la paz peligra en turquia (libro)
El yate de míster Carmody, de cuarenta metros de eslora, navegaba majestuoso por las aguas del mar Negro. De vuelta ya de la isla de las Serpientes, frente a las costas de Rusia, la travesía tocaba a su fin. Tan solo dos días para terminar el maravilloso crucero que el multimillonario editor americano había ofrecido a sus invitados. Durante un mes y medio inolvidable habían recorrido medio mundo. De vuelta a Estambul, cada uno continuaría por su cuenta. El recién bautizado yate, que había hecho las delicias de los nueve afortunados que en él viajaban, estaba dotado de todas las comodidades y adelantos que se pueden desear. Piscina, sauna, orquesta propia, cine, sala de juego, billar y una pequeña pista de patinaje, eran algunas de las distracciones que Marilyn y sus amigos habían utilizado durante aquellos casi dos meses maravillosos.