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Literatura de peter kapra
abismos infinitos (libro)
Dario Cock recibió un mensaje extraño y simple. Decía así: Urge veas a Paal, en Elisabeth Street, 45, Sydney. No había firma de ninguna clase, pero el papel y el sobre eran alg
acción de rescate (libro)
Agachado en el puente, mientras las balas trazadoras enemigas perforaban las planchas y barrían la cubierta, el teniente de navío Willy Thorne vociferaba: —¡Disparad el «Oerlik
al otro lado de las estrellas (libro)
Hany Nynie habla: —¡Les aseguro que está loco...! ¡Completamente loco! ¡Es un parafrénico agudo! — ¿Un qué? La muchacha se vuelve y mira al obeso Director. —Más aún... — pero v
ambición cósmica (libro)
En la cumbre del monte Elek, en Egor, un hombre alto, robusto, vestido con un traje de plata, oro y pedrerías, contemplaba el inmenso campo nocturno que se extendía más allá de
año 500.000 (libro)
An Lowe abrió los ojos y miró hacia la esfera roja que parecía suspendida en el centro del visor de referencia tangente-orbital. Reconoció la Tierra. No se emocionó. Regresar d
argho (libro)
El joven doctor Avesnes, de largos y bien cuidados cabellos, ojos azules y complexión atlética, que vestía un ajustado jersey blanco, de cuello de cisne, apoyó la cabeza en el
armas al acecho (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todote
bestias humanas (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todote
brumas de violencia (libro)
DANE, tráeme al detenido. —Sí, mayor. El sargento Kenneth Dane saludó y salió del despacho. El mayor Harry Seeley apoyó los codos sobre la mesa y miró el legajo de papeles que
cerebro mecánico (libro)
Daila Jarre conoció a los Dolman a causa de una denuncia presentada contra ellos. Funcionaria de comprobaciones legales, la joven hubo de tomar su «Hon-6» y dirigirse a Ridge C
clave cósmica (libro)
Vake Dossen apenas prestó atención a la noticia, pese a su extraordinaria importancia. Estaba demasiado preocupado en sus propios problemas para recordar siquiera el nombre de
criptestesia (libro)
El joven sicólogo Arthur Goodell se enteró del «Caso de Elga Robins» mientras se desayunaba en el complejo comedor automático del Memorial Hospital Kennedy, porque pasó por las
cuatro a mercurio (libro)
Bolsilibro de Pedro Guirao Hernández, bajo el seudónimo de PETER KAPRA, de la colección LUCHADORES DEL ESPACIO (1960).
desafío espacial (libro)
—Atención, por favor. Llaman al señor Kurt Flagel a la cabina de comunicación número dos. El hombre joven que estaba observando una «placa visora» en un rincón de la sala de pa
desintegración (libro)
LA Tierra se encontraba en estado de guerra. Naves espaciales de origen desconocido habían sido localizadas por los satélites de exploración espacial y batallas siderales se ha
después del cataclismo (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todote
después del fuego (libro)
Jacques ignoraba lo que había ocurrido en el exterior. Sólo sabía que André no fue a relevarle. La luz se había apagado mucho antes; también se había acabado el agua, aunque al
detrás del tiempo (libro)
El lector debe imaginar que se encuentra en alguna parte completamente distinta a lo que es la Tierra. Algún lugar situado o no en un más allá desconocido; un lugar del que no
dimensión infinita (libro)
Jamás ha logrado el hombre construir un cerebro electrónico más perfecto que el humano. Sin embargo, en el siglo XXIV un ingeniero cibernético consiguió una máquina, a la que l
dwyn el marciano (libro)
—Perdón, señor... ¿Puede decirme dónde estoy? El «policeman» Graindorn estaba habituado a preguntas semejantes. Se volvió, sonriendo con condescendencia. Pero su sonrisa se hel
egofobia (libro)
En el despacho del doctor Pooh Karven sólo había una mesa de trabajo, materialmente invadida de papeles y fórmulas, y un «ojo estelar», especie de modernísimo telescopio, capaz
el aerolito (libro)
Nadja entornó sus fascinadores ojos color verde mar, al ver subir a su marido al aerobús, acompañado por un hombre alto, de facciones tersas, cabellos castaños y ropas de indud
el alquimista (libro)
El mundo agitado y convulso había sobrepasado ya la primera década del aciago e infausto siglo XXI; los problemas humanos, latentes y patentes, desde la diáspora prehelénica, h
el brujo (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todote
el futuro quedó atrás (libro)
Todo era mar y cielo. En los remotos confines del horizonte, en cuanto abarcaba la vista, los matices del azul se confundían, dando la sensación de infinita continuidad entre e
el hombre sin tiempo (libro)
»—Hay millares de periodistas en Nueva York, señorita Herzl —le había dicho el hombrecillo de la mirada perspicaz —. En realidad, cualquiera puede ser periodista. Lo difícil es
el oráculo de kozah (libro)
A ciento ochenta millones de kilómetros de «Beta» del Centauro, y a cuarenta y medio años luz del sistema Solar, las primeras expediciones de cosmonautas terrestres descubriero
el rayo mutante (libro)
El hombre joven tendido en el sofá anatómico había dicho llamarse Dean Sorber y ser ingeniero electrónico y cibernético. Aparentaba poco más de treinta años y era alto, bien pr
el tricéfalo (libro)
En un mundo prohibido, la más alucinante hecatombe arrojó a un grupo de personas al abismo infranqueable donde moraba un monstruo jamás concebido por la mente humana. Y Arno Ri
el uranida (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todote
enviado del cosmos (libro)
Nadie en la Base Experimental de Ouallene (Sahara) podía dar crédito a lo que se pudo presenciar el día 22 de mayo de 2219, a las diez en punto de la mañana. Un hombre caminaba
epidemia (libro)
Desde su mesa de trabajo, a través de los gruesos cristales de la cámara insonora que le servía de encierro, Herbert Breck vio a Lena aparecer en la angosta puerta, al pie de l
era atlántica (libro)
El joven y atractivo egiptólogo norteamericano, Jack Alden, más conocido en el mundo de la arqueología como J. A. Alden, descendió de su «caravan» aquella calurosa mañana, con
era final (libro)
Frondosos y verdes bosques, ríos artificiales, lagos, pequeños mares de agua verdeazulada, cúspides nevadas, blancas e impolutas, sólo alteradas por las torres metálicas de la
espías siderales (libro)
La oficina del organismo secreto más extraordinario del Sistema Político Solar estaba dirigida por un hombre que se hacía llamar Enrique Lehmar y era, posiblemente, el individu
esporas infernales (libro)
No se supo jamás qué cápsula o vehículo espacial recogió la espora en el espacio, pero se supuso que debió de ser algún ingenio norteamericano, durante la década de los años se
estirpe de héroes (libro)
Un norteamericano alistado en las tropas inglesas, antes de que su pais interviniera directamente en la 2ª Guerra Mundial, destaca por su valor en la contienda en el norte de A
extraña dimensión (libro)
Joan Castell llegó a Barcelona, al ser licenciado del servicio militar, con la ilusión de convertirse en un famoso actor de cine. Alguien le había dicho: «Te pareces a Paul New
fantasmas del futuro (libro)
JANET LEARY, oficial de Control Cívico, con una graciosa sonrisa en sus labios rojos, leyó la placa que había a un lado de la puerta. Ghost School (Escuela de Fantasmas). Prof.
fenómeno psíquico (libro)
La sorprendente e increíble historia de Herb Bleine pudo empezar así: — Lo siento, señor Walker... No me encuentro bien. En efecto, el joven empleado de «Mulvane Car Supplies L
garra de terror (libro)
Los tres hombres que rodeaban la mesa del bar de Dirty Hands (Manos sucias) Vigier contaban con casi un centenar de años de prisión en su haber colectivo y su sola presencia en
genocidio en qu'ell (libro)
Heroes del espacio 188
hombres mixtos (libro)
Madeleine cruzó sus bonitas piernas y miró a su interlocutora a través del humo rojo de su cigarrillo. —Jean Pierre está loco —dijo. Sus labios eran negros, su piel amarillenta
homo stelaris (libro)
Luis Colman era un hombre de suerte. Su nombre fue elegido, entre más de diez mil aspirantes, para dirigir el mando de la más hermosa expedición cósmica jamás emprendida por el
homo súper sapiens (libro)
Alex Kramo estaba nervioso, excitadísimo. Con frecuencia, se levantaba de la mesa de trabajo e iba a la ventana, descorriendo las cortinas para mirar la noche. Nada. Marcelo y
horóscopo mortal (libro)
Erizadas las costas atlánticas, desde Islandia a Ciudad del Cabo, de silos subterráneos, provistos de cohetes intercontinentales de cono múltiple, con cargas desintegradoras at
huida al infinito (libro)
Una serie de plataformas de quinientos metros en cuadro (250 000 metros cuadrados), superpuestas y unidas entre sí por un gigantesco tubo de mil quinientos metros de altura, fo
la gruta del tiempo (libro)
—¡Sígueme a los abismos, Susy! —gritó, alegremente, el joven de rostro simpático y cuerpo atlético que está de pie sobre la borda de la lancha. La muchacha del cabello rubio re
la isla de los malditos (libro)
El avión japonés era un «Mitsubishi» de bombardeo, que nadie comprendió qué estaba haciendo en aquellas aguas. Pero, evidentemente, llegaba a Bogango con dificultades, puesto q
la ley de onk (libro)
Arthur Bregg tenía motivos para sentirse aplastado, hundido, acabado. El veredicto de su amigo, el doctor Vasili, era inapelable: — No sé lo que tienes, pero has de morir. Él t
la ley la pongo yo (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todote
la luz viviente (libro)
Al sobrevolar las extensas ruinas de lo que sin duda debió ser una enorme ciudad, el capitán Pe Mysen experimentó una extraña sensación de inquietud. No era la primera vez que
la mano del diablo (libro)
Alma Vestry era una mujer de veinticinco años, pletórica, saludable, abundante de formas y agraciada de rostro. Una mujer bonita, atractiva, pero viva de genio. Además, poseía
la otra humanidad (libro)
A través del cuarzo de su ventana, Sziffra Khasi contempló el abismo infinito del cosmos. Millones de estrellas le enviaban el mensaje misterioso de su luz. Orión, Bellatrix, A
la piedra filosofal (libro)
Por la autopista radial del Edimburgo de finales del actual siglo, un bólido rojo, deportivo, provisto de dos motores «Sincron» y alimentado por baterías de cadmio 66, desarrol
la raza perdida (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todote
la roca viviente (libro)
En la estación de «Last Point», allí donde el gran cartel descolorido anunciaba «Llene aquí el depósito». Cien millas de desierto le aguardan. Y, de paso, pida un «Orange Tank»
las arañas mecánicas (libro)
Ella era Telma-Y-123.597.698.039 Prestaba sus servicios en el Centro de Readaptación Social, y era una mujer bellísima en un mundo donde la belleza no tenía ninguna, o casi nin
las garras de ofir (libro)
Siglo XXX. Segunda Era Cristiana. Klen-Brokk tenía esa edad imprecisa en la que el joven, maduro adolescente, se transforma en hombre, se da cuenta de su propia virilidad, de s
los actores del cosmos (libro)
Y las astronaves se posaban suavemente en el anillo que rodeaba la metrópoli venusina a razón de cien por minuto. Desde allí, miles de cintas de asfalto móvil y rosado llevaban
los centrífugas (libro)
— ¡Hielo, sílice, amoníaco y ahora titanio endurecido! — gritó Jean Artoy, dirigiéndose a su oficial ayudante, la geólogo Iwry Gwanda, que permanecía ante él como una esfinge d
los esclavos técnicos (libro)
El negro automóvil se detuvo a pocos pasos de donde estaba sentado Dick sobre su balón de cuero, con los codos apoyados en las rodillas y el mentón entre las manos. El conducto
los golpeadores (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todote
los hibernantes (libro)
La voz sonó vibrante a oídos del Jefe: — Señor, el radioscopio de profundidad ha detectado algo en Agamenón. — ¿Qué? —preguntó secamente Foex. — Harry no está muy seguro... Alg
los hombres-peces (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todote
los infinitésimos (libro)
El doctor Dean Milko, del Instituto de Investigaciones Atómicas, de Powell Creek, Lago Wood (Australia), había pasado la mayor parte de sus cincuenta y siete años estudiando la
los magos de urca (libro)
Una violenta tempestad sideral lanzó a la astronave «Sabre-X-99», a los pavorosos abismos del cosmos, como la brizna de paja es lanzada por el horroroso huracán. De haberla sor
los saurios (libro)
El joven y apuesto Sven Gueda saludó desde la puerta. —Buenos días, profesor. Como si hubiese recibido un sobresalto, el hombre de cierta edad, cabellos enteramente blancos y g
los sentenciados (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todote
los trogloditas (libro)
En aquel tiempo... Kania recordaba diez o doce primaveras. Su madre había muerto cuando la tierra tembló y la gruta se desplomó, sepultándola, junto con las demás mujeres. Ella
