Mallory Sims llega tarde a su primer día de trabajo. Después de derramar su té, descubre que no tiene gasolina en su coche. Si a esto le añadimos que su brazo sigue pegado a su vestido por el jarabe que ha dejado en la consola de su coche, sentirse aturdida parece un eufemismo. Entonces ve a su nuevo jefe. Graham Landry es el epítome del NSFW con su traje a medida, gafas de montura negra y una mirada tan severa que su libido no tiene ninguna posibilidad. Estar nerviosa es sólo el comienzo de sus problemas. La puntualidad de ella es sólo el comienzo de los de él. Con una carta de despido en la mano, ha estado esperando a que su nueva secretaria se presentara para dejarla ir. Entonces, ella se precipita con sus ojos de cierva y sus excusas incoherentes, oliendo a tocino y lavanda. El papel de la terminación cae a un lado mientras ella cae en sus brazos. Esto es un desastre en ciernes. No por la exactitud de él ni por el espíritu libre de ella, sino porque cuando están juntos, las chispas que saltan amenazan con incendiar todo el lugar.