Literatura de morgan franks
se empieza con una traición (libro)
Tras abandonar el ascensor en la segunda planta del hotel «Encanto», en Phoenix, Arizona, la dama caminó con naturalidad, sin prisa aparente, en dirección a la suite 213. Sin v
sombras chinescas (libro)
DESDE las cristaleras del salón, podía verse la superficie de aquel lago de extraña forma, como un gallo con tres patas. Un lago de bruñida superficie, con una extraña luna enc
se empieza con una traición (libro)
Tras abandonar el ascensor en la segunda planta del hotel «Encanto», en Phoenix, Arizona, la dama caminó con naturalidad, sin prisa aparente, en dirección a la suite 213. Sin vacilaciones, introdujo la llave en la cerradura, sin temor alguno a ser vista, porque aquella era su suite. Entró, y cerró de nuevo, sin movimientos alterados. Luego, una vez dentro y a solas, todo cambió. No es que los movimientos de la dama fuesen nerviosos, premiosos, no; sus movimientos se convirtieron en el producto de una máquina de precisión: rápidos, acertados, precisos. Por entre las persianas graduables de la terraza penetraba la luz de la luna, dejando la suite en un claroscuro agradable y fresco, que la dama utilizó para realizar discretamente la primera parte de sus proyectos; se desnudó en unos segundos. Es claro que tampoco antes había ido excesivamente vestida; en Phoenix, en la estación estival, el calor es fuerte y seco. De ahí que la dama, con descorrer una cremallera del minivestido y dejarlo resbalar hasta los pies, se viese libre del primer engorro.
sombras chinescas (libro)
DESDE las cristaleras del salón, podía verse la superficie de aquel lago de extraña forma, como un gallo con tres patas. Un lago de bruñida superficie, con una extraña luna encima; una luna grande, brillante, de visión tan nítida, que uno podía forjarse la ilusión de ver a algún astronauta sobre su superficie. Se trataba de Lake Keesus, situado a medio centenar de millas al norte de Waukesha, en Waukesha County, en el Estado de Wisconsin. Un lugar muy frío y áspero en invierno, y agradable en verano, con temperaturas suaves. El hombre, con la pipa entre los dientes, miraba a través de los cristales, hacía ya rato que chupaba de la pipa sin obtener el apetecido humo del tabaco, ya consumido en la cazoleta.