macabra sugestión (libro)
Se vio, en medio de la oscuridad, empujado por algo fétido y descompuesto, que pareció surgir ante él. Creyó haber visto apagarse una luz. Pero el horror de la presencia ultrah
magia cósmica (libro)
Serie Kapra futuro nº 5 Publicada en la breve pero fascinante colección KAPRA FUTURO, Magia Cósmica se transformó pronto para muchos como la mejor novela en dicha colección.Pet
más allá del tiempo (libro)
En el siglo de los «Ciclos», ser ciudadano de Yhanka, la vasta región septentrional de Ioa, centro del universo para sus habitantes, era un privilegio. Yhanka había vencido a c
misión de fuego (libro)
Era un antiguo café francés, cercano al río. Estaba situado junto a otro antiguo café francés y frente a un vetusto almacén de arroz. La calle era maloliente, húmeda, oscura y
misterio en uz (libro)
SIR Walter Onsby podía sentirse satisfecho. Su lucha había terminado y ahora viajaba hacia «UZ» en un «delta» interplanetario, para dirigir la investigación más apasionante de
monstruo mítico (libro)
La mujer siempre había sida un elemento inquietante para Arno Ritter, el «Gladiador Germano», como le decían en las Fuerzas Astronáuticas. Una mujer había sido la causante de q
monstruos (libro)
Por aquellas latitudes mora muy poca gente: familias errantes de esquimales, en busca del reno o el oso polar, cuyos perros arrastran los trineos cubiertos de pieles de foca u
muerte corrosiva (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todote
mutación psíquica (libro)
Una gran depresión espiritual dominaba a Christine Hettinger desde la reciente muerte de su padre, al que adoraba con mucha más intensidad de la que podía hacerlo una mujer de
naufragio sideral (libro)
Un amplísimo despacho sin mobiliario y dos hom­bres altos, frente a frente. El parecido de ambos era extraordinario, aunque no vestían igual. Eran hermanos. El dignatario, Secr
no somos terrestres (libro)
Joseph Hampthon nació en Oskaloosa (Iowa), a los veintinueve años de edad, aunque esto parezca increíble, falso o desconcertante. La realidad era que Greet podía hacer que un h
odio en kosol (libro)
La cosmonave terrestre «Sparta-C-5001» llevaba seiscientos años navegando por el espacio. Salió del espaciodromo de Aedos (División Ocho) con noventa tripulantes a bordo, de lo
ojos del cielo (libro)
Nadie sabía que existiera un organismo de Seguridad Mundial, ni que el Secretario General, Mr. Henry Colbett, tuviese más confianza en aquella oficina privada que en todos los
oleada de «ovnis» (libro)
Tendido en una hamaca, a la grata sombra de los pinos de la Costa Brava, en un multicolor y abarrotado «camping», con la mente absorta en el inexplicable caos benigno de las id
pasado increíble (libro)
Siglo XXXII antes del Diluvio. En el actual período (1971 años después de J. C.), al hombre se le hace difícil, casi imposible, creer que pudo existir una civilización en la Ti
pasaje al infierno (libro)
El taxi, procedente de Grand Central Station, sorteaba el tráfico envuelto en la fosforescencia que irradiaban los anuncios luminosos de la metrópoli. Nueva York, en esa hora i
planeta de ficción (libro)
Dadky estaba sentado ante la piedra luminosa, gracias a la cual podía ver sus manos, sus piernas, su cuerpo desnudo y las deformaciones de sus pies grandes. De alejarse, volver
planeta de nadie (libro)
Peter Fowler había estado hablando la víspera con aquel hombre joven y valiente, cuya defunción anunciaban los periódicos. «Ha muerto Harry Forsman. El prestigioso paleontólogo
planeta sin tiempo (libro)
Desde la dura y elevada roca donde se encontraba sentada, Tui podía admirar el verde y dilatado valle, que se extendía hasta las lejanas y oscuras montañas. Veía también los ca
proceso a un uránida (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todote
proyección psíquica (libro)
A través del interfono, la voz de la enfermera llegó hasta el doctor Smolley, director del Hospital de Elk City (Oklahoma). — Está aquí el agente Vance, acompañado de un montañ
psicosis zenital (libro)
Ranzy Schank no soñaba siquiera que aquel día pudiera ser el principio de la aventura más fantástica que podía sucederle a un hombre, como tampoco podía imaginar que el hombre
psiónica (libro)
A principios del siglo XXI, el mundo empezaba a estar gobernado por sociedades secretas. El adagio de «la mano derecha no debe conocer los movimientos de la mano izquierda» se
pudo haber sido así (libro)
Los cálculos astronómicos se resolvían por teleradio; eran simples ecuaciones de tiempo-distancia y no intervenían las fórmulas multidimensionales, pero se requería un cuidado
raza dominante (libro)
— ¡Es bonito este lugar, Sax! — exclamó la Turbadora e inquietante Jill O'Leary, cuyo cuerpo escultural se movió incitante sobre la esterilla de paja, al volver el rostro hacia
raza perdida (libro)
Junk Colman amaba y admiraba a su padre, creyéndole el hombre más sabio y justo de la creación, o, al menos, el más sabio e inteligente de cuantos componían la tripulación de l
raza superior (libro)
Gwampa celebraba asamblea. El Círculo de Sabios estaba reunido en la plaza central, bajo el dios Sol, rodeados de las gradas y arcos, pilares, soportes, saledizos y tejados de
red de homicidas (libro)
El modisto Roger Perron, elegante y discreto, como correspondía a una de las figuras predominantes del buen vestir europeo, levantó la cabeza y miró a la hermosa joven, que hab
regreso del futuro (libro)
— Señor, ten piedad del alma de Rolf Ullrich. Fue un gran compañero. Con estas sentidas palabras, el hombre perdido en el espacio, Conrad Wienner, se santiguó torpemente y lueg
rik, el simio (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todote
seísmo cósmico (libro)
»— ¡No tiembles, Nadia! — le había dicho el doctor Carrell —. Debes pensar en la vida del paciente. Había estado muy nerviosa momentos antes. Tomó un calmante. Aquel día tenía
señor de la guerra (libro)
«Ningabul» se había mostrado propicio aquel año y el Éufrates bajaba crecido, cubriendo casi los canales de piedra que regaban los campos próximos a la ciudad. En la colina, un
terror hipnótico (libro)
La joven y bella secretaria de sir Alexander Bramwell, el jefe del Departamento Interplanetario de la Federación Europea, había asumido una gran responsabilidad a raíz de la in
tierra agonizante (libro)
En lo alto de la Torre de Sábrix, a doscientos diez metros del suelo y bajo la cúpula semiesférica y presurizada, un hombre vigoroso, de enérgicas facciones y mentón firme, que
un lugar en el cosmos (libro)
Esto también es como un sueño, aunque del mañana. Día vendrá que será presente; pero, un instante después de la medianoche, será pasado. ¡Será igual que hace mil años… igual qu
un mundo nuevo (libro)
Estaban en plena noche lunar. A través de las ventanas de cristal irrompible, el cielo se ofrecía a los exploradores norteamericanos como una bóveda rutilante de puntos luminos
vega-tres (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todote
venganza siniestra (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todote
¡dominación! (libro)
Hacía ya muchos años, ¡cientos de años!, que llegaron los aruras en sus naves blancas y brillantes. Ocuparon los lugares estratégicos, desarmaron y desmovilizaron a los ejércit
¡pesadillas! (libro)
Los científicos de la Comisión Mixta fueron alojados en pequeños apartamientos prefabricados, con todo lujo de comodidades, instalados en pocas horas. No iban a estar habitados
¡vacío! (libro)
Un joven astronauta a punto de salir en una misión a Plutón, tiene un sueño en el que ve como la Tierra con sus habitantes mueren por causas desconocidas. En este sueño se encu
«spion» al acecho (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todote
«usmc attack» (libro)
Contra el perfecto engranaje de la sociedad del siglo XXII, cúmulo y compendio de perfección democrática, conseguido después de milenios de luchas fratricidas, se movían ya, si
abismos infinitos (libro)
Dario Cock recibió un mensaje extraño y simple. Decía así: Urge veas a Paal, en Elisabeth Street, 45, Sydney. No había firma de ninguna clase, pero el papel y el sobre eran algo significativo para Dario. ¡Eran órdenes que no podía eludir! Y soltando un reniego en portugués, como solo un brasileño sabía hacerlo, preparó su equipo y abandonó su confortable apartamiento instalado en el piso ciento dos del edificio «Mercury». Un autogiro, que tomó en la estación aérea de la Primera Avenida, le condujo en pocos minutos al campo de experimentación interestelar de Araguai.
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acción de rescate (libro)
Agachado en el puente, mientras las balas trazadoras enemigas perforaban las planchas y barrían la cubierta, el teniente de navío Willy Thorne vociferaba: —¡Disparad el «Oerlikton», besugos! ¿Queréis que nos hagan picadillo?... ¡Apagad ese foco del infierno! Willy era joven, temerario y poseía una impresionante sangre fría. Fue el único que supo reaccionar a tiempo cuando el cañonero alemán les sorprendió, a quince millas de la costa. La distancia era escasa. Rugió un cañón. —¡Evádete, Bob! ¡Vira en redondo!
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al otro lado de las estrellas (libro)
Hany Nynie habla: —¡Les aseguro que está loco...! ¡Completamente loco! ¡Es un parafrénico agudo! — ¿Un qué? La muchacha se vuelve y mira al obeso Director. —Más aún... — pero vacila. Dos asesores se inclinan hacia el obeso. Sus cuchicheos parecen sesgar la templada atmósfera de la sala. Por su parte, Yenamo, entornando los ojos, parece no hacer caso al relato deshilvanado de la muchacha de la boca pintada de verde. Es bonita — dentro del gusto de la época, claro está—, sugestiva y fascinante. ¿Qué más puede ser una mujer?
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ambición cósmica (libro)
En la cumbre del monte Elek, en Egor, un hombre alto, robusto, vestido con un traje de plata, oro y pedrerías, contemplaba el inmenso campo nocturno que se extendía más allá de donde alcanzaba la vista. No estaba solo. Le acompañaban sus dos mejores amigos, sus inseparables camaradas de victorias, de triunfos y grandezas. Uno era el general Ilo Kiski, y el otro, el mago Anac Komaec. —Mirad mi ejército, amigos míos. ¿No es grandioso? ¡Doscientas mil naves siderales, capaces de alcanzar los confines del universo! — exclamó el hombre que mandaba en más de diez mil planetas, el vencedor de la más increíble guerra galáctica que asoló el cosmos. —Sí, es grandioso —admitió Ilo Kiski—. Nadie ha tenido jamás una flota como la tuya. Nadie la tendrá jamás. Después de ti, poderoso Titan Brama, nadie podrá fundar un imperio tan enorme, gigantesco e inmenso.
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año 500.000 (libro)
An Lowe abrió los ojos y miró hacia la esfera roja que parecía suspendida en el centro del visor de referencia tangente-orbital. Reconoció la Tierra. No se emocionó. Regresar después de seis mil años a su mundo no podía emocionarla. Nada, absolutamente nada, podía emocionarla. Sintió a G'wer, el «oriano», decirle sensorialmente: —En tres horas estaremos allí, «Eldem». G'wer debía de estar viéndola, desde su torre de acero, la antena de ochenta mil metros, el faro de la Galaxia. No era humano. Vivía dentro del receptáculo de vidrio, entre esporas metálicas, circuitos y ultrafotocélulas. Un curioso «robot» de mente más compleja que la humana.
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argho (libro)
El joven doctor Avesnes, de largos y bien cuidados cabellos, ojos azules y complexión atlética, que vestía un ajustado jersey blanco, de cuello de cisne, apoyó la cabeza en el respaldo del asiento y entornó los ojos. Henri Luys se inclinó sobre él, diciéndole en tono suave: —Estás dormido, Joseph... Te sientes cómodo, descansado y tranquilo... Los párpados ya no te pesan, ¿verdad? —Sí, me siento muy confortable —respondió el hipnotizado. Henri rozó con los dedos las sienes del otro.
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armas al acecho (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todoterreno que, a lo largo de las cuatro décadas durante las cuales estuvo activo, abordó todo tipo de géneros literarios, no sólo los propios de los bolsilibros, sino también otros tales como el realismo fantástico, el erotismo, la divulgación científica o la entonces incipiente informática.
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bestias humanas (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todoterreno que, a lo largo de las cuatro décadas durante las cuales estuvo activo, abordó todo tipo de géneros literarios, no sólo los propios de los bolsilibros, sino también otros tales como el realismo fantástico, el erotismo, la divulgación científica o la entonces incipiente informática.
