Ashley Thompson había logrado cumplir todos y cada uno de sus propósitos. Tenía la vida casi resuelta y completa. Era una mujer fuerte e independiente, pero algo terminaba por escaparse de sus manos. -Matrimonio -Hijos Dos cosas que debían ser la cereza del pastel en su vida, y que hasta ese momento no había logrado cumplir, porque cada hombre que se cruzaba en su camino salía huyendo al escuchar la palabra hijos y matrimonio. El matrimonio era algo dispensable, pero un hijo no, por eso, una inseminación le ayudaría a cumplir con su más grande sueño. O eso creía hasta que la llegada de Scoot Davies hizo tambalear su mundo y cuestionar su decisión, pues él era el hombre que hubiese querido como esposo y padre de su hijo.

Melinda Pratt solía ser una mujer decidida y arriesgada, y alguien a quien poco le importaba cuando otros hablaban de ella por su comportamiento. Incluso cuando sus compañeras comenzaron a decir que ella se acostaba con el nuevo jefe temporal de la compañía, lo tomó con gracia. Nada podía estar más lejos de la verdad, principalmente porque ella estaba pérdida e irremediablemente enamorada de otro hombre. Pero lo que no imaginaba era que estos rumores amenazarían con destruir todo lo que tenía.