Cómprame un café
Autores
Literatura de sergio galindo
cuentos (libro)
El siglo XX ofreció más respeto a la novela que al cuento. Sergio Galindo, escritor de novelas aclamadas, no era de la opinión común de la época, y el resultado de su sentir es
el bordo (libro)
El telón de fondo de buena parte de la obra de Sergio Galindo (Xalapa, 1926) fabuloso y húmedo ambiente de las tierras veracruzanas que ascienden hacia el altiplano sobre la ve
los dos ángeles (libro)
En «Los dos Ángeles» (1984) los actos cotidianos se entretejen para destruir las esperanzas de dos personajes puros. «Ángel a secas» es símbolo de aquella España que, a raíz de
otilia rauda (libro)
Dentro de la novelística mexicana actual, de estructuras complejas y giros cuya finalidad es sorprender al lector a cualquier precio, «Otilia Rauda» destaca por su sencillez y
¡oh hermoso mundo! (libro)
El premio de novela «Mariano Azuela» correspondió en 1984 a Sergio Galindo por la alta calidad de su obra narrativa. Se reconoció así, al mismo tiempo, su continua y fructífera
cuentos (libro)
El siglo XX ofreció más respeto a la novela que al cuento. Sergio Galindo, escritor de novelas aclamadas, no era de la opinión común de la época, y el resultado de su sentir es apreciable en este volumen. Desde sus relatos más tempranos, como «Pato», el lector descubre una técnica frecuentemente impecable, que sigue los cánones clásicos del cuento moderno —la «short story»— y al mismo tiempo insinúa su propia negación y, así, la aparición de una voz propia. Más adelante, en relatos como «El esperante», el estilo narrativo propio de Galindo brilla sutilmente. En algunos cuentos el narrador es un niño, si bien el lector puede pensar que los verdaderos protagonistas son los adultos, pues son ellos quienes, con sus decisiones, determinan las alegrías y los pesares de aquéllos, y lo mismo sucede cuando los que narran son ancianos. En otros cuentos es posible identificar cierto elemento fantástico, apenas insinuado por la engañosa apariencia de las cosas. En esta edición, que tiene una introducción de Nedda G. de Anhalt, se incluye un cuento hasta ahora inédito: «La hacienda».
subir
el bordo (libro)
El telón de fondo de buena parte de la obra de Sergio Galindo (Xalapa, 1926) fabuloso y húmedo ambiente de las tierras veracruzanas que ascienden hacia el altiplano sobre la vertiente del Golfo. Región límite en uno u otro sentido, para Galindo constituye una especie de «finis terrae». El Bordo, lugar cercano a Las Vigas, Veracruz, desde cuyas rocas musgosas puede verse en un día despejado, y muy abajo, la tierra caliente, es una «brecha súbita y profunda de la tierra» que «provoca una sensación de irrealidad», algo que no puede expresarse o retenerse en palabras. Y los personajes de «El Bordo» (1960) parecen situados de espaldas contra el abismo, circunstancia que esquivan colocando barreras entre ellos, o entre ellos y la realidad. Para escribir «El Bordo» el autor tomó sus materiales de una realidad que conoce muy bien: la de su Xalapa natal. Se sirve de algunos personajes ajenos al medio: Esther, Hans Meyer, para resaltar la peculiaridad de protagonistas y entorno, pues esta novela es derecho exclusivo de una región, de los estamentos sociales que la forman y, sobre todo, de una familia burguesa. A través de juegos con el tiempo, de monólogos interiores, intercalados con maestría en la narración, llegan a conocerse todas las motivaciones, los resortes interiores que mueven a los miembros de la familia protagonista hacia la incomunicación, la soledad, la autodestrucción. «Técnica impresionista de llevar al lector más allá de la verdad objetiva, que no se detiene en las superficies ni pretende explicar totalmente los fenómenos», así describe María del Carmen Millán el arte narrativo de Galindo.
subir
los dos ángeles (libro)
En «Los dos Ángeles» (1984) los actos cotidianos se entretejen para destruir las esperanzas de dos personajes puros. «Ángel a secas» es símbolo de aquella España que, a raíz del golpe militar de Francisco Franco, se vio sumergida en un letargo en el que la honestidad y la justicia no tenían cabida más que en el exilio. Por su parte, Ángel Ignacio representa un México lleno de curiosidad y pasión por la vida, truncada de golpe por la coacción al movimiento estudiantil del 68. A pesar de sus diferencias en edad y temperamento, ambos resultan singularmente afines en su forma de amar la libertad y la literatura. La concepción narrativa de estos personajes confirma lo dicho por Nedda G. de Anhalt: «Son seres angustiosos, sombríos. Almas indefensas que habitan entre la ilusión y la mentira, en una zona de la vida que resulta inhabitable».
subir
otilia rauda (libro)
Dentro de la novelística mexicana actual, de estructuras complejas y giros cuya finalidad es sorprender al lector a cualquier precio, «Otilia Rauda» destaca por su sencillez y su eficacia narrativa. En ella vuelve a sentirse esa característica de los textos clásicos que consiste en dar una visión del mundo y conmover a través de la historia misma, sin recovecos. Otilia es un personaje único en nuestras letras, Encarna la heroína de personalidad ambivalente (hombruna en sus actitudes y de una sensualidad muy femenina, a la vez) cuya historia es la del amor rabioso, la maledicencia de un pueblo lleno de envidia y mojigatería y Ia decadencia de una dictadura.
subir
¡oh hermoso mundo! (libro)
El premio de novela «Mariano Azuela» correspondió en 1984 a Sergio Galindo por la alta calidad de su obra narrativa. Se reconoció así, al mismo tiempo, su continua y fructífera labor en torno a la cultura cuando ocupó la dirección de la Editorial de la Universidad Veracruzana, la de la revista «La Palabra y el Hombre» y la del Instituto Nacional de Bellas Artes. La destreza en la técnica narrativa de Sergio Galindo destaca en las novelas «Polvos de arroz» (1958), «La justicia de enero» (1959), «El Bordo» (1960), «La comparsa» (1974), «Nudo» (1970), «Los dos ángeles» (1984), y en los relatos de «La máquina vacía» (1961), «¡Oh hermoso mundo!» y «El hombre de los hongos» (1976). Constante en su vocación, Sergio Galindo prepara actualmente otra novela. En «¡Oh hermoso mundo!» (1975), el autor abandona el pródigo entorno veracruzano que le es tan querido para situar a sus personajes en ciudades cosmopolitas: París, Amsterdam, Londres o México. Pero la realidad y la atmósfera creadas en estos relatos son a tal grado indefinibles y misteriosas que las líneas geográficas se desdibujan; lo que permanece, gracias a la multiplicidad de puntos de vista narrativos, es la intimidad de la conciencia de los personajes en un ambiente irreal. Con singular maestría, Galindo juega con el presente, el pasado y el futuro y en la ambigüedad del momento creado, unida al delirio, la somnolencia o el deseo de los protagonistas, hace participar al lector de la enajenación del hombre moderno, de sus frustraciones y de su soledad; pero también de su busca infatigable de felicidad a través de la amistad o del amor.
subir