¿Cuántos pasos hay entre el odio y el amor? ¿Y cuántos entre lo que siempre has detestado y aquello que, de repente, deseas con todas tus ganas? Pocos, en realidad, si te llamas Alexander Reevs, eres el capitán del equipo de fútbol americano del instituto y tu vecina es la señorita Perfeccionista, alias Olivia Williams. Alex es el típico rey del instituto. Sus ojos azules, una mirada cautivadora y una dosis de osadía le han convertido en una estrella, pero detrás de la fachada de quarterback y de robacorazones curtido se esconde otra cosa, algo que nadie conoce. Olivia es su antítesis, lo más lejano a sus fantasías. La mejor amiga de su hermana es demasiado meticulosa e irritante como para aguantarla, siempre está molestando y que sea la novia del running back del equipo supone otro agravante más. Alex Reevs y Olivia Williams son dos planetas que viajan en órbitas distintas, ¿pero qué pasaría si de repente cambiasen las trayectorias y entraran en ruta de colisión?

¿Qué haríais si un terremoto de proporciones apocalípticas se abatiera repentinamente sobre vuestro mundo poniéndolo de cabeza desde sus cimientos? ¿Si todo lo que antes era perfecto se hundiera inevitablemente en el caos? Eso es lo que le sucede a Anthony, consumado playboy y exitoso hombre de negocios, cuando su universo entra en ruta de colisión con dos ojos azules que quitan el aliento. Ojos huidizos y hermosos que mal se adaptan a su prototipo femenino. Eva es una chica de aire tímido y torpe, que no tiene ningún interés en volver a poner en juego su maltrecho corazón. Lo mantiene bajo llave desde hace un año, escapando de cualquiera que intente acercarse a ella. Su isla feliz, sin embargo, será inadvertidamente devastada por un tsunami que tiene la apariencia de un dios, una voz de línea erótica y una mirada que alborota las hormonas femeninas. Entre palpitaciones, mariposas en el estómago y fogosos encuentros, un extraño sentimiento se abrirá paso a codazos en sus vidas. Es loco e ilógico, pero ¿será también lo suficientemente fuerte como para sobrevivir?

—Me juré a mí mismo que nunca me involucraría con ninguna mujer en mi vida. Pero el “nunca” duró solo hasta que la conocí a ella… El viaje de Anthony y Eva comienza desde donde los dejamos, en un avión a más de diez mil kilómetros de casa. Se suponía que para él sería una breve estancia en Roma, un tiempo en el que afianzar una relación que repentinamente se había roto, pero circunstancias imprevistas transformarán ese puñado de semanas en un torbellino de emociones, sucesos e impactantes revelaciones que cambiarán para siempre las vidas de ambos. Anthony se encontrará frente a las cenizas de un incómodo pasado que, impertérrito, continúa volviendo a la superficie. Eva tendrá que hacer cuentas con su corazón y elegir de nuevo. Pero elegir también significa sacrificar algo más. ¿Serán capaces de resistir a todos los golpes que el destino les depara? Este es el epílogo final. El último punto en la parte inferior de una página impresa con sonrisas y lágrimas. Una intensa historia de amor formada por muchas piezas que poco a poco volverán a su lugar.

El tiempo es un gran sanador, puede curar cualquier herida. Es por eso que, después de un tiempo, los recuerdos parecen desvanecerse y doler menos. ¿Qué fue de Alex y Olivia? ¿De la pasión, de su amor tan atormentado? La vida continuó, crecieron y cambiaron sus rutinas pero no sus sentimientos, esos verdaderos quedaron. Olivia tiene veintiséis años, una licenciatura en psicología, una incipiente carrera y un novio que la ama más que a nada en el mundo. Alex, en cambio, se convirtió en socio de un importante estudio de arquitectura. En su vida ya no hay sitio para el amor, la única evasión que se concede es una árida relación basada en el sexo, en la cual los sentimientos no son negociables. Dos vidas muy diferentes que siguen su curso con once estados de por medio, pero luego entra en juego él…el destino, que como un hábil crupier mezclará nuevamente las cartas, de un modo tan impredecible que ninguno de los dos podrá escapar de esa partida, porque, después de todo, nunca es demasiado tarde para volver al juego. “Si un día te dieras cuenta que durante toda tu vida no has hecho más que negar las pruebas, ¿qué harías Lex? ¿Qué harías si realmente fuera demasiado tarde? El destino nos da millones de posibilidades de ser felices, pero si siempre cierras los ojos, amigo mío, tal vez nunca lo seas.”