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brumas de violencia (libro)
DANE, tráeme al detenido. —Sí, mayor. El sargento Kenneth Dane saludó y salió del despacho. El mayor Harry Seeley apoyó los codos sobre la mesa y miró el legajo de papeles que tenía delante. Una ardua tarea, además de ingrata. «¿Para esto he venido a Noruega?», se preguntó, amargamente, el oficial británico.
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cerebro mecánico (libro)
Daila Jarre conoció a los Dolman a causa de una denuncia presentada contra ellos. Funcionaria de comprobaciones legales, la joven hubo de tomar su «Hon-6» y dirigirse a Ridge Creek, una colonia rural, ciento diez kilómetros al sur de Memphis. Una parte del trayecto lo hizo Daila sobre la pista magnética «Z-1», que unía Memphis con Devon. Pero luego hubo de tomar la bifurcación de Ridge Creek, y se trataba de una vieja autopista, sin controles. Esto obligó a la funcionaria a moderar la marcha. Por suerte, el trayecto no era más de veintidós kilómetros y pronto, al llegar al cerro, la joven pudo ver las preciosas casitas metálicas de Ridge Creek, dispersas sobre un verde valle, con árboles frondosos, el canal sinuoso por donde discurría el agua en abundancia, los campos de tenis y golf, y la infinidad de florecillas que crecían por doquier, manchando de colorido el paisaje...
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clave cósmica (libro)
Vake Dossen apenas prestó atención a la noticia, pese a su extraordinaria importancia. Estaba demasiado preocupado en sus propios problemas para recordar siquiera el nombre de la mujer tan misteriosamente desaparecida en el interior de su baño, con las puertas cerradas por dentro. El locutor de «Welt Neues», desde la pantalla de información múltiple, hablaba con cierta excitación: —…En la agencia Interstar se encuentran ante el caso más insólito que pueda darse en nuestra era tecnológica. La físico Nedy Ogral penetró en su baño y no ha vuelto a aparecer...
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criptestesia (libro)
El joven sicólogo Arthur Goodell se enteró del «Caso de Elga Robins» mientras se desayunaba en el complejo comedor automático del Memorial Hospital Kennedy, porque pasó por las pantallas de tele-información matinal. Y la famosa y bellísima actriz era la artista predilecta de Arthur. Sus ojos castaños se agrandaron extraordinariamente, mientras la secuencia pancromática de la pantalla mostraba una de las ambulancias del Memorial Hospital, donde era depositada la estrella. Pese a que el suceso ocurrió a altas horas de la noche, una gran muchedumbre se había reunido frente a la vivienda de Elga Robins, en Queen’s Road. —... los médicos se muestran reservados. Hasta el momento no hemos podido obtener la información precisa del caso, aunque los indicios parecen apuntar hacia un fin trágico y rápido de la universalmente famosa estrella...
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cuatro a mercurio (libro)
Bolsilibro de Pedro Guirao Hernández, bajo el seudónimo de PETER KAPRA, de la colección LUCHADORES DEL ESPACIO (1960).
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desafío espacial (libro)
—Atención, por favor. Llaman al señor Kurt Flagel a la cabina de comunicación número dos. El hombre joven que estaba observando una «placa visora» en un rincón de la sala de pasaje, se envaró. Miró en derredor, como sobresaltado, encontrándose con varios rostros inquisitivos y curiosos, y se levantó rápidamente, como para alejarse de la curiosidad colectiva. No pudo evitar, empero, que una preciosa muchacha de cabellos negros y ojos inmensos, se le interpusiera en su camino, saliendo de detrás de una mesita, en la que había estado escribiendo sobre las grises hojas de un papel «acerado». —¿Es usted Kurt Flagel, del «Smiorn?» —preguntó. —Lo siento... Disculpe —balbuceó él, desviándose. —Soy informadora de la cadena «T.D.C.» ¡Se lo suplico, señor!
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desintegración (libro)
LA Tierra se encontraba en estado de guerra. Naves espaciales de origen desconocido habían sido localizadas por los satélites de exploración espacial y batallas siderales se habían sostenido, devastadoramente para ambos bandos, en regiones remotas del Sistema Solar.
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después del cataclismo (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todoterreno que, a lo largo de las cuatro décadas durante las cuales estuvo activo, abordó todo tipo de géneros literarios, no sólo los propios de los bolsilibros, sino también otros tales como el realismo fantástico, el erotismo, la divulgación científica o la entonces incipiente informática.
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después del fuego (libro)
Jacques ignoraba lo que había ocurrido en el exterior. Sólo sabía que André no fue a relevarle. La luz se había apagado mucho antes; también se había acabado el agua, aunque al abrir el grifo, para llenar un vaso de papel, un chorro de vapor enrojeció sus manos. Atónito ante aquel hecho extraño, Jacques había cerrado rápidamente el grifo y luego se lamió instintivamente la mano. Tocó el grifo y notó que estaba caliente. Pensó en el teléfono. En la central debían estar informados del fenómeno. ¿Por qué, en vez de agua, salía vapor por la tubería del alimentador subterráneo? Jacques Binger había aceptado aquel trabajo, solitario y aislado, bajo el suelo de París, a más de dos mil metros de profundidad, debido a su carácter poco sociable. Le asqueaba lo que consideraba estupidez de la gente. Y permanecer en aquel lugar, enterrado en vida durante siete horas del día, le alejaba del mundo, del ruido, de la necedad humana.
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detrás del tiempo (libro)
El lector debe imaginar que se encuentra en alguna parte completamente distinta a lo que es la Tierra. Algún lugar situado o no en un más allá desconocido; un lugar del que no tenemos referencias. Nada más. «Eoe» pensaba: «—Olvidamos el presente en el momento en que transcurre. Sólo conocemos el futuro. El pasado se pierde, no guarda recuerdo en nuestra mente. Se va, desaparece. Así, pues, no sabemos de dónde venimos...
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dimensión infinita (libro)
Jamás ha logrado el hombre construir un cerebro electrónico más perfecto que el humano. Sin embargo, en el siglo XXIV un ingeniero cibernético consiguió una máquina, a la que llamó «Einstein», de la que se sentía orgulloso... ¡Aquel cerebro electrónico era capaz de sostener una conversación científica con su realizador! Un día, hombre y robot —Jerry Albermale y «Einstein»— se encontraban en el taller del ingeniero, quien era un hombre delgado, pálido, nervioso, elegante y vestía una bata anticorrosiva. El robot era alto, metálico, rígido. Tenía un extraño aspecto humanoide y las luces de sus registros torácicos fluctuaban, al parecer, de modo desordenado e irregular...
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dwyn el marciano (libro)
—Perdón, señor... ¿Puede decirme dónde estoy? El «policeman» Graindorn estaba habituado a preguntas semejantes. Se volvió, sonriendo con condescendencia. Pero su sonrisa se heló al ver ante él a un hombre completamente desnudo, labios de un tono verdoso, ojos escarlata, cabeza calva y facciones tensas. —¿Eh...? ¿Qué...?
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egofobia (libro)
En el despacho del doctor Pooh Karven sólo había una mesa de trabajo, materialmente invadida de papeles y fórmulas, y un «ojo estelar», especie de modernísimo telescopio, capaz de profundizar en los abismos cósmicos, llegar hasta los más remotos mundos, e incluso penetrar en las entrañas de la mente. Esto no era insólito en el siglo XXV. Pooh Karven tenía, además, un hijo que era un bala perdida. En el siglo de la arquitectura discocéntrica y helicogeométrica, de la medicina sicomagnética y autosomática, y de cosmonavegación hiperlumínica y ultragravital, ser un «perdido» significa lo mismo que en la época bíblica, en el medievo o en la era atómica. Y Thokk Karven era un joven perdido. Prometía serlo mucho más…
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el aerolito (libro)
Nadja entornó sus fascinadores ojos color verde mar, al ver subir a su marido al aerobús, acompañado por un hombre alto, de facciones tersas, cabellos castaños y ropas de indudablemente corte occidental. Piotr, al lado de aquel individuo, parecía un anciano, de hombros encorvados, cabeza leonina y barba revuelta que le envejecía notablemente. Ella había dicho con frecuencia a su esposo que se afeitase la barba y cuidase más su aspecto físico. Él siempre se rió de ella y, en más de una ocasión, bromeando, dijo: «Los sabios son muy descuidados, querida Nadja.» Evidentemente, Piotr Woronoff era un sabio de reconocida fama internacional, aunque sólo contaba cuarenta y ocho años de edad. Su cátedra de exobiología, en la Universidad de Moscú, había permitido a la ciencia conseguir grandes adelantos. Por ello, y a raíz de sus descubrimientos microbiológicos en los meteoritos caídos en el monte Sychote-Alynski, se le habla concedido el premio de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética, el Bienal de Ciencias Naturales de 1992.
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el alquimista (libro)
El mundo agitado y convulso había sobrepasado ya la primera década del aciago e infausto siglo XXI; los problemas humanos, latentes y patentes, desde la diáspora prehelénica, habían aumentado, y el hombre, como fuerza individual, era un francotirador oculto entre la muchedumbre. ¿Dónde habían ido a parar las promesas de los demagogos? ¿Y las filosofías revolucionarias que tanta sangre derramaran en el turbulento siglo anterior? ¿En qué se había convertido la ONU? ¿Qué fue de los tratados y convenios internacionales? ¿Y el espíritu de los Derechos del Hombre? El huracán de los egoísmos más despiadados, fruto de seculares injusticias, atrocidades dogmáticas, aberraciones dialécticas y políticas, lo había arrastrado todo, llevándolo al cielo de las pasiones, a la codicia suprema, al desprecio absoluto del débil y desvalido. Hospitales y universidades eran focos de adoración al dios Oro, o a sus sicarios, los créditos. La ley se compraba y se vendía como un artículo de consumo, y sólo la rudeza y la violencia podía imponerla. El expolio, la estafa, el robo y hasta el asesinato hallaba, si no abierta y declarada aceptación, sí tolerancia, justificación hasta indiferencia, en caso de recaer sobre los demás. En uno mismo despertaban estos actos insólitas reacciones: el tímido o apocado lo aceptaba con estoicismo; el audaz y valiente se enfrentaba y luchaba. La mayoría, sin embargo, optaba por recuperar lo perdido engañando y robando a un tercero. Existía una refinada «ley de la selva», un caos perfectamente organizado, una depredación continua y una anulación total de los valores humanos...
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el brujo (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todoterreno que, a lo largo de las cuatro décadas durante las cuales estuvo activo, abordó todo tipo de géneros literarios, no sólo los propios de los bolsilibros, sino también otros tales como el realismo fantástico, el erotismo, la divulgación científica o la entonces incipiente informática.
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el futuro quedó atrás (libro)
Todo era mar y cielo. En los remotos confines del horizonte, en cuanto abarcaba la vista, los matices del azul se confundían, dando la sensación de infinita continuidad entre el océano y el firmamento. Para Maide Ziegler, tendida en la cubierta de su pequeño yate, cubierta apenas por las dos prendas de su insignificante atuendo de baño, tostando al sol su ya moreno y bien moldeado cuerpo, el cielo azul purísimo se había convertido en obsesionante.
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el hombre sin tiempo (libro)
»—Hay millares de periodistas en Nueva York, señorita Herzl —le había dicho el hombrecillo de la mirada perspicaz —. En realidad, cualquiera puede ser periodista. Lo difícil es encontrar la buena noticia. ¿Le han enseñado eso en la escuela? ¿Sabe usted cómo se logra una buena noticia? ¡Ah, pequeña! ¡Buscando! »La información hay que ir a buscarla donde se encuentra. Primero, como hemos hecho todos, pagamos de nuestro bolsillo. Luego, cuando uno ya ha demostrado ser un buen informador, paga el periódico. Y cualquier medio informativo es bueno. »Lo siento. Aquí necesitamos noticias, no reporteros. Cuando tenga una buena noticia, tráigamela. Entonces hablaremos de trabajo. Miriam Herzl había escuchado ya muchas veces casi las mismas palabras en todas las redacciones de periódicos de la ciudad. Noticias. ¿Y dónde estaban?
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el oráculo de kozah (libro)
A ciento ochenta millones de kilómetros de «Beta» del Centauro, y a cuarenta y medio años luz del sistema Solar, las primeras expediciones de cosmonautas terrestres descubrieron un maravilloso mundo azul, blanco y verde, semejante a la Tierra en su período pleistocénico y habitado por tribus semisalvajes y primitivas que vivían a orillas de grandes lagos, en toscas de ramajes, techos inclinados, de un material parecido a la pizarra, y se alimentaban de la caza, la pesca y de frutos que les proporcionaban los árboles. La primera expedición estableció contacto con la tribu de los «ulmos», seres antropoides inteligentes, muy semejantes a algunas tribus indias, ya desaparecidas, de América, y que vivían en un régimen de perfecta anarquía. A los expedicionarios terrestres les extrañó que no tuviesen un jefe o patriarca para dirigirlos. En el resto de aquel mundo exótico, las otras tribus que conocieron después se regían por el mismo sistema anárquico.
