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Literatura de rick solaris
atmósfera de muerte (libro)
Richard Dick Drinkwell estaba eufórico. Acababa de concluir una nueva misión y todo había salido perfectamente. «Esto necesita un brindis», se dijo para sí, y contempló con sat
duelo en planeta rojo (libro)
Hans Dieter bebió lentamente su cerveza, y lanzó un suspiro de satisfacción. Aquel había sido un mes duro para Los Basureros del Espacio. Las misiones para recoger residuos nuc
el astronauta solitario (libro)
La Dungflier se deslizaba en la inmensidad del espacio. El silencio absoluto rodeaba a la enorme mole metálica, que flotaba a la deriva. Dentro de la nave, en la sala de contro
la astronave fantasma (libro)
Las luces halofrénicas del bar La Orbita Perdida, en los arrabales del espacio-puerto de Venus, teñían el ambiente de tonos oníricos y densas nubes de colores planetarios. Un a
los condenados de song-song (libro)
El año 2186 fue bueno para la Confederación Planetaria. El plan de expansión al espacio, iniciado a principios de siglo, había sido completado con un rotundo éxito. La Humanida
rebelión en urano (libro)
La luz roja comenzó a parpadear en el tablero de mandos. —¿Es posible que aquí nada funcione bien? —bramó Richard Dick Drinkwell, comandante de la nave Dungflier. Se volvió hac
ultimátum a la tierra (libro)
No era lunes, pero como si lo fuera. Los Basureros terminaban aquella mañana una temporada de descanso en Planetópolis, y el comandante Dick Drinkwell se había dirigido muy tem
atmósfera de muerte (libro)
Richard Dick Drinkwell estaba eufórico. Acababa de concluir una nueva misión y todo había salido perfectamente. «Esto necesita un brindis», se dijo para sí, y contempló con satisfacción la infinita oscuridad del espacio que se extendía más allá del antiguo visor frontal de la Dungflier. La nave espacial se desplazaba con majestuosidad y el comandante Drinkwell se puso a pensar que si alguien pudiera observarla desde fuera, seguramente se sorprendería al descubrir que el viejo cacharro estrafalario de Los Basureros del Espacio pudiera desplazarse como si flotara en un océano en calma.
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duelo en planeta rojo (libro)
Hans Dieter bebió lentamente su cerveza, y lanzó un suspiro de satisfacción. Aquel había sido un mes duro para Los Basureros del Espacio. Las misiones para recoger residuos nucleares en diversos planetas y satélites, y transportarlos fuera del Sistema Solar, no les habían dado respiro. Ahora disfrutaban de su último día de descanso en Planetópolis. Y, como de costumbre, el comandante Dick Drinkwell había invitado a su tripulación a coger una buena trompa, como despedida de la vieja Tierra. Y ciertamente, Dick estaba ya para el arrastre, recostado sobre el mullido y delicioso pecho de Marisa. Yokio, por su parte, solo había bebido zumo de pomelo, y sus ojillos rasgados vagaban filosóficamente contemplando el espeso ambiente de aquel bar del Barrio Chino de Planetópolis, la inmensa, ajetreada y viciosa capital de la Confederación Planetaria.
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el astronauta solitario (libro)
La Dungflier se deslizaba en la inmensidad del espacio. El silencio absoluto rodeaba a la enorme mole metálica, que flotaba a la deriva. Dentro de la nave, en la sala de control, nuestros amigos se aburrían soberanamente. —¿Hasta cuándo va a durar esto? Llevamos ya dos días a la deriva. Si esto continúa voy a terminar subiéndome por las paredes —dijo Hans. —Ya falta menos —lo tranquilizó Yokio—. He llamado a la espaciogrúa y no puede tardar mucho más. —Debiste calcular mejor el combustible, Yokio —dijo el comandante Drinkwell entrecerrando los ojos enrojecidos.
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la astronave fantasma (libro)
Las luces halofrénicas del bar La Orbita Perdida, en los arrabales del espacio-puerto de Venus, teñían el ambiente de tonos oníricos y densas nubes de colores planetarios. Un ambiente propicio a la diversión desenfrenada o para la melancolía solitaria, según el estado de ánimo de los parroquianos. Nostálgicos o extrovertidos, era difícil que los veteranos astronautas, curtidos pilotos, oscuros tripulantes o rudos mecánicos de vuelo que atestaban el local, no prestaran atención a la exuberante y sensual silueta de Marisa Ricca, que se contoneaba entre las mesas al son de un rollʼn die1, el ritmo de moda en el sistema solar aquel año de 2186.
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los condenados de song-song (libro)
El año 2186 fue bueno para la Confederación Planetaria. El plan de expansión al espacio, iniciado a principios de siglo, había sido completado con un rotundo éxito. La Humanidad había colonizado ya la totalidad de los planetas del sistema solar, y los colonos más antiguos tenían hijos y nietos nacidos en Marte o en Venus, mientras que la estación biológica experimental del lejano Urano cumplía ya su primer decenio de existencia.
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rebelión en urano (libro)
La luz roja comenzó a parpadear en el tablero de mandos. —¿Es posible que aquí nada funcione bien? —bramó Richard Dick Drinkwell, comandante de la nave Dungflier. Se volvió hacia su derecha y halló la gigantesca mole de Gucho, el primitivo mutante que formaba parte de la tripulación, ocupando la anatomosilla del piloto—. ¿Qué haces tú aquí? —Hug... —respondió el mutante, mirando con curiosidad la consola.
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ultimátum a la tierra (libro)
No era lunes, pero como si lo fuera. Los Basureros terminaban aquella mañana una temporada de descanso en Planetópolis, y el comandante Dick Drinkwell se había dirigido muy temprano al Departamento Central de Higiene Nuclear Planetaria, para recibir las órdenes de su próxima misión. Dick podía sentir cierta debilidad por el whisky, pero era muy meticuloso en sus responsabilidades como comandante de la Dungflier. De forma que había pasado directamente del último bar a la oficina de transportes del departamento.
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