Verrons, un explorador estelar, ha contraido una peligrosa enfermedad y es enviado a Selmarri, un planeta de cuarentena. Pero Verrons no es de los que se quedan quietos en una deprimente colonia de moribundos. Junto con Wells, un humano del planeta helado Talberon, y Tiehl, un extraterrestre con forma de pájaro, emprende un viaje a través de las tierras salvajes del planeta en el que no habitan —se supone— formas superiores de vida. Sin embargo, no muy lejos de la colonia de aislamiento, se esconde una enorme ciudad abandonada, donde aún funcionan unos extraños artefactos, y en la que sobreviven unos humanoides degenerados y los restos de la raza que la erigió. Paralelamente, una joven nativa del planeta siente que en su interior se desarrolla una pulsión que le empuja hacia la ciudad abandonada. Todos ellos, unas veces en colaboración y otras en abierto enfrentamiento, tratan de desentrañar los secretos de la ciudad, en la que intuyen que se encuentran las respuestas a preguntas fundamentales.

La reina Amelyor suele pasar largos ratos ensimismada contemplando las aguas. Sus pensamientos vuelan más allá, mucho más allá del acantilado de roca en el que se yergue su estrado, al borde del inmenso océano. Ella es la única que posee el don de tocar la caracola, el instrumento mediante el cual puede convocar a los mamíferos marinos para que guíen a los pescadores y los devuelvan a puerto sanos y salvos. Pero, ahora, ese don se está desvaneciendo y la substituta de Amelyor, su hija Nandyris, muere ahogada. Keiris, el hijo varón de la reina, quiere intentar tocar la caracola pero, en el país de Neth, ésa es una tarea encomendada solamente a las mujeres. Además, Keiris tiene otra misión trascendental que cumplir: ir en busca de su padre, quien desapareció misteriosamente, llevándose consigo a la hermana gemela del muchacho el mismo día de su nacimiento. Tal vez ella tenga el don de comunicarse con los seres del océano. Keiris emprende un largo viaje. Siguiendo los embrujadores acordes de una antigua canción, llega hasta unas islas perdidas, pobladas por extrañas criaturas acuáticas, se pone en contacto con las enigmáticas tribus de las Mareas, descubre el misterio de su herencia y un nuevo destino que lo llama con insistencia desde las profundidades del mar. «Hijos de las mareas» es un magnífico texto de narrativa fantástica, de imaginación y poesía desbordantes, que discurre en el fascinante mundo marino, el cual, una vez más, pone de manifiesto su fuerte poder de atracción.