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el rayo mutante (libro)
El hombre joven tendido en el sofá anatómico había dicho llamarse Dean Sorber y ser ingeniero electrónico y cibernético. Aparentaba poco más de treinta años y era alto, bien proporcionado, de cabellos cortos y rubios y facciones correctas y agradables. El doctor Emory Stillman era psiquiatra. Un médico de esta especialidad no podía extrañarse de nada en el siglo XXII.
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el tricéfalo (libro)
En un mundo prohibido, la más alucinante hecatombe arrojó a un grupo de personas al abismo infranqueable donde moraba un monstruo jamás concebido por la mente humana. Y Arno Ritter, mas loco que héroe, demostró una vez más la ilimitada capacidad del hombre para conseguir el triunfo. Entretenida y correcta novela, plena de aventuras y acción electrizante. Un expiloto de las Fuerzas Espaciales, agentes de la S.I.E, un complot intergaláctico, y un gigantesco reptil de tres cabezas, forman una combinación irresistible para todo lector amante de las epopeyas espaciales. El segundo numero de una interesante colección de ciencia ficción, que lamentablemente sólo alcanzó los cuatro títulos publicados y un quinto anunciado pero no editado. Un fracaso no explicable, pues su presentación era excelente, magnificas portadas llenas de color y esplendidas ilustraciones, un acertado diseño en el logotipo, Naviatom, un nombre sonoro y atractivo y unas buenas historias.
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el uranida (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todoterreno que, a lo largo de las cuatro décadas durante las cuales estuvo activo, abordó todo tipo de géneros literarios, no sólo los propios de los bolsilibros, sino también otros tales como el realismo fantástico, el erotismo, la divulgación científica o la entonces incipiente informática.
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enviado del cosmos (libro)
Nadie en la Base Experimental de Ouallene (Sahara) podía dar crédito a lo que se pudo presenciar el día 22 de mayo de 2219, a las diez en punto de la mañana. Un hombre caminaba hacia las casamatas anti-radioactivas, procedente de la «Zona Roja». Esto era tanto como ver abrirse la tierra, surgir de una columna de fuego, impregnándose el aire con olor a azufre, y ver aparecer a un demonio con rabo, cuernos, patas de cabra y un tridente. Quizá fuese más increíble aún, porque en la «Zona Roja» de Ouallene, una extensión de más de quinientos kilómetros de desierto altamente radioactivo no podía sobrevivir ni siquiera una larva.
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epidemia (libro)
Desde su mesa de trabajo, a través de los gruesos cristales de la cámara insonora que le servía de encierro, Herbert Breck vio a Lena aparecer en la angosta puerta, al pie de la escalera metálica. Inmediatamente, el joven ingeniero sintió el enervamiento que parecía transmitirse de ella a él, cada vez que su compañera Lena Defring se le acercaba. La joven era maravillosa. Él no había visto jamás, ni creía que existiera en todo el Universo, una criatura tan bella. La amaba, pero jamás se lo había dicho.
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era atlántica (libro)
El joven y atractivo egiptólogo norteamericano, Jack Alden, más conocido en el mundo de la arqueología como J. A. Alden, descendió de su «caravan» aquella calurosa mañana, con el presentimiento de que algo nefasto iba a ocurrir. Pisó la tierra arenosa y miró hacia la gran tienda de plástico hinchable que ocupaba la flor y nata del Instituto Egiptológico de Moscú. Detrás se hallaban las ruinas del templo de Kefrén. Destacando por encima del plástico azul de los rusos, se alzaba la Gran Pirámide de Keops. Al mirar hacia allí, Jack vio la grácil y ligera figura de la doctora Jankelvich, con su camisa suelta sobre los pantalones cortos. Le agradaba aquella morena y sugestiva representante de la ciencia arqueológica soviética, más por sus esbeltas y desnudas piernas y por su rostro sonriente, y ovalado, que por los conocimiento de egiptología y criptología de su bien modelada cabeza...
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era final (libro)
Frondosos y verdes bosques, ríos artificiales, lagos, pequeños mares de agua verdeazulada, cúspides nevadas, blancas e impolutas, sólo alteradas por las torres metálicas de la energía eléctrica o por las cintas de concreto pulimentado, por donde solían deslizarse los automóviles con motor «Scheller». Aquello era el idílico paisaje lunar, en el siglo XXX-IV. A mil doscientos kilómetros de la megápolis de Nectaris, en el corazón de los Montes Altái, hemisferio sur de la Luna, en la terraza giratoria de una caprichosa mansión, un hombre contemplaba las estrellas del firmamento, visibles a plena luz del día, pese a la atmósfera de veinte kilómetros de altura con que había sido envuelto el satélite de la vieja Tierra. Aquel hombre, de treinta y seis años terrestres, podía estar orgulloso de sí mismo, de su apellido, de su fuerza y poder, de todo cuanto era, representaba y significaba.
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espías siderales (libro)
La oficina del organismo secreto más extraordinario del Sistema Político Solar estaba dirigida por un hombre que se hacía llamar Enrique Lehmar y era, posiblemente, el individuo con mayor influencia entre los sesenta mil millones de seres humanos que poblaban el Universo. En el año 2740, un cargo como el del general Lehmar, aunque desconocido entre la gran masa técnica, significaba un poder casi absoluto. Los agentes de la Oficina Extragaláctica («O.E.») sabían perfectamente cuál era el poder de Lehmar. Y Carlos Javier Martin, agente de la «O.E.» lo sabía también cuando conducía su nave hacia la oficina orbital, cuya situación le había sido dada aquella misma mañana, junto con la orden de presentarse a las doce en punto en el despacho del General Lehmar. La orden significaba un servicio inmediato. Carlos Javier lo sabía y todas las células de su bien proporcionado cuerpo moreno parecían excitarse con la proximidad del peligro.
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esporas infernales (libro)
No se supo jamás qué cápsula o vehículo espacial recogió la espora en el espacio, pero se supuso que debió de ser algún ingenio norteamericano, durante la década de los años sesenta, en su viaje experimental, el que la trajo a la Tierra. La espora de lo que había de llamarse «forga» y después «antiforga» debió de caer al agua y desprenderse de la nave espacial, quedando a merced de las aguas del Atlántico, que sin duda la transportaron durante meses, o tal vez años, hasta arrojarla a la cala sin nombre de la Bahía de Sâo José, en el litoral de la provincia brasileña de Maranhâo. La fatalidad quiso que fuese a parar a un lugar inhóspito e inaccesible, donde muy poca gente se acercaba, debido a lo difícil del terreno y a las inseguras corrientes marinas, y la espora, arrojada a la arena caliente, encontró terreno propicio para germinar...
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estirpe de héroes (libro)
Un norteamericano alistado en las tropas inglesas, antes de que su pais interviniera directamente en la 2ª Guerra Mundial, destaca por su valor en la contienda en el norte de Africa. Condecorado y ascendido, pasa unos dias de descanso y ya formando parte del ejercito estadounidenses regresa al campo de batalla, donde se prepara la reconquista de la península Italiana. En una situación a la desesperada es acorralado por las tropas alemanas. Sus dos hermanos pequeños en una misión secreta apoyado por los ingleses deciden ir a su rescate..
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extraña dimensión (libro)
Joan Castell llegó a Barcelona, al ser licenciado del servicio militar, con la ilusión de convertirse en un famoso actor de cine. Alguien le había dicho: «Te pareces a Paul Newman». Y Joan, mirándose al espejo, llegó a creérselo. Su padre había vendido unas tierras, en la provincia de Gerona, y le dio dinero para instalarse en la Ciudad Condal, así como para afrontar los primeros meses, hasta que se hubiera situado. Sin embargo, los pasos iniciales de Joan por la urbe catalana no pudieron ser más desalentadores. Frecuentó esos cafés del Paralelo, donde se reúnen las gentes del cine, y no llegó siquiera a conseguir un insignificante papel de «extra»...
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fantasmas del futuro (libro)
JANET LEARY, oficial de Control Cívico, con una graciosa sonrisa en sus labios rojos, leyó la placa que había a un lado de la puerta. Ghost School (Escuela de Fantasmas). Prof. H. Blake. Empujó la puerta oscilante. En un extraño vestíbulo, enteramente pintado de negro, había una mesa blanca; detrás, una muchacha con la tez pintada de color amarillo fuerte, ojos oblicuos, rostro alargado, manos estilizadas y una especie de sayo o ropaje blanco, con signos cabalísticos. No parecía haber más puertas que la de entrada. Todo era negro allí, sombrío, premeditadamente fúnebre y extraño. La voz de Janet, empero, sonó real, casi alegre: —Buenos días —saludó, acercándose a la mesa—. He leído el anuncio de la revista «Tiempo».
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fenómeno psíquico (libro)
La sorprendente e increíble historia de Herb Bleine pudo empezar así: — Lo siento, señor Walker... No me encuentro bien. En efecto, el joven empleado de «Mulvane Car Supplies Ltd. » estaba lívido, trémulo y febril. No hacía falta ser médico para darse cuenta. — ¡Canastos, Herb! ¿Qué te pasa? — No lo sé, señor Walker... Siento escalofríos, mareos... Nunca me he sentido así. Herb Bleine jamás había faltado al trabajo por una indisposición. Posiblemente, ya no se sentía bien cuando acudió aquel lunes por la mañana, como de costumbre, al establecimiento. Era puntual como un cronómetro...
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garra de terror (libro)
Los tres hombres que rodeaban la mesa del bar de Dirty Hands (Manos sucias) Vigier contaban con casi un centenar de años de prisión en su haber colectivo y su sola presencia en aquel antro de pésima reputación habría bastado para despertar el recelo de cualquier policía que se dejase caer por allí. Por suerte para los malhechores, en el bar sólo había un cliente en aquellos momentos y era conocido del dueño; además, estaba tan bebido que se había quedado dormido sobre la mesa que ocupaba en otro ángulo del oscuro y maloliente establecimiento.
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genocidio en qu'ell (libro)
Heroes del espacio 188
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hombres mixtos (libro)
Madeleine cruzó sus bonitas piernas y miró a su interlocutora a través del humo rojo de su cigarrillo. —Jean Pierre está loco —dijo. Sus labios eran negros, su piel amarillenta, sus ojos escarlata. Llevaba lo que, en aquella época, se denominaba un «chak», o sea un atuendo parecido a un corsé actual, de un color azul brillante. Sus brazos estaban tatuados y, en su frente, lucía algo parecido a una estrella de David, modelada bajo la piel. Miró fijamente a Vivien Lucé que, recatadamente, vestía un «buzkim», color granate, muy ajustado y escotado, aunque las piernas las llevaba enfundadas en medias metálicas. —Irremisiblemente loco —repitió —. Sin embargo, es adorable y le quiero más que a nadie. Vivien arqueó las invisibles cejas.
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homo stelaris (libro)
Luis Colman era un hombre de suerte. Su nombre fue elegido, entre más de diez mil aspirantes, para dirigir el mando de la más hermosa expedición cósmica jamás emprendida por el hombre. ¡La cosmonave fotónica «Sustra-Kamac» estaba a punto de emprender el viaje a las estrellas, en un espectacular salto astronómico, donde parecían haberse compendiado todos los adelantos de la ciencia del siglo XXIV! Las enormes pantallas diódicas de T.V., en todos los rincones de los cinco mundos, hablaban incansablemente, desde hacía varios años, de aquella expedición científica en busca de la cuna de todas las civilizaciones. «¡El hombre volverá a sus orígenes!» «¡Esta próximo el regreso al mundo de donde salieron nuestros antepasados hace mil millones de años! ¡La 'Sustra-Kamac' contempla las estrellas desde su rampa electromagnética del legendario cosmódromo de Baalbeck, en el Antilíbano!»
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homo súper sapiens (libro)
Alex Kramo estaba nervioso, excitadísimo. Con frecuencia, se levantaba de la mesa de trabajo e iba a la ventana, descorriendo las cortinas para mirar la noche. Nada. Marcelo y Bachdí no llegaban. Habría ocurrido algo. El científico sabía lo peligroso de la misión que había confiado a sus dos ayudantes. Algo podía fallarles. Robar recién nacidos en el hospital más importante de Nueva York era un desafío al servicio de policía más eficiente de América. Sin embargo, el plan de Marcelo y Bachdí era perfecto. No podía fallar. El doctor Kramo estaba seguro que no podía fallar... ¡No fallaría! Él necesitaba los seis recién nacidos y sabía que ninguna madre se los daría para utilizarlos poco menos que de cobayas. Volvió a su mesa. Estaba repasando las fórmulas por milésima vez. Lo tenía todo preparado abajo, en el laboratorio. Había experimentado numerosas veces con distintos animales. Los resultados de las «neurohormonas» eran sorprendentes. En todos los casos, las especies estudiadas habían sufrido un notable cambio.
