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Literatura de roland topor
acostarse con la reina y otras delicias (libro)
Topor es, sobre todo, un transgresor de las convenciones: un provocador. En sus escenarios artísticos —literario, pictórico—, el equívoco y el absurdo juegan, con absoluta libe
el par de senos más bello del mundo (libro)
Un viril muchachote se ve de repente provisto de un par de formidables senos; dos amigas salen de compras en busca de amantes potenciales y pagan en especie; un dentista presta
el quimérico inquilino (libro)
«El quimérico inquilino» es la primera novela de Roland Topor, un relato sórdido e inquietante que Roman Polansky llevó al cine y protagonizó con bastante acierto. Es la histor
los masoquistas (libro)
Las situaciones grotescas representadas en «Les Masochistes» transmiten a la perfección el estilo artístico de Topor y el enfoque hacia el mundo de la época. Infunde la cruda r
acostarse con la reina y otras delicias (libro)
Topor es, sobre todo, un transgresor de las convenciones: un provocador. En sus escenarios artísticos —literario, pictórico—, el equívoco y el absurdo juegan, con absoluta libertad, los papeles centrales. El surrealismo francés y el componente grotesco de raigambre judeopolaca marcan su arte y su biografía. Los cuentos de este libro son de índole diversa (fábula, ciencia ficción, microrrelato, narración histórica…). En todos, el envés de lo cotidiano irrumpe desde las sombras para morder la silueta de la luz. A través del humor negro, lo visceral invade el cuerpo —siempre cortado, punzado, mutilado— y perfora, sin piedad ni concesiones, la comodidad y tranquilidad tanto de sus personajes como del lector para resaltar las hendiduras de una realidad siempre ambigua. «Érase una vez un niño pequeño que, cuando sus padres le preguntaban qué le gustaría ser de mayor, respondía de forma invariable: “Cuando sea grande, me acostaré con la reina”». Pat Andrea redobla la apuesta con ilustraciones habitadas por una osada impudicia que transgrede las buenas costumbres en aras de la mejor: la libertad artística.
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el par de senos más bello del mundo (libro)
Un viril muchachote se ve de repente provisto de un par de formidables senos; dos amigas salen de compras en busca de amantes potenciales y pagan en especie; un dentista presta sus servicios al mismísimo conde Drácula; la Gran Orquesta Gastronómica de París interpreta su famosa «Sinfonía para biscotes, platos en salsa y huesos con tuétano»; el doctor Boum ofrece unas muy eficaces curas de dolor; una pareja decide arreglar sus diferencias en los peores campos de batalla del mundo… En estos cincuenta y dos relatos la desenfrenada imaginación del autor se despliega en toda una pirotecnia de erotismo, fantasía, crueldad y esperpento, para concluir con una enorme carcajada. Roland Topor se revela como un extraordinario narrador en la línea de Gógol, Kubin o Kafka.
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el quimérico inquilino (libro)
«El quimérico inquilino» es la primera novela de Roland Topor, un relato sórdido e inquietante que Roman Polansky llevó al cine y protagonizó con bastante acierto. Es la historia de la progresiva autodestrucción psicológica y física de su protagonista al quedar atrapado en la espiral de la locura y sus terrores. Trelkovsky, un joven parisino correcto y discreto, alquila un apartamento que ha quedado libre en la calle Pyrénées. Poco a poco, las relaciones con los vecinos y su obsesión por la trágica desaparición de la antigua inquilina, le van sumergiendo en una pesadilla llena de extrañas visiones, una grotesca trampa que adquiere las precisas dimensiones de un agobiante apartamento. El final inesperado constituye una obra maestra del «tercer acto», un desenlace en el que el autor sugiere la terrible idea de la historia circular, del eterno retorno del tormento. Sobre «El quimérico inquilino», el prestigioso escritor y guionista John Collier dijo lo siguiente: «Una historia de terror realmente actual, tan estrechamente enrollada sobre sí misma, tan fría, sigilosa y mortal como una serpiente en la cama».
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los masoquistas (libro)
Las situaciones grotescas representadas en «Les Masochistes» transmiten a la perfección el estilo artístico de Topor y el enfoque hacia el mundo de la época. Infunde la cruda realidad de la dictadura nazi (Topor y su familia eran refugiados polacos de origen judío) con humor, que era probablemente el mejor mecanismo de defensa en ese momento. A pesar de haberse realizado en los 60′s, tienen todavía ese grado de actualidad, de frescura y humor que no pierden vigencia y hasta nuestros días resultan ingeniosas, creativas, además de conectar a la gente a través de humor negro el masoquismo, el de cualquier tipo, en cada dibujo se sufre absurda y dolorosamente, dando el previo de lo que será un gran dolor.
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