La multitud escuchaba la voz y contemplaba la imagen. La voz del dictador era repetida por cien altavoces, y su formidable imagen se destacaba en color y en relieve, sin que ninguna pantalla la reflejara, dominando con su busto gigante, del tamaño de una montaña, la inmensa explanada en la cual los hombres del mundo de Harrania se habían reunido para oírle, obedeciendo a una orden. El impalpable coloso reflejado por las ondas era un hombre de unos sesenta años, de una vitalidad increíble, muy hermoso todavía con sus cabellos blancos y su rostro lleno de fuerza y de inteligencia. La multitud escuchaba con aquella silenciosa, inquietante y pesada atención de los oprimidos. Jorris Wead, descendiente de aquellos terrestres que hacía un siglo habían venido del planeta Patria, situado a varios centenares de años luz, era el dueño absoluto de Harrania y de las nueve lunas que danzaban alrededor del planeta central su eterna danza. Jorris hablaba, y la televisión retransmitía su discurso en todas las ciudades del planeta y de sus nueve satélites. Y todos los que no se hallaban entonces en la explanada le estaban escuchando desde sus casas. Incluso los que reprobaban su tiranía, incluso los que le odiaban. Y éstos formaban legión… Pero la dictadura de Jorris Wead y de sus partidarios era tan terrible, que todos tenían miedo a ser delatados, y desconfiaban unos de otros.
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la maleficio (libro)
En la Venecia actual, hay algo más que los palacios y los canales que pertenezca a otra época. Hay un ambiente medieval, intrigas, desapariciones, misterio… y hay, también, para asombro del joven ingeniero francés Jaime Landret, una campana que no existe y que, sin embargo, sigue sonando. Y una mujer bellísima, condenada por adulterio a no morir jamás, pero que sigue atrayendo a sus enamorados a la muerte.
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sangre verde (libro)
Partieron alegres para establecerse en una nueva Tierra, pero los pasajeros de la «Nevermore» pasan demasiado cerca de un cometa radioactivo. Los efectos son devastadores. Pero lo peor está por llegar para el único superviviente. Su piel empieza a convertirse en corteza y su sangre en savia. Y la agonía se prolongará durante mucho tiempo...
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yo, un robot (libro)
Era en un lugar del cielo muy lejano. En alguna parte más allá de las rutas de la Galaxia, a varios centenares de años luz de los últimos sistemas. El crucero «Lux» se lanzaba a una velocidad inaudita, acosando, persiguiendo, ametrallando, bombardeando, lanzando disparos sobre la proa que ya se le escapaba y, de una manera heroica, desafiaba al inconmensurable poder técnico-militar de la gran nave de los Hombres que la había alcanzado después de Vaal, el satélite de Antares, de donde se habían fugado cuando se descubrió la rebelión.
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