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horóscopo mortal (libro)
Erizadas las costas atlánticas, desde Islandia a Ciudad del Cabo, de silos subterráneos, provistos de cohetes intercontinentales de cono múltiple, con cargas desintegradoras atómicas y la temible energía conocida con las siglas «CCSR» — condensating charge of solar radium—, capaz todo ello de pulverizar y derretir el continente americano, el famoso diplomático británico, Mr. Lynn B. Coopdem, había volado a Washington y conseguido el milagro de la paz. El presidente Ryan había acudido personalmente al espaciopuerto de Baltimore a recibir a lord Coopdem. «Internacional Información» divulgó la noticia en prensa, T.V. y «multivisión». »¡Lord Coopdem, Primer Secretario General del Parlamento Europeo y Asiático! ¡El presidente de la Unión de Estados Americanos sale a recibir al genuino representante de Eurasia! »¡Paz, al fin!
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huida al infinito (libro)
Una serie de plataformas de quinientos metros en cuadro (250 000 metros cuadrados), superpuestas y unidas entre sí por un gigantesco tubo de mil quinientos metros de altura, formaban aquella osada obra de la ingeniería arquitectónica del siglo XXIII. En la cima del Castillo de Naipes, en una serie de dependencias particulares y oficiales, habitaba algo que ahora podemos llamar una reina, y que no era más ni menos que una mujer. Pero una mujer de un metro setenta de estatura, cuerpo modelado por un especialista en cirugía estética, rostro de máscara hechicera, busto de diosa… ¡Y cerebro de computador electrónico!
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la gruta del tiempo (libro)
—¡Sígueme a los abismos, Susy! —gritó, alegremente, el joven de rostro simpático y cuerpo atlético que está de pie sobre la borda de la lancha. La muchacha del cabello rubio recogido y oculto bajo el casco de goma que salió de la cámara emitió un grito también alegre. —¡Espérame, Larry! Sobre el enjaretado estaba el equipo de inmersión submarina. Las botellas eran blancas, los tubos negros y los metales brillantes. La joven, que era escultural y bien formada, de piel morena y sedosa, llevaba un «bikini» color malva, muy breve. No tenía nada más de dieciocho años, su rostro era ovalado, gracioso y sus ojos verdes. En un instante, Susan Folk, novia de Larry Keith, se colocó las botellas de oxígeno a la espalda y se amarró las anillas, acercándose a donde el joven sonreía divertido. —Siempre llegarás tarde, Susy. —¡Y tú demasiado pronto! —contestó ella, acercándose a él.
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la isla de los malditos (libro)
El avión japonés era un «Mitsubishi» de bombardeo, que nadie comprendió qué estaba haciendo en aquellas aguas. Pero, evidentemente, llegaba a Bogango con dificultades, puesto que al entrar en la rada perdió la escasa altura que llevaba, rozó las olas, se ladeó de estribor, precisamente donde mostraba el impacto de la artillería naval estadounidense, y fue a incrustar el morro en la playa, estremeciéndose no sin mucha fuerza, para quedar varado, cual gaviota exangüe, a menos de cincuenta metros de donde dormía a pierna suelta, ajeno al mundo y a la eternidad, incluso a la desconocida guerra, el sargento Jack Dolan, quien se recuperaba así de la descomunal borrachera que agarró la víspera.
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la ley de onk (libro)
Arthur Bregg tenía motivos para sentirse aplastado, hundido, acabado. El veredicto de su amigo, el doctor Vasili, era inapelable: — No sé lo que tienes, pero has de morir. Él tampoco sabía lo que tenía, no lo sabía nadie. Conducía su coche distraído. La carretera era ancha y estaba despejada, cosa rara, como si ya estuviese viajando por los esotéricos caminos de la eternidad. Los faros barrían el asfalto. La noche era fría, casi gélida. Iba a morir. Vasili no podía equivocarse. Le había sometido a toda clase de pruebas encefaloscópicas. El neurógrafo era infalible. Su mal radicaba en el cerebro. Le había puesto un casco especial, provisto de «dedos» catódicos. Le sondeó durante diez horas seguidas, sin descanso, eficazmente. Luego le sometió a radiaciones iónicas, tipo «Swing». Al fin, decidió operarle. Por esto llevaba Arthur la señal lívida aún en la frente. Le anestesió y le extrajo el cerebelo, dejándole durante dos horas con la cabeza vacía. Vasili era de los pocos hombres capaces de realizar una operación semejante.
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la ley la pongo yo (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todoterreno que, a lo largo de las cuatro décadas durante las cuales estuvo activo, abordó todo tipo de géneros literarios, no sólo los propios de los bolsilibros, sino también otros tales como el realismo fantástico, el erotismo, la divulgación científica o la entonces incipiente informática.
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la luz viviente (libro)
Al sobrevolar las extensas ruinas de lo que sin duda debió ser una enorme ciudad, el capitán Pe Mysen experimentó una extraña sensación de inquietud. No era la primera vez que hallaban vestigios de una civilización desaparecida en aquel sorprendente mundo del sistema R.C. 240. — Otra población en ruinas, Elgin — Mysen habló por el interfono. — Sí, señor. La veo. ¿Por qué no realizamos una exploración sobre el terreno? Tal vez encontremos vestigios de los seres que la habitaron. El jefe de la nave galáctica «Kobra-101» no respondió a la sugerencia de su segundo oficial. Llevaban setenta y dos horas circunvalando aquel planeta amarillento, para detectar sus características cosmológicas y estudiar su ambiente físico. Habían comprobado que su atmósfera era algo más densa que la de la Tierra, la temperatura media era de 25 grados centígrados, tenía canales de agua verdosa, similares a los del planeta Marte, y una singular vegetación del color del trigo maduro. Descubrieron también extraños árboles rojos, hacinados detrás de depresiones naturales del terreno, cuyo relieve no era muy accidentado.
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la mano del diablo (libro)
Alma Vestry era una mujer de veinticinco años, pletórica, saludable, abundante de formas y agraciada de rostro. Una mujer bonita, atractiva, pero viva de genio. Además, poseía el vicio de la lascivia. Quizá esto fuese debido a que un ginecólogo le había informado de que no podía tener hijos. Y ella no deseaba ser menos que las demás mujeres. En realidad, le importaba poco el tenerlos o no. Mas siempre se suele anhelar lo que no se tiene. Por lo demás… Mientras su esposo, Joen Vestry, estaba en el laboratorio de la fábrica de jabones «Lecroix», Alma no perdía el tiempo. Como carecía de dignidad y no se consideraba ligada a su esposo por ningún lazo de fidelidad, frecuentaba el trato de otros hombres.
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la otra humanidad (libro)
A través del cuarzo de su ventana, Sziffra Khasi contempló el abismo infinito del cosmos. Millones de estrellas le enviaban el mensaje misterioso de su luz. Orión, Bellatrix, Aldebarán, Betelgeuse… Ella las conocía a simple vista. La magnitud de su brillo era inconfundible; su inalterable posición en aquel extremo de la Vía Láctea, su color… Sziffra peinaba sus cabellos negros, pensativa, como si la ventana de su cabina fuese un espejo, en el que estuviera contemplándose. El silencio era absoluto, casi etéreo, en la estación orbital «W-X-12», y ella acababa de levantarse y aún conservaba su ajustado pijama de color blanco.
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la piedra filosofal (libro)
Por la autopista radial del Edimburgo de finales del actual siglo, un bólido rojo, deportivo, provisto de dos motores «Sincron» y alimentado por baterías de cadmio 66, desarrollaba una velocidad de doscientos kilómetros por hora. Su conductor, un joven de veintiséis años, de facciones correctas y agradables, ojos inteligentes y oscuros, iba reclinado en su asiento, con los brazos cruzados, casi rígido, pendiente del tablero de control y de la autopista. Hermes Burbidge, que así se llamaba el joven, regresaba de París, Francia, donde había dejado varios corazones rotos, deudas por valor de varios cientos de miles de francos, y un diploma «cum laude» expedido por la antigua y prestigiosa Universidad de la Sorbona. Aparentemente, Hermes había concluido sus estudios. Sabía de ciencias naturales, de física y de química, todo cuanto sabían los más altos centros de enseñanza del mundo entero. Había pasado una temporada en Moscú, otra en Massachusetts y, por último, tres años en París. Así lo había querido su padre, el hombre que sólo vivía para el estudio, la investigación científica y su hijo.
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la raza perdida (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todoterreno que, a lo largo de las cuatro décadas durante las cuales estuvo activo, abordó todo tipo de géneros literarios, no sólo los propios de los bolsilibros, sino también otros tales como el realismo fantástico, el erotismo, la divulgación científica o la entonces incipiente informática.
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la roca viviente (libro)
En la estación de «Last Point», allí donde el gran cartel descolorido anunciaba «Llene aquí el depósito». Cien millas de desierto le aguardan. Y, de paso, pida un «Orange Tank», debí darme cuenta de los coches de la policía. Era la primera vez que iba a Albuquerque sola. ¡Soy ya una mujer! ¿O una chica de diecinueve años no puede considerarse una mujer? Cuando Billy me invita a ir a bailar, los sábados por la noche, me siento mujer… ¡Y cuando me besó! Tengo que contárselo a tía Deborah. ¿Por qué se casó con ese engreído farmacéutico de Albuquerque? ¿Es que no estaba bien con mamá en Santa Rosa?
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las arañas mecánicas (libro)
Ella era Telma-Y-123.597.698.039 Prestaba sus servicios en el Centro de Readaptación Social, y era una mujer bellísima en un mundo donde la belleza no tenía ninguna, o casi ninguna utilidad. Simplemente, necesitaba ser atrayente, porque su cargo así lo exigía. El C.R.S. era, además, un enjambre que daba colocación de treinta y dos mil mujeres en los Estados Unidos de América. Telma-Y-123.597.698.039 conocía muy bien aquel trabajo. Lo había estudiado a fondo, durante doce años, y desde hacía uno ocupaba el puesto de Ordenadora Fiscal. —Señorita Telma-Y —solían llamarla a través de los controles de comunicación—, atienda a la visitante de la salita «ZP».
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las garras de ofir (libro)
Siglo XXX. Segunda Era Cristiana. Klen-Brokk tenía esa edad imprecisa en la que el joven, maduro adolescente, se transforma en hombre, se da cuenta de su propia virilidad, de su capacidad humana, de su ser, y empieza a comprender muchas cosas que antes aceptaba como juego. Era, desde el día anterior, ayudante de arquitecto. Amaba y temía a su Dios. Conocía sus leyes, sus Mandatos; respetaba la jerarquía de Juok y acataba sus dictados, porque estaba educado en ello y sabía el gran poder que emanaba del jefe.
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los actores del cosmos (libro)
Y las astronaves se posaban suavemente en el anillo que rodeaba la metrópoli venusina a razón de cien por minuto. Desde allí, miles de cintas de asfalto móvil y rosado llevaban a los visitantes hacia la urbe del recreo, en el centro de la dilatada y maravillosa población. Las gentes de aquel venturoso siglo se deleitaban con las más espectaculares atracciones; veían los dioramas más ingeniosos, y las danzas más exóticas del universo. En las múltiples y soleadas terrazas de aquel mundo nuevo y mágico, los únicos ruidos eran las risas de los seres, tanto humanos como homínidos, o las conversaciones en los idiomas más insólitos pronunciadas por las más distintas voces.
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los centrífugas (libro)
— ¡Hielo, sílice, amoníaco y ahora titanio endurecido! — gritó Jean Artoy, dirigiéndose a su oficial ayudante, la geólogo Iwry Gwanda, que permanecía ante él como una esfinge de ébano, de grandes y rasgados ojos, labios sensuales y abultados, nariz recta y rostro ovalado y fascinante—. ¿Qué clase de capa cubre este maldito planeta? — Éste es el último análisis extraído en la cabina de perforación, señor —contestó aquella escultural mujer, ingrávida. El comandante Artoy pulsó varios conmutadores de la máquina que tenía por mesa de trabajo —una complicada computadora «DJLS-234», provista de analizador electrónico— y los resultados que obtuvo en los indicadores le hicieron abandonarse en su asiento giratorio. — Capitán Alker —habló entonces, con voz cansada, dirigiéndose a un micro de órdenes instalado a un lado de la mesa—, sustituya los platos de ataque de la perforadora.
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los esclavos técnicos (libro)
El negro automóvil se detuvo a pocos pasos de donde estaba sentado Dick sobre su balón de cuero, con los codos apoyados en las rodillas y el mentón entre las manos. El conductor, un hombre de cabellos blancos y ros­tro afable, se inclinó sobre la ventanilla. Con él viaja­ba una mujer de edad mediana. —Hola, chico. ¿Está muy lejos Worthing? —Cae hacia allá — contestó Dick, poniéndose en pie —. En el coche de papá llegamos en diez minutos. El hombre miró a su compañera de viaje, quien estaba contemplando al muchacho pecoso, de rostro ovalado, ojos vivaces y cabellos dorados y revueltos. —¿Vives en aquella mansión? — preguntó ahora la mujer, con voz dulce y acariciante. —Sí, señora. —Es un lugar muy bonito. ¿Qué haces aquí?
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los golpeadores (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todoterreno que, a lo largo de las cuatro décadas durante las cuales estuvo activo, abordó todo tipo de géneros literarios, no sólo los propios de los bolsilibros, sino también otros tales como el realismo fantástico, el erotismo, la divulgación científica o la entonces incipiente informática.
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los hibernantes (libro)
La voz sonó vibrante a oídos del Jefe: — Señor, el radioscopio de profundidad ha detectado algo en Agamenón. — ¿Qué? —preguntó secamente Foex. — Harry no está muy seguro... Algo así como un cubo metálico. Lo estoy viendo perfilarse en la pantalla. — Pásame la imagen al Control Uno, Joel. — Sí, señor. El Jefe dirigió sus ojos negros y penetrantes hacia una de las pantallas cromáticas que había en el enorme panel de la cámara. El cuadro se iluminó súbitamente y apareció una imagen confusa.
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los hombres-peces (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todoterreno que, a lo largo de las cuatro décadas durante las cuales estuvo activo, abordó todo tipo de géneros literarios, no sólo los propios de los bolsilibros, sino también otros tales como el realismo fantástico, el erotismo, la divulgación científica o la entonces incipiente informática.
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los infinitésimos (libro)
El doctor Dean Milko, del Instituto de Investigaciones Atómicas, de Powell Creek, Lago Wood (Australia), había pasado la mayor parte de sus cincuenta y siete años estudiando la composición de la materia, desentrañando los recónditos misterios del átomo y sus partículas, su morfología, los fenómenos magnéticos que componían su estructura, etc. Incluso había sentado cátedra con una novísima y revolucionaria teoría sobre el neutrino y el «antineutrino». Ahora, en el silencio nocturno de su vasto laboratorio de física nuclear, accionando los mandos de su nuevo «disociador» de talio, acababa de realizar un asombroso descubrimiento. ¿Asombroso?
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los magos de urca (libro)
Una violenta tempestad sideral lanzó a la astronave «Sabre-X-99», a los pavorosos abismos del cosmos, como la brizna de paja es lanzada por el horroroso huracán. De haberla sorprendido en su caótico seno, la dentellada radiactiva de billones de curios la habría desintegrado en el acto. El ataque de los infinitos fuegos cósmicos fue tangencial. Aun así, de los sesenta tripulantes, sólo sobrevivieron doce y la astronave sufrió desperfectos irreparables. Recorrió billones de millas en fracciones de segundo, cual saeta ígnea e incontrolada del hiperespacio sidéreo, a cientos de miles de años luz de su lugar de origen. La «Sabre-X-99» procedía de la Tierra. Era una astronave de las fuerzas del Espacio, en misión de reconocimiento estelar... ¡Un viaje de ida al infinito, sin posible regreso, dada la breve existencia de sus tripulantes! Por fortuna para los supervivientes, el comandante Greiz sobrevivió al espantoso cataclismo. Logró alcanzar la cabina de seguridad, encerrándose en ella herméticamente. Una tempestad sideral no era nueva para él.
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los saurios (libro)
El joven y apuesto Sven Gueda saludó desde la puerta. —Buenos días, profesor. Como si hubiese recibido un sobresalto, el hombre de cierta edad, cabellos enteramente blancos y gafas cabalgando sobre una abultada nariz, se volvió en redondo. —¡Ah, Sven!… No he oído la puerta exterior… —La ha dejado abierta la señorita María. Se está poniendo la bata. —Sven Gueda sonrió, mientras empezaba a despojarse de su «passa», especie de capa corta, modelo siglo XXII, y se quedaba con el ajustado «tuy» que modelaba perfectamente su figura atlética.
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los sentenciados (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todoterreno que, a lo largo de las cuatro décadas durante las cuales estuvo activo, abordó todo tipo de géneros literarios, no sólo los propios de los bolsilibros, sino también otros tales como el realismo fantástico, el erotismo, la divulgación científica o la entonces incipiente informática.
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los trogloditas (libro)
En aquel tiempo... Kania recordaba diez o doce primaveras. Su madre había muerto cuando la tierra tembló y la gruta se desplomó, sepultándola, junto con las demás mujeres. Ella pudo salir corriendo. Lo había dicho Ug, el patriarca. —Cuando el suelo tiemble, debéis buscar los espacios abiertos. Si tiembla el cielo, la cueva será vuestro mejor refugio. Había otros azotes. El fuego era muy peligroso. El agua, también. Luego estaban los grandes animales terrestres y alados. Kania estuvo a punto de morir una vez, aplastada por las garras de uno de aquellos monstruos, a cuyo paso parecía estremecerse la tierra. Los gigantescos árboles caían derribados como si fuesen frágiles cañas. El rugido de las bestias era horrible.
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macabra sugestión (libro)
Se vio, en medio de la oscuridad, empujado por algo fétido y descompuesto, que pareció surgir ante él. Creyó haber visto apagarse una luz. Pero el horror de la presencia ultrahumana, de la muerte en vida extracorporal, le paralizó los sentidos.El hálito mortal que brotó del ataúd debió materializar una incomprensible energía fatídica… ¡Y pese a la oscuridad reinante, Denis vio perfectamente un despojo humano, envuelto en su sudario pestilente, alzarse con las manos descarnadas hacia el agujero de la tumba, ante el que se encontraba el asustado Mike Stuart!Y oyó con escalofriante claridad, el alarido proferido por el merchant. Y vio los huesos descarnados y negros de las manos del muerto ceñirse férreamente a la garganta de la víctima, cuyo alarido se convirtió en jadeo preagónico y gorgojeante.Luego, siempre paralizado por una fuerza exterior inaudita, Denis vio caer el cuerpo de Mike Stuart, quedando ovillado en un rincón de la fosa. Y percibió la huida del ser o monstruo que había permanecido sepultado en el féretro durante tres años… ¡a la vez que algo invisible huía también de su mente!
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magia cósmica (libro)
Serie Kapra futuro nº 5 Publicada en la breve pero fascinante colección KAPRA FUTURO, Magia Cósmica se transformó pronto para muchos como la mejor novela en dicha colección.Peter Kapra es uno de los pseudónimos que utilizó Pedro Guirao Hernández
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más allá del tiempo (libro)
En el siglo de los «Ciclos», ser ciudadano de Yhanka, la vasta región septentrional de Ioa, centro del universo para sus habitantes, era un privilegio. Yhanka había vencido a casi todos los pueblos enemigos, sometiéndolos a un severo y rígido vasallaje, especialmente a los altivos «yoaos» (los gigantes de la piel moreno-rosada), que, durante tantos siglos, habían sido los predestinados de sus raros y falsos dioses. Y más privilegiado era quien, como Tama-Va, gozaba de la impunidad civil que le confería su alto cargo al servicio del Gobierno Central; cargo que, aunque no importante ni lucrativo, llenaba todas las aspiraciones de aquel historiador y etnólogo.
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misión de fuego (libro)
Era un antiguo café francés, cercano al río. Estaba situado junto a otro antiguo café francés y frente a un vetusto almacén de arroz. La calle era maloliente, húmeda, oscura y sinuosa. Tenía un nombre indochino, incomprensible para casi todos los militares que transitaban por allí, vigilados atentamente por patrullas apostadas junto a los jeeps. Peter Chelley, un «soldado» yanqui y larguirucho, se encontraba en la puerta del café. De sus labios pendía un cigarrillo humeante. Miraba arriba y abajo y se volvía para atisbar en el interior del antro invadido de humo, cerveza, whisky y vino de Burdeos.
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misterio en uz (libro)
SIR Walter Onsby podía sentirse satisfecho. Su lucha había terminado y ahora viajaba hacia «UZ» en un «delta» interplanetario, para dirigir la investigación más apasionante de su vida. A su lado, angelical como un querubín, se sentaba la hermosa ayudante del Profesor, Colette Darre, atenta siempre a la rápida interpretación de los más mínimos deseos de su jefe.
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monstruo mítico (libro)
La mujer siempre había sida un elemento inquietante para Arno Ritter, el «Gladiador Germano», como le decían en las Fuerzas Astronáuticas. Una mujer había sido la causante de que Arno se alistara voluntario a las fuerzas expedicionarias de Plutón, aquel planeta metálico en los confines del Sistema. Allí cambió radicalmente la vida de Arno. Y conservó el cerebro intacto por puro milagro, puesto que su cuerpo lo habían compuesto los médicos en varias ocasiones. Tanto es así que, a excepción de su «siquis», todos sus miembros habían sido injertados: sus piernas, sus brazos, su estómago, incluso su órgano cardíaco había sido sustituido por otro nuevo. Una granada radioactiva le contaminó piernas y brazos. Trasladado a un hospital se le pusieron nuevos miembros. Regresó al área de la guerra. Ahora fue un cascote de acero el que reventó su coraza protectora y le hendió el pecho. Una astronave hospital le acogió y nuevos médicos le cambiaron medio pecho junto con la víscera cardíaca.
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monstruos (libro)
Por aquellas latitudes mora muy poca gente: familias errantes de esquimales, en busca del reno o el oso polar, cuyos perros arrastran los trineos cubiertos de pieles de foca u oso. Un mundo blanco, alucinante, misterioso y sobrecogedor, solo digno de ser contemplado desde las ventanillas de algún avión en ruta transpolar...
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muerte corrosiva (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todoterreno que, a lo largo de las cuatro décadas durante las cuales estuvo activo, abordó todo tipo de géneros literarios, no sólo los propios de los bolsilibros, sino también otros tales como el realismo fantástico, el erotismo, la divulgación científica o la entonces incipiente informática.
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mutación psíquica (libro)
Una gran depresión espiritual dominaba a Christine Hettinger desde la reciente muerte de su padre, al que adoraba con mucha más intensidad de la que podía hacerlo una mujer de veinticinco años, en pleno siglo XXIII, educada con los modernos procedimientos electropsíquicos. Incluso, ella misma se había sobresaltado, al analizar sus sentimientos filiales y creer que estaba enamorada de su progenitor. Esto no era cierto. No podía serlo. Pero Christine sintió como si parte de su vida se hubiera extinguido con la de él. Su hipersensibilidad debió resquebrajarse. Ya nada tenía aliciente; ni el estudio ni el trabajo. La casa estaba vacía. El laboratorio del profesor Hettinger quedó desierto. La joven no quería bajar al sótano y contemplar todo lo que había sido la ilusión y el mundo de su padre. La Academia de Física Mundial, con sede en París, concedió honores especiales a Franz Hettinger y le distinguió, a título póstumo, con la máxima recompensa que la ciencia podía conceder a uno de sus más íntimos adeptos: la Cifra Inmortal.
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naufragio sideral (libro)
Un amplísimo despacho sin mobiliario y dos hom­bres altos, frente a frente. El parecido de ambos era extraordinario, aunque no vestían igual. Eran hermanos. El dignatario, Secretario General del Departamen­to de Asuntos Interplanetarios del Gobierno Federado Mundial, era Giano Zamp, y vestía la casaca verde brillante, con hombreras metálicas, de los altos jefes de la Administración. El otro era el coronel Luis Zamp, hermano del secretario general. —Nuestras instalaciones detectoras de la barrera orbital «Plutón-18» fueron atacadas y destruidas por naves extraplanetarias. Dos mil hombres han sido ani­quilados y todos los equipos desintegrados. —Eso es grave, Giano — dijo el coronel Zamp en tono preocupado.
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no somos terrestres (libro)
Joseph Hampthon nació en Oskaloosa (Iowa), a los veintinueve años de edad, aunque esto parezca increíble, falso o desconcertante. La realidad era que Greet podía hacer que un hombre naciera cuando él quisiera. Greet era un individuo afable, amistoso y cordial. Todo el que le conocía estaba de acuerdo en que se trataba de un hombrecillo singular, llamativo por su extremada amabilidad y sus modales obsequiosos. Vivía sólo en una planta baja de la calle Duggart. Un día, Joseph Hampton salió muy temprano de la mansión de Greet. Utilizó la puerta posterior, que daba a un callejón sólo utilizado por el señor Brown para sacar su coche. Fue hasta el aeródromo y, después de confundirse entre los numerosos viajeros que entraban y salían de la ciudad, regresó al centro de ésta y penetró en la Oficina Registro de Colocación...
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odio en kosol (libro)
La cosmonave terrestre «Sparta-C-5001» llevaba seiscientos años navegando por el espacio. Salió del espaciodromo de Aedos (División Ocho) con noventa tripulantes a bordo, de los cuales sólo continuaban con vida únicamente dos, gracias a los largos perío­dos de hibernación. Uno de ellos era el comandante de la nave, el ca­pitán Tomas Dickery, único responsable de la pro­longada singladura sideral. El segundo era la docto­ra Flavia Konstant, la única persona a bordo que podía haber prolongado la vida de ambos. Se había hibernado a más personas, pero una se­rie de dificultades técnicas impidió reavivarles y la nave fue dejando cuerpos sin vida a lo largo de su recorrido. El capitán Dickery quiso darles a todos sepultura cristiana y por ello realizó diferentes descensos sobre mundos deshabitados, donde sus herramientas auto­máticas excavaron el suelo, para depositar bajo los restos de los que habían sido compañeros de la empresa jamás igualada por el hombre.
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ojos del cielo (libro)
Nadie sabía que existiera un organismo de Seguridad Mundial, ni que el Secretario General, Mr. Henry Colbett, tuviese más confianza en aquella oficina privada que en todos los demás organismos de policía e investigación de los cinco continentes. El Secretario General de las N.U. poseía un informe secreto archivado como «Expediente 0130», que le había quitado muchas horas de sueño. Y los datos que iban obteniendo los sagaces hombres del W.O.S. (World Office of Security), aunque confusos y extraños, resultaban significativos. En Calcuta, por ejemplo, a un pensador y filósofo famoso mundialmente, le habían robado el cerebro después de su muerte. El robo se descubrió casualmente, porque el cuerpo debía ser incinerado. Pero un médico del hospital Kaswaitha, que además sufrió un extraño sueño, notó cierta alteración en el cadáver. El médico, desconfiado, efectuó un reconocimiento y comprobó que el cadáver carecía de cerebro. Intervino la policía local, pero, súbitamente, una orden superior, al parecer instigada por los familiares del muerto, cortó la acción policíaca, y el difunto fue incinerado. Sin embargo, los hombres del «W.O.S.» habían intervenido ya. ¿Qué se escondía detrás del «Expediente 0130»?
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oleada de «ovnis» (libro)
Tendido en una hamaca, a la grata sombra de los pinos de la Costa Brava, en un multicolor y abarrotado «camping», con la mente absorta en el inexplicable caos benigno de las ideas más insólitas, atrevidas, incongruentes y dispares, una tarde estival, propicia al sueño, me dejaba llevar por el rumor humano, la música queda y confusa de los transistores, y meditaba, a veces, sobre el libro que había estado leyendo, cuyo título, autor y referencia encabeza esta obra, cuando alguien pasó junto a mí, se detuvo y sus ojos, extrañamente azules se posaron en la portada de la obra que descansaba en mis manos. Al principio, apenas si noté que se trataba de un extranjero rubio, de cabellos largos y descuidados, enjuto rostro y fuerte complexión, que vestía el ropaje descuidado de algunos turistas en vacaciones, una camiseta de felpa, descolorida, con dibujos geométricos, y un «slip», modelo «bermudas». Era muy joven y, aunque de acusado aspecto exótico, en un lugar como aquél pasaba totalmente inadvertido, dada la diversidad de sujetos que lo poblaban. Aquel joven parecía proceder de algún país europeo, o no ser de ninguno...
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pasado increíble (libro)
Siglo XXXII antes del Diluvio. En el actual período (1971 años después de J. C.), al hombre se le hace difícil, casi imposible, creer que pudo existir una civilización en la Tierra técnicamente más avanzada que ésta. Y, sin embargo, existen demasiados indicios arqueológicos que nos lo indican. ¿Qué ocurrió para que el hombre volviera a sus orígenes y reemprendiera la penosa ruta del progreso? ¿Qué cataclismo sumió a la especie humana en la oscuridad de los tiempos, sepultándole de nuevo en un pasado ignoto, después de haber conquistado logros que la ciencia aún tardará miles de años en descubrir? Debió ser terrible, impresionante, increíble. En la actualidad, se cree que existen hombres que conservan, a través de los genes hereditarios de las neuronas de sus cerebros, el recuerdo inconsciente que les fue legado por sus antepasados. En los recovecos inexplorados del cerebro humano está escrita, como grabada magnéticamente, la historia de los hombres.
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pasaje al infierno (libro)
El taxi, procedente de Grand Central Station, sorteaba el tráfico envuelto en la fosforescencia que irradiaban los anuncios luminosos de la metrópoli. Nueva York, en esa hora intermedia del crepúsculo, era una amalgama indescriptible de ruidos, voces, claxons, silbatos y chirrido de frenos, cuando el caucho araña el asfalto. Se trataba de un «yellow-cab», conducido por un hombre maduro, sonriente y hablador, quien, con un cigarrillo colgando de los labios, medio vuelto en su asiento, dialogaba con el pasajero.
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planeta de ficción (libro)
Dadky estaba sentado ante la piedra luminosa, gracias a la cual podía ver sus manos, sus piernas, su cuerpo desnudo y las deformaciones de sus pies grandes. De alejarse, volvería a las sombras imprecisas, casi a la oscuridad. ¿Por qué brotaba luz de la piedra? ¿Y por qué estaba él allí? ¿Qué destino era el suyo, aparte de vagar siempre, sin norte, sin destino, hasta no sabía cómo ni cuándo? Dadky había visto la luz muchas veces, a distancia. No era bueno acercarse a ella. Lo sabía sin saber por qué. Y esto era lo más extraño. Él no podía saber nada. Ni siquiera tenía noción de saber pensar. ¿Qué era pensar?
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planeta de nadie (libro)
Peter Fowler había estado hablando la víspera con aquel hombre joven y valiente, cuya defunción anunciaban los periódicos. «Ha muerto Harry Forsman. El prestigioso paleontólogo sufrió un colapso cardíaco mientras dormía en su mansión de New Heaven. » Peter Fowler, ayudante de Psiquiatría y Psicología, adscrito al gabinete de investigación de la Policía de Nueva York, al leer la reseña periodística, redactada, al parecer, a últimas horas de la noche por informadores soñolientos, sintió formársele un nudo en la garganta. »—Ya me ves, Peter. Puedes examinarme, si quieres. Tú eres médico. No encontrarás ni un solo defecto en mi organismo. Tengo treinta y seis años. Estoy fuerte, ágil y sano. Y, pese a todo, sé que voy a morir pronto. »— Estás diciendo tonterías — había sido la respuesta de Fowler —. Tendré que aguantarte aún muchos años. Como no sea en un accidente de tráfico, o por tomar alimentos intoxicados, en alguno de los lugares a los que viajas con tanta frecuencia...
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planeta sin tiempo (libro)
Desde la dura y elevada roca donde se encontraba sentada, Tui podía admirar el verde y dilatado valle, que se extendía hasta las lejanas y oscuras montañas. Veía también los canales inagotables, por donde discurría el líquido transparente y fresco que su organismo necesitaba beber de vez en cuando. Todo era maravilloso allí, en Eosfor. Los seres, como Tui, vagaban por la calle, o estaban sentados sobre la hierba, o corrían, unos en pos de otros, como jugando. Cuando se cansaban, se tendían sobre la blanda alfombra verde del suelo, dejándose acariciar por los invisibles y cálidos dedos del generoso Akbain, que siempre les alumbraba desde el cielo. Tui era feliz aquel momento. Siempre era feliz, pero en aquel instante se sentía mucho más feliz. Era mujer y joven, aunque, a decir verdad, también había sido siempre joven. Ella no tenía noticias de que en Eosfor alguien se hiciera viejo, aunque oyó decir que muchos se iban al viaje eterno, situado en la región de la oscuridad, y ya no regresaban.
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proceso a un uránida (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todoterreno que, a lo largo de las cuatro décadas durante las cuales estuvo activo, abordó todo tipo de géneros literarios, no sólo los propios de los bolsilibros, sino también otros tales como el realismo fantástico, el erotismo, la divulgación científica o la entonces incipiente informática.
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proyección psíquica (libro)
A través del interfono, la voz de la enfermera llegó hasta el doctor Smolley, director del Hospital de Elk City (Oklahoma). — Está aquí el agente Vance, acompañado de un montañés. — Dígale que pase, señorita Halley. La puerta se abrió, y el policía Vance pidió permiso para entrar, quitándose la gorra. — Buenos días, doctor. Éste es Pete Newry, el pastor que encontró el cuerpo de su compañero Haggen. Parece ser que se conocen desde hace tiempo. El doctor Smolley se levantó y examinó brevemente al pastor de ovejas que acompañaba al policía Vance. Era un hombre menudo, de unos treinta años, con ropas descoloridas y propias de la gente del campo, expresión tímida y mirada huidiza.
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psicosis zenital (libro)
Ranzy Schank no soñaba siquiera que aquel día pudiera ser el principio de la aventura más fantástica que podía sucederle a un hombre, como tampoco podía imaginar que el hombre fuera él, dado a una vida bastante muelle, bastante alegre, bastante disipada y otros bastantes, ya que Ranzy Schank, nacido en la Federación Alemana de la Unión Universal, no era tipo capaz de ser mediocre en nada. Ingeniero, de treinta años, culto y lleno el cerebro de fórmulas científicas, olvidaba con demasiada frecuencia las preocupaciones de su profesión para penetrar, sonriente, en brazos del primer amor pasajero que se cruzara en su camino. Cuando esto no ocurría, y era rarísimo, dado el aspecto físico del joven, capaz de hacer palidecer de envidia al mismo Apolo, recurría al ardid de conquistarlas «de palabra», en lo que era un redomado artista... ¡Ranzy Schank no carecía de amores, y vivía para ellos! Pero no por eso dejaba de ser un talento electrónico y su trabajo era muy apreciado en el «Deutsche Wissenschaft Amt», o como decían otros, simplemente D. W. A., que venía a ser como el centro de las más altas investigaciones científicas del viejo mundo. Allí recibía Ranzy Schank el visado del trabajo —obligatorio hasta cinco horas diarias—, solamente por cooperar en uno de los más detonantes descubrimientos que los hombres de aquel año Galáctico de 2536 habían podido aportar a la historia de la civilización humana.
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psiónica (libro)
A principios del siglo XXI, el mundo empezaba a estar gobernado por sociedades secretas. El adagio de «la mano derecha no debe conocer los movimientos de la mano izquierda» se había impuesto como una necesidad ineludible de supervivencia. Los hombres importantes, los sabios más preclaros, estaban ocultos, trabajando en las sombras, protegidos por organizaciones privadas. La ciencia, como en la edad media, había pasado a los claustros de las cajas acorazadas. Ya nadie se aventuraba a registrar una patente por considerarlo anacrónico, ni comunicaba a sus colegas del extranjero los descubrimientos más importantes. Secreto, sigilo, cautela y misterio...
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pudo haber sido así (libro)
Los cálculos astronómicos se resolvían por teleradio; eran simples ecuaciones de tiempo-distancia y no intervenían las fórmulas multidimensionales, pero se requería un cuidado casi electromental. Tales cálculos no eran efectuados por el «Ser» —palabra que subsistía desde los viejos ciclos históricos, cuyo significado era todavía «ente», «homo», «individuo», etcétera. Pero este «ser» aislado de los demás era un astrónomo o un contemplador de ciclos sidéreos. Su cerebro seguía registrando ecuaciones de factores compuestos, cuyos resultados le devolvían resueltos de una remota oficina de cálculos. Un problema reciente era: «3 «alfa» de Vega, en diez millones «parsecs» de ascensión recta, según decadente constelación Iris, referido a Sagitario en tres nuevos grados de arco formando cadena de «novae» sucesivas: Herschell, Schiaparelli y Lovvell en expansión simultánea a 10.000° Fahrenheit. Fórmula BX-14-H, día 1537, año Austral. El «ser» los examinaba quedando grabados en su fecunda memoria y ninguno de aquellos datos podría borrársele, ¡era un privilegiado!
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raza dominante (libro)
— ¡Es bonito este lugar, Sax! — exclamó la Turbadora e inquietante Jill O'Leary, cuyo cuerpo escultural se movió incitante sobre la esterilla de paja, al volver el rostro hacia su compañero, tendido junto a ella, en aquella playa solitaria. — ¿Verdad que sí? Me lo recomendó un amigo de la oficina... Él descubrió el modo de descender hasta aquí. — Sí, arriesgando la vida entre esas rocas... — Jill sonrió y señaló lo alto del acantilado, donde se veía la parte delantera del «Triumph» propiedad de Saxon Harrison —. Pero ya es difícil hallar un lugar solitario en este viejo mundo en que vivimos...
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raza perdida (libro)
Junk Colman amaba y admiraba a su padre, creyéndole el hombre más sabio y justo de la creación, o, al menos, el más sabio e inteligente de cuantos componían la tripulación de la astronave fotónica «Sustra-Kamac», que salió del espaciódromo de Baalbeck hacía más de seiscientos años. En aquella fecha, Junk Colman y sus quince hermanos aún no habían nacido. Fueron fruto del amor de sus padres, Luis Colman y Ariana Oderstein, comandante y cronista de la nave respectivamente. Y si Junk quería y veneraba a su padre, lo que sentía por Ariana era verdadera adoración. Junk, el más pequeño de los dieciséis hijos de Luis Colman, había cumplido recientemente doscientos cincuenta años terrestres, lo que representaba algo vagamente comprensible para él, porque su madre solía decirle que esto era como tener veinticinco años en el mundo del que procedían.
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raza superior (libro)
Gwampa celebraba asamblea. El Círculo de Sabios estaba reunido en la plaza central, bajo el dios Sol, rodeados de las gradas y arcos, pilares, soportes, saledizos y tejados de la arquitectura oficial. La piedra azul o el silicato de alúmina, mezclado con cal y sosa, era el único material empleado en las construcciones de aquel pueblo. El oro sólo era apreciado por su brillo y reflejo solar. La plata era desdeñada, el plomo, despreciado, y el hierro, desconocido. Gwampa era un pueblo de filósofos, pensadores, teósofos, sabios, matemáticos y químicos — tkimios —, amén de una población absurda, cómoda indiferente, inerte, fría y plácida. La Universidad era una escuela enteramente libre, donde los académicos explicaban sus lecciones diariamente a quienes quisieran escucharles.
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red de homicidas (libro)
El modisto Roger Perron, elegante y discreto, como correspondía a una de las figuras predominantes del buen vestir europeo, levantó la cabeza y miró a la hermosa joven, que había entrado en su despacho con un paquete en la mano. —¿Qué es eso, Monique? —Un muestrario de ropas, señor Perron. —Telas, querida. Telas —dijo el modisto, levantándose—. Si te dejas llevar por el léxico despiadado de las modas actuales, acabarás llamando trapos a todo esto. Sobre la revuelta mesa de trabajo de Perron habían diseños y muestras de tejidos para aturdir a cualquiera. Él sin embargo, llamaba orden a tener cada cosa fuera de su sitio.
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regreso del futuro (libro)
— Señor, ten piedad del alma de Rolf Ullrich. Fue un gran compañero. Con estas sentidas palabras, el hombre perdido en el espacio, Conrad Wienner, se santiguó torpemente y luego alzó el rostro hacia las estrellas. Se encontraba en un mundo desconocido y extraño, a cuya superficie había descendido suavemente para cumplir el cristiano deber de sepultar a los muertos, cubrir con tierra sus restos y rezar una oración. El terrícola superviviente de la nave interplanetaria «Blitz-F-2», de propulsión fotónica, había quedado completamente solo. Los diez hombres y las cuatro mujeres que salieron con él de la Tierra, ya hacía de esto cincuenta y dos años, se habían ido quedando en distintos y ya lejanos mundos, bajo el polvo cósmico. El último en fallecer había sido Rolf. Resistió lo increíble, con tenacidad y supremo valor. Pero, al fin, la misma enfermedad que acabó con los otros se lo llevó también. Conrad, tristemente, desvió la mirada desde el túmulo hacia la nave. Ya se había posado el polvo arremolinado por la dispersión molecular. Pudo contemplar el árido y yermo paraje, el lejano y serrado horizonte, de bajas pero abruptas colinas volcánicas.
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rik, el simio (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todoterreno que, a lo largo de las cuatro décadas durante las cuales estuvo activo, abordó todo tipo de géneros literarios, no sólo los propios de los bolsilibros, sino también otros tales como el realismo fantástico, el erotismo, la divulgación científica o la entonces incipiente informática.
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seísmo cósmico (libro)
»— ¡No tiembles, Nadia! — le había dicho el doctor Carrell —. Debes pensar en la vida del paciente. Había estado muy nerviosa momentos antes. Tomó un calmante. Aquel día tenía una importancia extraordinaria para ella. Por vez primera, iba a dirigir el equipo de cirugía. Fue su padre, desde Nueva York, quien la llamó por videófono. »— Tienes que operar a Ernest Mehler, hija. Me es imposible dejar la conferencia. »— ¿Yo, papá? »— ¿Y por qué no, hija? Tú conoces mejor que nadie el estudio preoperatorio de Mehler. Además, Jan Carrell estará a tu lado... Quiero que hagas esa operación. Nadia Gamet, doctora en cirugía por la Facultad de París, no era, precisamente, una debutante. Hija, nieta y biznieta de famosos cirujanos franceses, podía decirse que pasó sus veintiocho años en torno a los quirófanos de la famosa Clínica Gamet.
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señor de la guerra (libro)
«Ningabul» se había mostrado propicio aquel año y el Éufrates bajaba crecido, cubriendo casi los canales de piedra que regaban los campos próximos a la ciudad. En la colina, un hombre joven, mal vestido, casi andrajoso y con una capucha, miraba con nostalgia hacia los distantes muros de Ur, la población más importante de los sumerios, donde siglos más tarde sería acogido el bíblico Abraham, elegido de Yahvé. El joven se apoyaba en un cayado nudoso. Veinte o treinta ovejas ramoneaban la hierba a su alrededor. La tierra era ubérrima entonces, fértil, gracias al favor de «Ningabul», dios de las lluvias y las nubes. Kobar, el pastor, estaba triste a pesar de ello. Se lamentaba en #su soledad de su aciago destino, de su penuria. Él no era de aquellas tierras, sino de la región de Susa, del este. Siendo más joven, mientras pastaba el rebaño de su padre, llegaron los soldados de Baar-gibi y se apoderaron de él y su rebaño. Le encadenaron, después de azotarlo, y se lo llevaron.
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terror hipnótico (libro)
La joven y bella secretaria de sir Alexander Bramwell, el jefe del Departamento Interplanetario de la Federación Europea, había asumido una gran responsabilidad a raíz de la insólita enfermedad de su superior. Ahora cargaba con casi toda la tarea de su gabinete y apenas tenía tiempo para pensar en el inquieto y alocado prometido que le tocó en suerte. Claire de Lautréamont era una muchacha inteligente, culta, perteneciente a una noble y antigua familia francesa, cuyos estudios superiores le habían permitido llegar al alto cargo que ocupaba en el Parlamento Europeo. En realidad, la joven poseía una renta suficientemente elevada como para poder prescindir del trabajo y dedicarse, como su novio, el conde italiano Ugo Sganarelle, al ocioso placer de la «dolce vita», viajando siempre por los lugares de moda, exhibiéndose con artistas de fama internacional, o tomando parte de alguna expedición notable, de donde había extraído más fama que experiencia.
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tierra agonizante (libro)
En lo alto de la Torre de Sábrix, a doscientos diez metros del suelo y bajo la cúpula semiesférica y presurizada, un hombre vigoroso, de enérgicas facciones y mentón firme, que vestía un ajustado jersey de color azul prusia, con el escudo dorado de general, contemplaba con ojos entornados, casi duros, la extensa plataforma del cosmódromo y las astronaves metálicas, gigantescas, asentadas en sus silos subterráneos. Ciento doce naves siderales, con capacidad para tres mil quinientos individuos cada una, aproximadamente, representaban la más inquietante aventura de la Humanidad, el viaje a la salvación o la muerte, en el desesperado intento de supervivencia jamás emprendido por el hombre. El general Paam Nurvi llevaba nueve años preparando aquella operación de salvamento, dentro del recinto de la Base Sábrix, la isla de origen volcánico que emergió del Atlántico a principios del siglo XXI.
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un lugar en el cosmos (libro)
Esto también es como un sueño, aunque del mañana. Día vendrá que será presente; pero, un instante después de la medianoche, será pasado. ¡Será igual que hace mil años… igual que dentro de otros mil! Por esto, ¿qué es el tiempo? ¿Una ilusión poética o un factor matemático? Hoy es igual que mañana. ¡Mañana habrá sueño! Nos dormiremos dentro de poco. Nuestros ojos del subconsciente se abrirán a un no sabemos qué. Pero nosotros no somos onirománticos como Artemidoro de Daldis; no embaucamos a nadie, ni siquiera a nosotros mismos. Nuestro sueño no será «de juventud, de esperanza, de felicidad, ni siquiera de paz..., será, eso, un escenario sangriento», como dibujó Mann, quien ha inspirado el presente relato.
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un mundo nuevo (libro)
Estaban en plena noche lunar. A través de las ventanas de cristal irrompible, el cielo se ofrecía a los exploradores norteamericanos como una bóveda rutilante de puntos luminosos, trazos ígneos, gemas fluctuantes. A unos diez metros de la cabina estaba posado el módulo lunar empleado para la exploración, llegada y salida a la base, en cuya parte trasera se encontraba el hangar, falto de aire, donde se guardaba el tanqueoruga utilizado para las exploraciones sobre el rugoso suelo lunar, que les había dado más de un susto. Un año llevaban los norteamericanos residiendo permanentemente en La Luna, mientras que sus colegas soviéticos sólo llevaban ocho meses. Pero, en este tiempo, los rusos parecían haber realizado más investigaciones.
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vega-tres (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todoterreno que, a lo largo de las cuatro décadas durante las cuales estuvo activo, abordó todo tipo de géneros literarios, no sólo los propios de los bolsilibros, sino también otros tales como el realismo fantástico, el erotismo, la divulgación científica o la entonces incipiente informática.
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venganza siniestra (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todoterreno que, a lo largo de las cuatro décadas durante las cuales estuvo activo, abordó todo tipo de géneros literarios, no sólo los propios de los bolsilibros, sino también otros tales como el realismo fantástico, el erotismo, la divulgación científica o la entonces incipiente informática.
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¡dominación! (libro)
Hacía ya muchos años, ¡cientos de años!, que llegaron los aruras en sus naves blancas y brillantes. Ocuparon los lugares estratégicos, desarmaron y desmovilizaron a los ejércitos y convirtieron en siervos y esclavos a todos los habitantes del planeta llamado Tierra. Kratos era hijo de esclavos y siervo de un gran señor arura, llamado Behadit-ura. Kratos fue educado a la usanza de los aruras y hubiese sido, también, un poderoso señor, de no ser por su condición y su estigma: el círculo estrellado con que los señores marcaban a sus siervos, bajo la piel, con iones indelebles.
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¡pesadillas! (libro)
Los científicos de la Comisión Mixta fueron alojados en pequeños apartamientos prefabricados, con todo lujo de comodidades, instalados en pocas horas. No iban a estar habitados mucho tiempo. Unos días o unas semanas, a lo sumo. Se les dotó de todo lo necesario, incluso ropas, para que no echasen nada a faltar. Se instaló también un comedor colectivo, pero si alguno lo deseaba, podía comer en su apartamiento, que era algo así como la cabaña de un moderno motel.
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¡vacío! (libro)
Un joven astronauta a punto de salir en una misión a Plutón, tiene un sueño en el que ve como la Tierra con sus habitantes mueren por causas desconocidas. En este sueño se encuentra con una deportista de élite. Más tarde la buscará y juntos emprenderán una aventura para salvar la Tierra.
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«spion» al acecho (libro)
Pedro Guirao inició su carrera literaria en los años cuarenta dentro de los géneros policíaco y de aventuras, aunque al igual que muchos de sus colegas, fue un auténtico todoterreno que, a lo largo de las cuatro décadas durante las cuales estuvo activo, abordó todo tipo de géneros literarios, no sólo los propios de los bolsilibros, sino también otros tales como el realismo fantástico, el erotismo, la divulgación científica o la entonces incipiente informática.
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«usmc attack» (libro)
Contra el perfecto engranaje de la sociedad del siglo XXII, cúmulo y compendio de perfección democrática, conseguido después de milenios de luchas fratricidas, se movían ya, sigilosa y secretamente, los tentáculos del inconformismo de una minoría extraña y desconocida, cuyo propósito era derribar el altar elevado a la Ciencia y la Técnica. El hombre había logrado sus máximas aspiraciones: era libre, dentro de la prosaica y paradójica esclavitud tecnológica. Libertad para gozar de su ocio cronometrado. Podía elegir su entretenimiento, dentro del esquema previsto por los tests psíquicos de cada individuo, porque un oficinista que trabajaba veinte horas semanales y cuyo relax, según los analizadores psicológicos, debía obtenerse matemáticamente con el 25 por ciento dedicado al sueño, el 15 por ciento a lectura, el 20 por ciento a la pesca fluvial, el 20 por ciento dedicado a la pintura, el 5 por ciento a los ejercicios gimnásticos y el resto entre campos de fútbol, teatro y televisión, no podía ¡por ningún concepto, distraer este tiempo para dedicarse a la filatelia o a la esgrima!
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